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Equo exigirá a Europa que paralice el almacén de gas de Doñana

Tuberías para el nuevo gasoducto de Doñana / Alejandro Ávila

Alejandro Ávila

Una montaña de tuberías se alza ya a las puertas de Doñana. Gas Natural ha pisado el acelerador para que el nuevo gasoducto y el almacén de gas sean una realidad cuanto antes. En Marismas Occidental, uno de los dos proyectos gasísticos en el entorno de Doñana aprobado en marzo por el gobierno en funciones, la actividad es frenética.

Hechas las expropiaciones necesarias, los cultivos se han retirado unos metros para dejar paso a terrenos baldíos. Al otro lado de la carretera, una cicatriz en forma de zanja marca el lugar por el que transcurrirá el nuevo gasoducto. Cuando se agote el gas, el frágil subsuelo de Doñana se rellenará de nuevo y servirá de depósito industrial de gas. Las protestas de los ecologistas y de partidos como Equo no han sido suficiente para parar este proyecto, que, según denuncian, pone en grave peligro el espacio protegido de Doñana. Después de que la Junta de Andalucía y el Gobierno central dieran su autorización al proyecto, las esperanzas para frenarlo están puestas en Europa.

Juantxo López de Uralde, diputado nacional de Equo, ha afirmado sobre el terreno que “estamos valorando cuáles son las posibilidades de poner una denuncia a nivel europeo. Son muchos los fondos europeos que se han dedicado a la conservación de Doñana. Europa es competente y debe tomar medidas”, por lo que están analizando presentar una queja “en la Comisión de Peticiones (del Parlamento Europeo) y que España tenga que responder”.

La preocupación es doble: que España siga contribuyendo al cambio climático con su consumo de energías fósiles y que cualquier incidente ponga en riesgo la conservación de un espacio protegido, donde conviven especies protegidas como el lince o el águila imperial y es un punto neurálgico del planeta para las aves que migran entre África y Europa.

Carmen Molina, parlamentaria en Andalucía de EQUO, ha subrayado que los principales riesgos son “las afectaciones al acuífero de Doñana” por contaminación químicas, mientras que Uralde ha apuntado a los seísmos provocados por la inyección de gas, tal y como ocurrió con el proyecto Castor de Castellón. “El riesgo sísmico no ha sido evaluado. El espacio natural más valioso de la Península Ibérica no puede convertirse en una instalación industrial”, ha recalcado.

Gas Natural sostiene que “los yacimientos como el de Marismas son los almacenes más seguros que existen, ya que han contenido el hidrocarburo, gas en este caso, durante millones de años. En el caso de Marismas, cuenta con un sello geológico formado por arcillas y margas de más de 700 metros de espesor, lo que garantiza su estanqueidad”.

Equo rebate dicha posición asegurando que “cuando se produce la extracción de gas, se queda un espacio vacío que puede provocar movimientos de tierra que generen grietas y facturas. La situación geológica no es la misma y se pueden producir escapes”.

La parlamentaria andaluza cree que la Junta “debería tomar cartas en el asunto y paralizar el proyecto dentro de sus competencias, ya que el gobierno está actuando de manera ilícita”, en referencia a la división en cuatro partes que hizo Gas Natural para soslayar la autorización conjunta del proyecto. Dos de ellos se rechazaron por desarrollarse directamente en espacio protegido.

La protesta ante las instituciones europeas, a las que ya ha acudido Izquierda Unida hasta en tres ocasiones, se une a otras medidas, como la recogida de firmas o varias iniciativas parlamentarias junto a sus socios de Podemos e IU en el Congreso de los Diputados.

Lista negra de la Unesco

La visita a las instalaciones de gas de Equo han coincido este miércoles con la campaña mundial de WWF para defender “uno de los espacios naturales más emblemáticos” y más amenazados del planeta junto al Arrecife de Belice y la Reserva de Selous (Tanzania). La organización ecologista ha recordado que antes del 1 de diciembre, España debe informar a la Unesco “explicando qué medidas ha tomado para evitar que Doñana sea declarada en peligro”, ya que se trata de patrimonio de la humanidad.

A la amenaza del almacén de gas, la ONG verde suma otros riesgos que acechan el espacio protegido: la sobreexplotación del acuífero por parte de la agricultura intensiva e ilegal (la Comisión Europea está a punto de sancionar a España por la desecación de lagunas y pérdida de biodiversidad), el dragado del Guadalquivir o los proyectos mineros a las puertas de Doñana.

Una “chapuza” de evaluación ambiental

En declaraciones a eldiario.es Andalucía, Juan Carlos del Olmo, director de WWF España, ha asegurado que “todas las amenazas son importantes. La sinergia de las cuatro puede tener un efecto muy grave para Doñana y todas tienen un común denominador: el agua. Todas ponen en riesgo el agua, que es el cáncer de Doñana, porque está contaminada o sobreexplotada. Como hemos visto en Daimiel, si no se aborda, será demasiado tarde. Doñana sin su acuífero no es absolutamente nada”.

La organización ecologista también ha acudido a las autoridades europeas, en este caso a la Comisión Europea, “por la defectuosa aplicación de la normativa ambiental, ya que se ha troceado el proyecto para ocultar el impacto del conjunto. La evaluación ha sido una chapuza”, concluye.

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