Trabajadores de la escuela de hostelería de La Fonda se encierran por el impago de nueve nóminas
En la escuela de hostelería de La Fonda, en Benalmádena (Málaga), ya no se puede llamar por teléfono ni hay conexión a Internet. Han cortado la línea por impago, así que los trabajadores se llevan la documentación en un disco extraíble y desde su casa se la envían a la Junta de Andalucía, de la que dependen.
Desde octubre del año pasado la Consejería de Educación les exige esos documentos, justificantes de subvenciones pasadas, para empezar el curso y pagarles sus nóminas, pero los doce trabajadores de la escuela llevan desde junio sin cobrar y dar clases. La Junta de Andalucía les adeuda nueve nóminas, suficiente para quebrar cualquier economía familiar.
Ellos, que tienen hipotecas e hijos y superan en muchos casos los cuarenta, han pedido dinero a amigos, a los padres, a familiares. “Llega un momento que te da vergüenza pedir”, explica Carmen Sánchez, la delegada sindical que hace de enlace con la administración. Les prometieron una solución antes del 15 de febrero, pero las promesas incumplidas producen desconfiados, así que piden un compromiso por escrito, y entre tanto, diez de ellos se han encerrado en la escuela.
En la secretaría hay dos colchones inflables individuales, apoyados discretamente sobre una pared. También varias maletas recogidas. Menos las ojeras, no hay más rastro de que en este cuarto hayan pasado la noche tres personas. El aspecto del lugar sigue siendo el de una secretaría de un centro docente, pero sin alumnos. Así lleva siendo desde que terminó el pasado curso. Los profesores acuden al trabajo, pero aquí nadie tiene nada que hacer, salvo los administrativos, que deben preparar la documentación que solicita la delegación de Educación. Así que a veces han formado cadenas con los propios profesores de cocina para agilizar el trabajo de fotocopiar y enviar papeles, su único cometido. Se sienten infrautilizados “con dinero público”, resalta Carlos Quirós, uno de los profesores. “Cuando lo que queremos es trabajar”, remacha Carmen Sánchez
El curso debería haber empezado en octubre, pero la Junta de Andalucía pidió a todas las escuelas consorcio la justificación de subvenciones pasadas, que habían sido criticadas en un informe de la Cámara de Cuentas de 2013. Mientras no se justifiquen, no se abonarán nuevos pagos. Como en otros consorcios, los trabajadores sienten que cargan el peso de los errores de otros. “Estamos pagando la falta de profesionalidad de los cargos de responsabilidad que había entonces. Yo no he justificado mal. Había alguien encargado de justificar. ¿Por qué no les piden explicaciones a ellos?”, se pregunta Sánchez, que también se responde: “Porque es más fácil cargar contra los trabajadores”.
El gobierno autonómico anunció, además, el cambio de modelo de gestión de las escuelas consorcio y su aplicación desde el 7 de enero. Llegado diciembre, la Junta de Andalucía justificó en diciembre el retraso en la reapertura de la Fonda porque el ayuntamiento de Benalmádena, la otra parte integrante del consorcio que debía disolverse, tardaba en hacerlo. Pero la disolución se aprobó en Pleno de 2 de enero, y desde entonces, nada se ha avanzado. “Ha pasado un mes: si alguien tiene interés en esto, debería concretar una fecha”, razona Carmen Sánchez.
“Parece que improvisan. A estas alturas alguien debería saber cuándo se va a pagar, y si los alumnos van a empezar en tal fecha o no van a empezar”, lamenta la delegada. El 13 de enero remitieron la última remesa de documentación, según ellos, sin respuesta. Lo enviado hasta ahora no ha sido suficiente, aunque los trabajadores explican que les hacen remitir la misma información bajo diferentes formas.
El miércoles se plantaron en la Delegación Provincial de Educación a protestar. Les hicieron subir a un despacho, y allí les prometieron una solución “antes del 15 de febrero”. Nada por escrito, así que no se fían. Se quejan de una ristra de retrasos y excusas. Cuando comprobaron que tampoco cobrarían la nómina de este mes decidieron encerrarse. Acumulan nueve nóminas sin cobrar, pero los trabajadores de la escuela del mármol de Almería acaban de comunicar un nuevo récord entre las escuelas consorcio de la Junta de Andalucía: 14 nóminas.
En La Fonda hay 56 alumnos inscritos, muchos en segundo curso, a medias de su formación. Dos de ellos retiraron la matrícula este lunes. La Fonda (21 años desde su apertura) es una especie de “hermana pequeña” de La Cónsula y no recibe la atención de la escuela malagueña. “Nos dijeron que tuviéramos paciencia, pero esto merma mucho…”, lamenta Mercedes Robles, una trabajadora. No saben qué más hacer y se quejan de que solo recibieron la visita de los mandos del ayuntamiento, gobernado por el PP, cuando colgaron una pancarta criticando al PSOE. “No sé cuál es la sensibilidad de los políticos. Somos personas… ¿Solo les interesa el voto?”.