Aaron Becker: “Vivir con tu familia en diferentes lugares cambia la forma en que creas historias”
Aaron Becker es una celebridad dentro del mundo de la ilustración y la animación en EEUU, aunque en España sólo unos pocos le ponen cara. Ha vivido en cuatro continentes a lo largo de su vida y sus libros de ilustraciones infantiles, multipremiados en su país, han llegado igual de lejos. Hace un año decidió mudarse a Andalucía con su familia para mejorar su español y terminar su trilogía Journey, cuya primera entrega editada en España se titula Imagina.
Este ilustrador, que con la primera entrega de Journey ganó el Premio al Mejor Libro Ilustrado Infantil por el New York Times Book Review, se ha especializado en libros de ilustraciones sin palabras tras años como animador en los que trabajó en producciones como Polar Express, Cars o Beowulf. La promoción de Quest, la segunda entrega de su trilogía, fue una foto del presidente Obama comprando el libroQuest. En España está finalizando la tercera parte. “En esta obra no me va a influir mi viaje, porque ya estaba planificada. Pero me doy cuenta de que en las próximas no queda más remedio que tengan que ver con Andalucía. No vine a que me influyera, pero es inevitable”.
Aunque lo que más va a cambiar su forma de trabajar es “viajar con mi familia. Pasas mucho más tiempo con los niños, y mi hija pequeña pide todo el tiempo que le cuente historias”. La idea que se transmite en Journey, que en España se titula Imagina, es la de la aventura de viajar y arriesgarse a conocer nuevas culturas.JourneyImagina En Imagina, la protagonista, una niña que huye de su aburrida vida cotidiana dibujando puertas con un lápiz rojo, saluda con prudencia a los primeros amigos que hace. “Es la vida del viajero: quieres conocer gente nueva y diferente, pero te da un poco de miedo”.
Becker y su familia se mudaron a nuestro país para aprender español. “Queríamos vivir en Europa y que nuestra hija de cuatro años aprendiese español, y realmente el mejor país de Europa para aprender español es España”, explica, riéndose de su propia broma. Los tres primeros meses los pasaron en Málaga, hasta que decidieron mudarse a Granada al conocer experiencias de otros padres extranjeros que habían matriculado a sus hijos en el conocido Colegio Público Gómez Moreno del barrio del Albaicín, donde ahora tienen su residencia.
“Para mi trabajo da igual dónde viva, aunque al llegar a Granada decidí buscar una oficina, para no estar todo el día metido en casa. Era la única forma de aprender español”. En este caso, el 'coworking' está en el barrio de La Magdalena, pleno centro de Granada, donde el ilustrador estadounidense trabaja prácticamente con un pie en la calle, gracias a las cristaleras del local. Allí, entre otras cosas, ha encontrado vecinos de mesa especializados en las artes visuales, como Antonio, de Motion Look Media, que ha realizado varios vídeos en los que ilustra su proceso de trabajo.
Becker ha vivido a lo largo de su vida en cuatro continentes, y dentro de su país, aunque nacido en Baltimore, en la costa Este, ha desarrollado la mayor parte de su carrera como animador en California, en el otro extremo. Lo que no esperaba es que sus obras siguiesen el mismo camino. “Supongo que son fáciles de entender, porque como son ilustraciones sin palabras, el dibujo lo explica todo. Pero no pensaba en que las pudiese comprender cualquier cultura, salió sin querer. Ahora mismo estoy muy contento porque se leen igual en Corea del Sur que en Alemania, pero no era algo que yo buscase”.
Lo que sí niega es la relación con la animación: “se parece a los storyboards, pero en lenguaje cinematográfico puedes hacer otras cosas, cambiar a un personaje de sitio, transiciones más bruscas. En cada ilustración, yo tengo que introducir tres elementos para que sea claro el movimiento de los personajes: pasado, presente y futuro. De donde sale, que está haciendo y a dónde va. Tiene más que ver con el cómic”.
El proceso de cada libro le lleva un año y medio. Normalmente, dibuja primero en el ordenador hasta conseguir un diseño concreto, y luego se “copia” a sí mismo a plumilla y acuarela, a escala 1x1 a como se verá publicado. “La parte de la copia es la más fácil, pueden ser dos días, pero la preparación me lleva más”. Becker es uno de esos pocos profesionales que se puede permitir tomarse su tiempo, así que no se pone fecha para marcharse de Andalucía. “Mi hija todavía no habla español perfectamente... ni yo tampoco”, bromea.