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'Las víctimas sin llanto': cuando el franquismo mataba con el silencio

Juan Miguel Baquero

'No cuentes eso. No entres ahí. De eso no se habla'. La represión golpista operó en todos los frentes posibles. Como recurso prebélico, y hasta el terror fundacional del franquismo, sólo era preciso entreabrir la puerta de la guerra. A partir de ahí, las aristas del castigo sacudieron golpes incesantes contra los derrotados. Todas las direcciones eran válidas, cualquier método. Pero con un aspecto sutil y anclado a la venganza de género: el silencio.

Las mesas de camilla del país de la desmemoria están cubiertas de lágrimas, de sangre, de balas, de tierra de fosas. Hasta cerrar el duelo quedó prohibido. “¿Cómo fue ejecutado mi padre? ¿En qué agujero fue enterrado mi abuelo como un perro?”, dirían. Cuenta el documental 'Las víctimas sin llanto', de la periodista Vanessa Perondi y la cineasta Sara Gallardo, que la opresión contra la mujer quedó convertida en otra forma de matar.

O de morir en vida. La cinta dibuja en una sucesión de relatos descarnados cómo el secreto familiar y la oscuridad de la dictadura legan el miedo como única e irrenunciable herencia. 'No cuentes eso. No entres ahí. De eso no se habla'.

Relatos en femenino que pintan dramas familiares

“Yo no vi cuando le pegaron el tiro pero sí cómo le tenían puesta la pistola en la cabeza, para matarlo, y ese miedo queda siempre”. María Rosa, Elena, Josefa, Raquel, Rocío, María, Fina, Alicia... nombres de mujer que reflejan el dolor causado por el franquismo. “Los fascistas mataron a mi padre, no hizo absolutamente nada”.

Testimonios en femenino que pintan dramas familares penados en el mutismo de una España labrada sobre las cenizas de la guerra civil. “Mi madre iba a verlo. La última vez... le dijeron que ya no tenía que ir porque ya no estaba”. Vencidos, quedaron sin nada. Sin vida. “En mi familia mataron a tres. A mi padre, su hermano y a la hermana de mi madre”.

Como aquellas mujeres que al arrancar el movimiento de Memoria Histórica, en los albores del siglo XXI, corrieron despavoridas cuando alguien sacó una bandera republicana. Muertas de miedo. Como si el terror, cuentan, en cualquier momento pudiera regresar.

Por eso en muchos casos no contaban qué ocurrió. “Y si pasa lo que sea y vienen a por mi hija... mejor que no sepa nada”, mascullaban. O como aquellas niñas que vestían trajes nuevos el día de su primera comunión. Un día feliz, recordado, en que el nuevo ropaje estaba teñido de luto. Años más tarde llegó la pregunta: “Mamá, si de todas formas ibas a hacernos un traje, ¿por qué de color negro”. Y la respuesta: “Porque era la única forma de protestar por la muerte de tu padre”.

Voz para mujeres olvidadas

En la presentación de 'Las víctimas sin llanto' en la Casa de la Provincia de Sevilla, la Junta de Andalucía señala que dar voz a las mujeres olvidadas por la historia es un acto de justicia. Un proyecto que se detiene en la vida de nueve mujeres de la provincia de Cádiz que con su testimonio ganan la batalla al silencio. Al acto acudieron, entre otras personalidades, las consejeras de Cultura, Rosa Aguilar, y de Igualdad y Políticas Sociales, María José Sánchez Rubio, además del presidente de la Diputación sevillana, Fernando Rodríguez Villalobos, o el director general de Memoria Democrática, Javier Giráldez.

Vanessa Perondi y Sara Gallardo “han puesto rostro de mujer a una situación que sufrieron miles de ellas en silencio”, refiere la consejera de Cultura. La película, continúa, sirve para dar voz a las hijas y nietas de represaliados, a quienes “se ha querido borrar de la historia”. Que el silencio se rompa “y el llanto se pueda escuchar”.

El camino de Andalucía en las políticas de Memoria muestra el “compromiso por saldar la deuda con las víctimas de la represión franquista”, en palabras de Rosa Aguilar. “Es necesario –continúa– que cojamos el testigo para que en ese momento de verdad, justicia y reparación, las mujeres estemos en primera fila para construir el relato de este país”.

'Las víctimas sin llanto' aporta “valor social” por abordar el yugo silenciador de la dictadura desde una perspectiva de género, según Sánchez Rubio. Para la consejera de Igualdad y Políticas Sociales, la obra “permite conocer mejor la historia de muchas mujeres valientes que vieron sus vidas truncadas por el hecho de ser mujeres”. De quienes “siempre” fueron “las olvidadas, las ignoradas”.

“Es un trabajo humilde y digno que representa a tantas mujeres andaluzas que pasaron por esta misma situación”, afirma la periodista Vanessa Perondi. “El dolor, los sentimientos y la lucha son universales”, mantiene, y palpables a través de “las voces de nueve mujeres que durante mucho tiempo han estado silenciadas incluso para su propia familia”. El “mayor arma del franquismo fue la represión”, apunta Sara Gallardo. Y lo hicieron “tan bien”, recalca, que los ecos “siguen metidos a día de hoy en nuestra sociedad”. El miedo y el silencio, explican, como herencia generacional de los represaliados por el franquismo, de 'Las víctimas sin llanto'.

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