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El campo andaluz está envejecido: nueve agricultores de cada 10 son mayores de 40 años

Recolección de cereal

Ana Sola

El campo está “tremendamente envejecido”. No se trata de una frase hecha sino de un problema real que se traduce en más de 82.000 andaluces con más de 65 años que deberían pensar en la jubilación, y que siguen estando al frente de sus explotaciones agrarias. Representan el 35% del total, frente a menos de un 10% (9,4%) de los menores de 40 años.

Se podría describir como una cuestión “iceberg”, que esconde muchos más problemas de fondo de los que a simple vista se perciben. Una de las principales trabas para el relevo generacional se encuentra en el difícil acceso a la tierra. “Está cara y acceder a arrendamientos no es fácil”, así lo pone de manifiesto Juan Luis Ávila, secretario general de COAG-Jaén, que insiste en que hay que buscar fórmulas para que esas personas de 65 años cedan sus tierras.

Antes, dentro de la Política Agraria Común (PAC), se incluían ayudas para el cese anticipado agrario para personas entre 55 y 65 años, que cediesen sus explotaciones a favor de menores de 50. Pero con la nueva reforma ni siquiera se contemplan; han desaparecido.

Se da la paradoja de que gran parte de esos propietarios agrícolas llegan al final de su vida con pensiones de 600 euros y se ven abocados a llevar las tierras para complementar ingresos. O aquellos que para no perder parte de su pensión ponen la tierra a nombre de los hijos, aunque sólo de forma administrativa, y siguen estando al frente de las explotaciones. Este hecho tiene consecuencias que van más allá. La edad de sus propietarios, con una mentalidad en su gran mayoría más conservadora en las inversiones, conlleva recelos a la innovación, a las mejoras y la modernización de las instalaciones.

Una tierra cara y de difícil acceso

Acceder a la tierra no es tarea fácil, ni barata. Sólo se puede hacer a través de la compra, el arrendamiento o por herencia o donación. Además, si se quiere tener derecho a ayudas se exige un mínimo de trabajo efectuado medido en UTA (Unidad de Trabajo Agrario) por una persona dedicada a tiempo completo durante un año de actividad agraria.

En el caso del olivar, el sistema agrario más extenso de Andalucía que ocupa el 25% de la Superficie Agraria Útil (SAU) y el 42% de las explotaciones, una UTA en secano de sierra es de 17 hectáreas. Si el precio de media de una hectárea en 2014 (según la Encuesta de Precios de la Tierra publicada recientemente por el Ministerio de Agricultura) era de 18.487 euros, la inversión mínima de media sería de unos 314.279 euros.

Si hablamos de arrendamientos, el canon anual (pago que realiza el agricultor a un propietario por el uso de parte de sus tierras) en 2014 era 287,6 euros de media la hectárea, unos  4.889 euros, si son 17 hectáreas. Altos precios, contando siempre que se pueda acceder a esas tierras.

La tercera vía sería a través de la herencia. Aquí el principal obstáculo, además de tener alguien de quien heredar, es el impuesto de sucesiones, que para un terreno de media con las condiciones antes requeridas sería de un 12 por ciento aproximadamente.  Como consecuencia, se está produciendo un “alarmante nivel de renuncias a herencias”, según explica el técnico de Asaja, Sebastián Gasco. De hecho, según las estadísticas del Consejo General del Notariado, durante los tres primeros trimestres de 2015 se produjeron en Andalucía un total de 4.995 renuncias de herencias en general, frente a las 1.780 renuncias durante el mismo periodo de 2011.

Lo mismo ocurriría en el sector ganadero, donde los animales no son baratos. Para contar con una UTA  en vacuno se necesitan 50 cabezas de vacas reproductoras, 70 cabezas si son de carne y en caprino 300 cabezas.

Ayudas para la primera instalación de los jóvenes

Aún así, la demanda de jóvenes andaluces que quieren convertirse en empresarios agrarios es alta. En la última convocatoria de ayudas para la primera instalación de jóvenes agricultores realizada en junio de 2015 se presentaron un total de 2.858 peticiones, más de mil de la provincia de Jaén. Aunque, sólo 1.564 cumplían los requisitos de acuerdo con los controles administrativos reglamentarios, según explicaba la consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Carmen Ortíz el 19 de enero. 

Estas ayudas, incluidas en el Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020 y cofinanciadas al 90% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, se dirigen a agricultores de entre 18 y 41 años de edad en el momento de la solicitud.

En un primer momento, contaban con un presupuesto de 20 millones de euros, lo que apenas hubiera dado para unos 300 expedientes, pero las protestas de las organizaciones agrarias consiguieron arrancar un compromiso de ampliación presupuestario que se ha materializado en un montante de 90 millones de euros, lo que permitirá atender casi 1.600 solicitudes, con un importe medio de 60.000 euros por ayuda, cubriendo más de la mitad del objetivo previsto para todo el periodo 2014-2020, durante el que se pretende incentivar a 2.584 jóvenes.

Entre los solicitantes hay una gran mayoría de hombres, el 73%. De las peticiones, un 68,49% son para instalarse en el sector agrícola y un 31,51% en el ganadero. El 55% de las ayudas previstas corresponde a cultivos intensivos de invernadero, principalmente en la provincia de Almería; olivar, mayoritariamente en Jaén, y cultivos permanentes, sobre todo en Córdoba.

Por provincias, Jaén es la que cuenta con más número de solicitudes admitidas en la primera fase (297). Le siguen Almería (252), Granada (237), Córdoba (210), Sevilla (202), Huelva (174), Málaga (112) y Cádiz (80).

El problema de estas ayudas, según las organizaciones agrarias, es que se convocan cada cierto tiempo, las anteriores fueron en 2011 y 2013 y las resoluciones se demoran. De hecho, todavía no se ha publicado la propuesta provisional de resolución de los expedientes de 2015 y después se tendrá que abrir un periodo de alegaciones. Desde Asaja piden que estas ayudas se publiquen todos los años por norma, en un calendario fijo y detallado convenientemente.

Las líneas de ayudas de la PAC son complejas de gestionar

Los jóvenes agricultores pueden recibir además en el marco de la PAC derechos de la Reserva Nacional, y el Pago para Jóvenes Agricultores, que se concede por un máximo de 5 años a partir del año de la instalación. Es un pago complementario a la ayuda recibida a través de los derechos de pago básico.

Para ello, hay que tener en cuenta que uno de los requisitos para acceder a esas ayudas de la PAC para jóvenes agricultores es contar con un expediente favorable de concesión de la ayuda de primera instalación en el ámbito de un Programa de Desarrollo Rural. Esas ayudas que la Junta convocó en verano de 2015 y para las que todavía no hay una respuesta definitiva, por lo que los jóvenes no pudieron solicitar las ayudas de la PAC el pasado año.

Por tanto ayudas las hay, “el problema es que todas esas líneas son complejas de gestionar, no se dan facilidades y cuesta la propia vida que salgan”.

No hay subvenciones fueras de las establecidas en la PAC, ya que hay que tener en cuenta que la política agrícola es uno de los ámbitos en los que los países de la UE aceptaron centralizar plenamente sus competencias, además de la financiación pública necesaria. Por lo tanto, las decisiones y las ayudas no están en manos de cada país, sino que son responsabilidad de la UE en su conjunto.

Una sociedad en la que se habla mucho y se hace poco

Para la consejera de Agricultura el relevo generacional no es sólo la jubilación de las personas mayores sino un impulso a la modernización de las explotaciones y a la innovación en el campo. Además, insiste en la capacidad de generar empleo de los jóvenes, tomando los datos del Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores, que señalan que por cada joven que se incorpora a la agricultura se generan 8 puestos de trabajos indirectos.

El problema es el cómo. Juan Luis Ávila se queja de falta de sensibilidad política. Considera que en la sociedad se habla mucho y se hace poco. “Todos hablan, principalmente en política, del relevo generacional y nadie lo ha aplicado. Ni los viejos ni los nuevos hablan del campo y cuando a nivel político llega lo que realmente está sucediendo se echan las manos a la cabeza”.

Las dificultades para un relevo generacional real generan mucha preocupación, ya que además “hay tierras y situaciones en determinadas zonas” que pueden llegar a ser abandonadas, porque el sector agrario, de bajos rendimientos y beneficios a largo plazo que nunca están asegurados, se enfrenta además a una alta fiscalidad y un aumento de los costes de producción.

Entre las propuestas concretas, Sebastián Gasco, apuesta, además de por un calendario más ágil de ayudas, que se actualicen los cálculos para la UTA, que haya ayudas en los cultivos en función de la pendiente del terreno o la supresión del impuesto de sucesiones para transmisión de explotaciones.

En un momento en el que cada vez más aumenta el número de países que buscan escenarios para asegurarse sus producciones y tener soberanía agroalimentaria para abastecer a la población, parece que para la UE esto no es una prioridad, según algunas organizaciones agrarias. Además, consideran que Andalucía, tercera región de la UE con mayor número de habitantes, no puede estar mirando lo que hacen otras comunidades sino ser referente.

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