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ENTREVISTA Catedrático emérito de Antropología e historiador

Isidoro Moreno, antropólogo: “El PP tiene un pecado original con el andalucismo que ahora trata de borrar”

Moreno rubricó el Pacto de Antequera como líder del Partido del Trabajo de Andalucía.

Antonio Morente

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En un momento en el que, menos Vox, todas las formaciones políticas andaluzas (incluido el PP) pugnan por ver cuál es más andalucista y en el que antiguos líderes del desaparecido Partido Andalucista piden una reescritura del proceso autonomista para contar la que consideran la verdadera historia, la voz de Isidoro Moreno, catedrático emérito de Antropología de la Universidad de Sevilla, sirve para poner contexto en una época que vivió desde la docencia, la militancia antifranquista y el activismo político. Como secretario general del Partido del Trabajo de Andalucía (PTA), firmó en 1978 el Pacto de Antequera por la autonomía andaluza, y su formación (que derivó a Pueblo Andaluz Unido-PTA y se definía como andaluza, revolucionaria y nacionalista de izquierdas) fue una de las que llamó a lo que resultó ser la masiva movilización del 4 de diciembre de 1977. Para el Estatuto de Autonomía de 1981, su partido abogó por el 'no' por lo descafeinado del texto, “arriesgándonos a que nos acusaran de pedir lo mismo que la ultraderecha”. Fundador de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, patrono de la Fundación Blas Infante e integrante de la plataforma Andalucía Viva, lleva meses paseando su libro Por Andalucía y los derechos, una recopilación de sus textos recogidos por la prensa andaluza durante el último medio siglo. “Son artículos publicados en su momento, no escritos ahora, ya me gustaría que muchos de los que ahora dicen que son andalucistas sacaran lo que decían hace 10, 20 o 40 años...”.

¿Le sorprende este frenesí andalucista en el que estamos de un tiempo a esta parte?

Bueno, tanto como frenesí… Hay una cierta reactivación del andalucismo entendido no solamente en un nivel político-electoral, porque el andalucismo es mucho más que eso, lo mismo que el ecologismo no es simplemente los pequeños grupos que se presentan a elecciones, ni en el feminismo tampoco hay un partido feminista. La consideración de que los resultados electorales reflejan las ideologías presentes en la sociedad no es correcta. Sin duda tienen una significación y son un elemento muy a tener en cuenta, pero no el único, porque si hubiera que calificar el estado de salud del feminismo o del ecologismo por los resultados electorales, la consecuencia sería que prácticamente no existen.

Pero ahora todo el mundo pugna por ser más andalucista que nadie.

Como todo el mundo es ecologista y feminista, porque hoy lo políticamente correcto (con toda carga negativa del concepto) se asienta en tres patas: ecologismo, feminismo y andalucismo. Endesa es la primera que se apunta al ecologismo, y a nivel político lo está haciendo incluso quien propulsa la destrucción de los ecosistemas andaluces. Ahora todo Dios se declara ecologista, feminista y andalucista, hay mucho postureo.

¿Y qué le parece eso en relación con el andalucismo?

Pues que es algo que no ocurría hace tiempo, porque los partidos declaradamente de derechas tenían esa cuenta pendiente desde la transición política. Si utilizamos el término religioso, el PP tiene un pecado original con el andalucismo que ahora trata de borrar. El andalucismo sobrevenido del PP está copiado del que practicó el PSOE los 37 años de su régimen partidista, un andalucismo de escaparate de hacer ostentación en determinados momentos de los símbolos andalucistas, incluido el propio Blas Infante.

¿No cree entonces que el presidente Moreno sea un andalucista convencido?

Líbrenme los dioses de erigirme en el que firma los carnés de andalucismo, cualquiera que esté en esa posición es que es tonto. Lo que hay es que analizar qué entiende cada uno por andalucismo. Porque el andalucismo político tiene que responder a los planteamientos de Blas Infante, que tiene una frase que está grabada en el monumento del lugar en el que fue asesinado: Andalucía es una realidad distinta y completa. Y por tanto, tiene que cumplir un ideal como unidad, unidad espiritual viva, consciente y libre. Los andalucistas sobrevenidos desde la transición, primero dentro del PSOE (si hacemos la excepción de Rafael Escuredo) y ahora en el PP, no reconocen que Andalucía sea una unidad distinta y completa y, por tanto, con todos los derechos. Eso supone la existencia de un pueblo, nación, etcétera, etcétera. Eso es el andalucismo.

Hay que reescribir la historia del proceso autonomista, porque es tremendamente falsa: de aquella época resultó vencedor el PSOE, que fue quien escribió esa historia. Pero cambiar un relato falsificado por otro también falsificado no es un buen negocio

¿Qué le parece que, igual que ha habido un revisionismo de la transición, ahora lo esté habiendo del proceso autonomista andaluz?

A ver, yo en esto sí quisiera ser muy claro: evidentemente hay que reescribir lo que pasa por ser la historia que hay, porque es tremendamente falsa. Lo que tenemos como relato histórico, como verdad histórica, demuestra que efectivamente es verdad esa frase de que la historia la escriben los vencedores, y de toda aquella época quien resultó vencedor fue el PSOE. Así que esa historia la escribió el PSOE o gente directamente a su servicio, y como todo relato tiene parte de verdad y otra parte de invención y de ocultamiento de determinadas cosas. Pero lo que no se puede admitir es que ahora se quiera reescribir un relato que silencia otras partes y que sea en beneficio también de algunos, como por ejemplo Alejandro Rojas Marcos. Porque está diciendo algunas cosas que son verdad, sin duda, pero se está callando otras que no le interesa decir pero que también son verdad. Y cambiar un relato en gran medida falsificado por otro relato también falsificado no es un buen negocio.

Dirigentes del desaparecido Partido Andalucista insisten en que fue esta formación el verdadero motor de la autonomía de Andalucía, ¿lo comparte?

Como historiador y como antropólogo creo que las cosas no se pueden simplificar atribuyendo lo que sea a un solo elemento, a un solo factor. Siempre hay un conjunto de factores. Sí es cierto que en el relato hegemónico el protagonismo se le da al PSOE, porque lo escribió gente del PSOE. Pero eso no quita que en 1980 el PA, o PSA todavía en aquel tiempo, entró en la campaña del referéndum por el Estatuto de Autonomía de forma bastante tímida porque pensaba que estaba montado para que se perdiera, lo cual también es totalmente cierto. Pero ahí el PA y su máximo dirigente, Rojas Marcos, reflejaron una de sus características más fundamentales y que les llevó a la desaparición: la falta de confianza en el pueblo andaluz.

¿Falta de confianza precisamente en el pueblo?

Sí, tenían la sensación de que el pueblo andaluz no iba a ser capaz de entender la importancia de lo que se jugaba el 28 de febrero frente a toda la propaganda gubernamental, que puso mil y un obstáculos y requisitos (algunos groseros) para decidir las condiciones en las que se ganaba el referéndum. El PA consideró que eso no era posible resolverlo, y entonces se planteó políticamente no identificarse demasiado con la lucha del 28F también para diferenciarse del PSOE. Pero claro, el 28F finalmente salió como salió, entre otras cosas por la movilización que consiguió Rafael Escuredo en el ámbito del PSOE y, los últimos meses, Manuel Clavero en los sectores más conservadores. Aquello se ganó salvo lo de Almería, y entonces se quedaron fuera de juego.

¿Esta estrategia le dio el rédito de la victoria al PSOE?

El PSOE consiguió un protagonismo central que no había tenido previamente, porque todavía en los años finales del franquismo el PSOE aquí eran cuatro, estábamos todos en la Fábrica de Tabacos [sede central de la Universidad de Sevilla] y nos conocíamos. Y el PSOE, además, jamás fue andalucista. Ahí se encontraron con un Rafael Escuredo que sí llegó a interiorizar el andalucismo y que fue utilizado por el propio PSOE. Y cuando ya empezó a darles problemas, porque se había creído demasiado lo de la autonomía, lo echaron por la ventana. El propio Escuredo cuenta su entrevista con Felipe González en Madrid antes de dimitir, en la que le quiere hablar de transferencias, de la reforma agraria, y González el único interés que tiene es enseñarle lo bien que había quedado la Bodeguilla para traer allí a sus flamencos, lo mismo que el régimen anterior traía a sus folclóricas. Y en aquella época un muy alto dirigente socialista andaluz me llegó a decir que estaba dispuesto a teñirse de rayas blancas y verdes para que el PSOE fuera el partido hegemónico.

¿El PSOE se disfrazó de andalucista?

Evidentemente, el PSOE se disfrazó de andalucista, como ahora lo hace también el PP desde el palacio de San Telmo. Repito: ecologismo, feminismo y andalucismo son los tres disfraces que oficialmente hay que tener para ir por la calle. La cuestión es discernir qué se entiende por ecologismo, por feminismo y por andalucismo, entonces aparecen contradicciones, debilidades. Eso es postureo.

¿Declarar el 4 de diciembre Día de la Bandera de Andalucía ha sido una buena jugada política del PP?

Sí, porque de entrada los mete en el ámbito del andalucismo. El 4 de diciembre ya era el día de Andalucía, pero el PSOE lo cambió por el 28 de febrero con la excusa de que había varias fiestas seguidas, que si la Constitución, que si la Inmaculada. Eso no fue casualidad ni inocente, claro. El PSOE fue el 4 de diciembre un partido más de los que llamó a aquella manifestación con la que nos sorprendimos todos. Pero con el 28 de febrero el PSOE sí tuvo un protagonismo especial por Escuredo y por esa campaña tímida del PA. El PSOE siempre ha entendido el 28 de febrero como suyo, incluso hay por ahí algunas declaraciones grotescas de jerarcas del PSOE diciendo que Andalucía nació el 28 de febrero de 1980.

El PP está aprovechando para convertirse en un PSOE.2 con el andalucismo y la autonomía, está copiando las políticas socialistas en general pero dándoles una vuelta o dos más de tornillo con la sanidad o la educación

¿El PP se apunta al andalucismo y a la vez desplaza al PSOE?

Claro, evidentemente. Esto lo ha aprovechado el PP para convertirse en un PSOE.2 con el andalucismo y la autonomía, está copiando las políticas socialistas en general pero dándoles una vuelta o dos más de tornillo con la sanidad o la educación, aunque es verdad que la sanidad ya tenía problemas desde antes que llegara el PP.

¿Le sorprende que dirigentes históricos del PA como Rojas Marcos se declaren más cómodos con el PP que con el PSOE?

Me sorprende sólo relativamente, aparte de que para hablar de Rojas Marcos hay que conocer a la persona, porque digamos que su aspiración ha sido ser un Jesucristo.2. Rojas Marcos ha muerto políticamente varias veces con el objetivo de resucitar luego. Esto ya lo hizo en 1982, cuando la debacle electoral del primer Parlamento andaluz. El ego y la pulsión protagonista de este personaje son gigantescos. Rojas Marcos tiene muchas dimensiones y no todas ellas negativas, pero tiene un ego que le pierde. Fue responsable en su tiempo de algunos aciertos sobre todo del primer PSA, pero también es responsable casi único de las decisiones tomadas cuando empezó a creerse que podía ser un factor determinante no solamente en Andalucía, sino a nivel del Estado. Le dieron su voto a Adolfo Suárez dos veces, no una. Y luego aquella barbaridad que hicieron en las primeras elecciones democráticas en los ayuntamientos, que ganaron las alcaldías de Huelva y de Granada y las cambiaron como si fueran cromos por la de Sevilla. Después de aquello se acabó el PA en Huelva, en Granada y en muchos sitios. 

Rojas Marcos, cosa que es absolutamente inaceptable, está erigiéndose en albacea del andalucismo, el encargado de legitimar o firmar el certificado andalucista a Moreno y a su partido

¿Y qué ganan ahora estos dirigentes andalucistas con su apoyo al PP y a Juan Manuel Moreno?

Está queriendo aprovechar la ocasión para una especie de vendetta. Están saldando cuentas y además vuelven a tener protagonismo, así se entiende el show del otoño pasado con Moreno y la bandera. Y sobre todo, cosa que es absolutamente inaceptable, Rojas Marcos está erigiéndose en albacea del andalucismo, el encargado de legitimar o firmar el certificado andalucista a Moreno y a su partido. El ansia de protagonismo de esta persona es feroz.

Con todo esto, ¿existe hoy un andalucismo político real?

Claro, porque el andalucismo político no es sólo político-electoral, hay andalucismo político más allá de los partidos que se presentan a las elecciones. Y bueno, está habiendo partidos políticos como el caso de Adelante Andalucía, que ahora mismo es un partido exclusivamente andaluz de izquierdas. El tema es si todos los que están ahí están realmente convencidos o han optado por ese espacio porque no tenían otro. Ahí hay de todo.

¿El andalucismo ha estado siempre huérfano, no ha tenido suerte políticamente hablando?

Yo no hablaría de suerte. El andalucismo político-electoral tuvo al PA, pero ese partido perdió una oportunidad tremenda. A finales del franquismo y durante la llamada transición hubo un movimiento cultural e intelectual andalucista muy fuerte, y el PA fue visto por muchos andaluces como una esperanza para tener un instrumento propio para actuar en política, en política electoral. Y claro, ese crédito que le dieron se vio concretado en las elecciones, con cinco diputados en el Congreso en Madrid y dos en el Parlamento de Cataluña. Fue un éxito electoral muy importante, pero se lo fumaron en pocos años. Por un lado, no planteando su política real como reflejo de sus estatutos y de su planteamiento teórico, con documentos que en mi caso podría estar de acuerdo en casi todo, lo que pasa es que después –como ocurre en muchos partidos también– se los pasaban por el arco del triunfo. El PA estuvo jugando al oportunismo político hasta su desaparición, yo apoyo a esto y después apoyo lo otro según lo que me den. Y claro, el pueblo andaluz está muy acostumbrado a que lo estafen, pero pagar la cama aparte de ser prostituido resulta muy fuerte. El PA se emborrachó de poder, de creerse que tenía poder, e hizo una maniobra política de una hipocresía tremenda que fue apoyar a UCD, que era el enemigo de Andalucía. En toda esa época hubo una gran cantidad de mentiras, de ocultamientos, de pactos y de estrategias políticas. Y ahí Rojas Marcos hizo jugar al PA un papelito de tonto del pueblo, de quedar como el malo de la película.

Considera que la base del andalucismo es Blas Infante, ¿uno de los problemas del andalucismo para que progrese y cale en nuevas generaciones es que se sigue demasiado agarrado a esta figura histórica que en verdad casi nadie conoce?

A ver, es una figura que no ha interesado y sigue sin interesar que se conozca, lo han convertido en una especie de santón laico y bueno. Pero claro, quienes plantean eso es que no tienen ni puta idea del pensamiento de Infante. No es que su pensamiento sea válido al 100%, hay que adaptarlo a la situación actual, pero es que estructuralmente Andalucía sigue aproximadamente en la misma situación que en sus tiempos. A Andalucía la tratan como a una colonia interna dentro del Estado español y eso no ha cambiado desde Blas Infante. Han cambiado muchas cosas, sí, pero seguimos teniendo los municipios y los barrios más empobrecidos de toda España. Y el extractivismo se maquilla diciendo que producimos y se exporta, pero en realidad viene una multinacional y se lleva fuera el valor añadido.

¿El andalucismo entonces no debe superar a Blas Infante para evolucionar?

Evidentemente hay que poner cosas al día, pero sin cimentarse en el pensamiento de Blas Infante no hay andalucismo político viable. La solución concreta a los problemas de hoy no puede ser exactamente la misma, pero sí los planteamientos de fondo. De Blas Infante cada vez hablan más los políticos de oficio, utilizando la propia terminología de Infante, unos profesionales de la política que apostaría lo que fuera a que no le han leído nada y sólo conocen determinadas cosas de segunda mano. Lo han querido convertir en una especie de santón laico del andalucismo, cuando su pensamiento está plenamente vigente.

¿El andalucismo político tiene futuro?

Creo que sí, pero con condiciones. El andalucismo político-electoral tiene futuro siempre que no tenga complejos por ser claramente de izquierdas y por no tener que sumarse a otros proyectos políticos. Si se parte de la existencia de un pueblo andaluz y de Andalucía como unidad completa, distinta y etcétera, los instrumentos tienen que ser exclusivamente andaluces. Lo demás son delegaciones y franquicias de partidos estatales, por más que se envuelvan en la blanca y verde.

¿Apuesta entonces por no sumarse a otros proyectos políticos?

Ahora hay una especie de campaña, de acusación, contra cualquier partido político que no se sume al nuevo intento de constituir una especie de bloque de eso que llaman la izquierda del PSOE. Electoralmente, eso un partido andalucista no puede hacerlo porque se disuelve, porque pierde su propia legitimidad.

¿Eso no es fragmentar el voto de la izquierda?

Uf, esto da para un tema que sería muy largo. Si es así, ¿por qué IU o Podemos no se suman al PSOE en una misma papeleta? Porque entonces también están 'fraccionado' a la izquierda, no sumando. ¿Eso sí se puede hacer y lo otro no?

Comienza a despertar en parte una conciencia política andaluza, porque se está poniendo de manifiesto que en Andalucía han cambiado las siglas y el color del partido que gobierna en la Junta y estamos igual o peor

¿Y no será que falta masa crítica electoral? A ver si la cuestión es que los andaluces no son andalucistas…

En Andalucía nadie discute que existió un fortísimo sentimiento de ser andaluz en la época de la transición política. Y eso se reflejó el 4 de diciembre y el 28 de febrero. Una parte importante de ese sentimiento pasó a ser conciencia, pero a partir del comienzo de la Junta de Andalucía y de los 37 años de gobierno del PSOE esa conciencia ha sido anestesiada directamente por la política desarrollada por los medios  gubernamentales. El papel de Canal Sur, sobre todo de la televisión, ha sido tremendo en la anestesia de esa conciencia. Ahora estamos en una situación en que comienza, sólo comienza, a despertar en parte esa conciencia política andaluza. Porque se está poniendo de manifiesto que en Andalucía han cambiado las siglas y el color del partido que gobierna en la Junta y estamos igual o peor.

Por cierto, ¿existe un andalucismo de tercera ola, lo que se ha venido en llamar la Generación Mollete?

Yo no soy muy partidario de esa etiqueta. El andalucismo es una corriente ideológica que nace en el siglo XIX, una cosa son sus diversas etapas y otra hablar de una tercera ola. Es una terminología impactante, pero las olas sirven para glorificar durante unos segundos a los surfistas, a los que la aprovechan para el protagonismo personal. Ojo con esto, que ya llueve sobre mojado. Y además, se plantea como que se parte de cero y eso no es verdad, hay gente (no sé si por complejo generacional) que es como si aquí no hubiera habido nada, que lo pasado ya está superado.

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