¿Quién es Juan Martín Serón? El ocaso del alcalde que llamó a la revolución
Juan Martín Serón (1958) se presentó a España con una frase al aire de esas que buscan hacer equipo: “¡No vienen a por mí, vienen a por el PP!”. El alcalde Alhaurín el Grande (Málaga) lanzó su soflama mientras era conducido a un coche de la policía la tarde de su detención (18 de enero de 2007), acusado en el llamado 'Caso Troya' de prevaricación y cohecho pasivo, entre otros delitos. Seis años después, ratificada por el Tribunal Supremo la condena que le impuso la Audiencia Provincial, ha dicho lo siguiente: “No sabía que en España se podía condenar sin pruebas o con pruebas montadas artificialmente”. Martín mantiene su tesis y parece seguir teniendo quién le apoye: en las últimas elecciones municipales obtuvo más del 57% de los votos válidos.
Aquel día de 2007, Martín Serón llegó a la cumbre de su carrera política y al siguiente paso se despeñó. Horas antes de su detención había compartido mesa y mantel en Marbella con Mariano Rajoy, entonces secretario general del PP, Javier Arenas, expresidente del partido en Andalucía, y Francisco de la Torre, alcalde de Málaga. Pero a Martín se le complicó la digestión y acabó pasando la noche detenido, acusado de una ristra de delitos urbanísticos de la que, al final, ha quedado probado uno: el de cohecho pasivo. Martín Serón y su concejal de urbanismo, Gregorio Guerra, exigieron un pago de 122.000 euros a un constructor como contrapartida para dar una licencia de obras. Fue el principio del fin del alcalde más combativo contra el zapaterismo, aquel modelo político liderado por “ese tío” que promovía “la destrucción de España y la falta de libertades”, según afirmó Martín después de su detención. Llegó, incluso, a llamar a la “revolución” y a pedir la expulsión de España del entonces presidente del Gobierno.
Martín Serón es economista de formación, y lleva desde 1995 formando parte del consistorio de Alhaurín el Grande, un municipio con algo más de 20.000 habitantes, a unos 30 kilómetros de Málaga. Estos 18 años los ha pasado en el PP, con una interrupción de apenas un año: en 1999 abandonó la formación para formar el Centro Alhaurino Democrático. Obtuvo tres concejales en las elecciones municipales de aquel año, formó gobierno con el PSOE y el 16 de julio de 2000 presentó una moción de censura conjuntamente con el PP. Martín Serón llegó al Pleno siendo concejal de Hacienda y salió con el bastón de mando tan agarrado que no lo soltará hasta la semana que viene, cuando empiece a hacerse efectiva la condena. En este tiempo, y de vuelta al PP, ganó en 2003, 2007 y 2011. Siempre con mayoría absoluta y con más del 55% de los votos emitidos a su favor.
Esa ha sido la partida de Martín Serón desde aquel furibundo pataleo: aglutinar a sus votantes y provocar adhesiones sobre la base de una supuesta persecución iniciada durante el apogeo del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. No fue el único que dijo aquello entre los acusados por corrupción en el Partido Popular, pero sí quien lo dijo más alto y más claro: “Se puede ir contra un alcalde; se puede ir contra un concejal; se puede ir contra un partido; pero contra un pueblo no se puede ir. La república bananera que Zapatero quiere instaurar… Eso es lo que está consiguiendo: la república bananera de Zapatero. Las personas honradas en la cárcel, y la ETA en la calle. ¡Ese es el tema!”.
El alcalde se sintió una especie de mártir (“tras mi detención, tiene que haber miles de alcaldes preocupados en toda España”, declaró a El País), y se revolvió contra las instituciones que él consideraba dominadas por el PSOE. “Tengan cuidado con la Policía, la Fiscalía y el PSOE”, llegó a decir. Si la finalidad era sentir el calor de sus conciudadanos, Martín Serón puede darse por satisfecho; si se trataba de desenmascarar una conspiración, solo consiguió aumentar la lista de enemigos, porque desaparecido Rodríguez Zapatero, la Audiencia Provincial le condenó y ahora es el Tribunal Supremo quien ratifica aquella condena. Al Alto Tribunal lo ha acusado este miércoles de tardar “cuatro meses en dilucidar la sentencia, cuando esta se lee en un rato”, antes de cargar contra Cándido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado en el momento de su detención y presidente de la sala del Tribunal Supremo que ha dictado la sentencia.
Martín Serón se marcha cuando ya no le queda más remedio y no sabe si para siempre. “No sé lo que haré en un año, pero tengo derecho a volver desde el punto de vista legal y moral”, ha explicado en su despedida. El Supremo ha confirmado la condena de suspensión de empleo o cargo público por un año y a 200.000 euros de multa por un delito de cohecho, pero su defensa estudia recurrir al Tribunal Constitucional por una supuesta vulneración de sus derechos fundamentales. Del PP se dará de baja, según ha anunciado.
En junio de 2007, con el caso en plena fase de instrucción, Celia Villalobos apoyó al alcalde en su propio feudo y acusó a la Fiscalía de persecución política. En 2012, con la sentencia condenatoria de la Audiencia Provincial aún caliente, Javier Arenas pidió “abrir un debate franco y sereno sobre la presunción de inocencia”. Martín Serón ha aclarado que no dimite, y ayer mismo Elías Bendodo, presidente del PP en Málaga, aclaró que el partido tomaría una decisión “en los próximos días”.
“Hemos podido meter la pata, nos habremos equivocado, pero la mano nunca la hemos metido. Nos han detenido, nos han registrado y no han encontrado absolutamente nada. Otra cosa es que a lo que hayan encontrado le quieran dar otra interpretación”, relató en su día el alcalde. “Este tipo de justicia no es justicia, es un auténtico desastre, un edificio en ruinas”, ha soltado antes de concluir: “Decidme si esto no tiene mucho que ver con la Inquisición”.