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El primer día de cuatro nuevas vidas

Jorge Miró

Jerez de la Frontera —

Todas las historias tienen un comienzo. Esta en concreto se remonta un año atrás, allá por el mes de marzo de 2012. Dos personas, Lorenzo Barba y Yolanda Romero, deciden ponerse el mundo por montera y empezar a remover Roma con Santiago con el objetivo de luchar contra uno de los grandes males de nuestro tiempo: los desahucios.

Pero hará falta echar la vista un poco más lejos para conocer los antecedentes. En 2007, Lorenzo y su esposa Yolanda, Yoli, con un niño de poco más de un año, empiezan a tener problemas económicos. El primero, transportista, se queda en paro. Su mujer, por su parte, se ve obligada a cerrar la tienda de golosinas que regenta ante la caída de ventas del negocio. Con este panorama, ambos ven que en un futuro no muy lejano se haría difícil poder pagar la letra de su piso —350 euros — de la barriada jerezana de San Telmo.

“Estuvimos diez meses intentando negociar con el banco, —recuerda Yoli—pero nos daban la contestación que le dan a las tres cuartas partes de los españoles: ustedes firmaron en el notario las cuotas que tenían que pagar, y como no pueden hacerlo, si pierden la casa la culpa es suya”.

Lorenzo encontró trabajo vendiendo coches de segunda mano, pero no garantizaba llevar un sueldo fijo a casa. “Había meses que no vendía ni un coche, y a lo mejor en otro vendía tres o cuatro y sí lograba traer a casa tres o cuatro mil euros, pero esto no nos llevaba a ninguna parte, porque todo se lo acababa comiendo el banco”.

Y al final, a primeros de 2012, llegó lo inevitable. “Hay un momento en el que tienes que valorar qué es lo más importante: que tu hijo pueda comer todos los días o seguir pagando la hipoteca. Evidentemente es lo primero”.

Con la casa embargada, la pareja empieza a informarse por internet de una asociación, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que allá en Barcelona ya trabaja por paralizar los casos de desahucios que, por centenares, se daban en Cataluña. Así, tras ponerse en contacto con Ada Colau, portavoz de la PAH barcelonesa, logran abrir en marzo la plataforma jerezana.

Sus inicios no fueron fáciles, ya que, aunque los medios locales empiezan a interesarse por ellos, “para los políticos éramos unos frikis, unos don nadie”, recuerda Yoli. Un año después, cómo son las cosas, ya no son ellos los que solicitan reuniones con los gobernantes, ni llaman a la puerta de los medios de comunicación para darse a conocer. Ahora es al revés: Lorenzo no da abasto para atender las llamadas que recibe a sus dos móviles. La 1, Cuatro, La Sexta, Antena 3, Canal Sur, Cope... Todos quieren conocer de primera mano quién es una de las primeras personas que, en Andalucía, ha conseguido ganarle la batalla a los desahucios.

El día esperado

El del pasado viernes no era un día más. Horas después de la entrada en vigor del Decreto Ley sobre la función social de la vivienda, Lorenzo, Francisco Javier Armida y su pareja María, Marco Vega y Dolores Bermejo tenían una cita importante en Cádiz. Quizás, la más importante en muchos meses. En la Delegación Territorial de Fomento, Vivienda, Turismo y Comercio les esperaba el delegado, Manuel Cárdenas, para firmar la documentación que les permitirá seguir viviendo en sus casas los próximos tres años sin el temor a ser desahuciados.

Cada uno de ellos tiene una historia detrás, aunque vínculos en común como estar parados, tener hijos menores de edad y tener fechado ya el lanzamiento de su vivienda.

El caso de Dolores Bermejo es conocido. Esta divorciada, madre de una niña de 12 años, estuvo a punto de ser desahuciada de su piso de la jerezana barriada de La Vid el 8 de abril por mantener con su banco una deuda de 97.185 euros. El pasado viernes se garantizaba poder seguir disfrutando de ella hasta 2016.

“Cómo cambia la vida”, afirmaba emocionada. Poco amiga de las cámaras y de salir en prensa, no salía de su asombro al ver la enorme repercusión mediática de esta histórica firma.

Marco Vega fue otra de las personas que el viernes estampaba con gusto su autógrafo en el documento que le garantiza ser uno de los primeros beneficiarios del Programa Andaluz en Defensa de la Vivienda. Parado desde hace años, este ex instalador de gas natural también tiene dos hijos pequeños. Su vivienda ya está embargada y cada vez veía más cerca la fecha del lanzamiento. “Mi familia ha pasado un calvario. Ni te imaginas lo que ha supuesto para nosotros que se haya aprobado este decreto”, afirmaba exultante.

Por su parte, el caso de Francisco Javier y su pareja María es diferente. Ambos fueron desahuciados el pasado 18 de enero, por lo que, a pesar de firmar como el resto de sus compañeros, no las tenían todas consigo, ya que, en principio, el programa afecta a las personas que, entre otros requisitos, no hayan sido aún desahuciados. “A ver qué pasa. Desde luego confiamos en que salga esto para adelante, porque somos muchos los andaluces que ya nos hemos quedado sin casa”.

Francisco, “Nene” para sus amigos, era alicatador. María, por su parte, repartía publicidad hasta hace seis años, cuando se quedó embarazada de sus gemelas. Desde que perdieron su piso, están alojados en casa de la madre de Nene, pero es tan pequeño que la mujer se ha visto obligada a vivir en una tienda de alimentación de la barriada jerezana de Federico Mayo, donde le habilitaron un par de dormitorios. “La rabia que nos da es que está malviviendo por culpa de nosotros”, lamenta su hijo.

Al igual que el resto, no se esperaban la enorme expectación que levantó la firma de la solicitud del expediente. “Sinceramente creíamos que habría un par de cámaras de televisión y otras dos personas de prensa, pero no esto”.

Ante las cámaras, Melchor López, secretario de la PAH de Jerez, exclamaba eufórico que “por fin los andaluces somos primeros en algo. Ya está bien de decir que somos unos flojos”.

¿Una nueva vida?

A veinte minutos para que dieran la una de la tarde del viernes, las cuatro familias de Jerez firmaban los documentos que les conducirán a vivir una nueva vida los próximos tres años.

“Llevamos cinco años luchando, saliendo a la calle. Los que estamos aquí ya lo teníamos todo perdido”, destacaba Lorenzo Barba a los medios de comunicación tras la firma, añadiendo que “ya era hora de que se empezara a mirar más por las personas que por los bancos”.

“Hemos ganado una nueva batalla, pero no la guerra. Toca seguir con la lucha”. En efecto, en la Plataforma no hay tiempo ni para las celebraciones ni para el descanso. A las seis de la tarde de ese mismo viernes, tenían una cita con vecinos de la localidad sevillana de Pruna, porque ya se habían comprometido días atrás a dar una charla sobre las “malas artes” de los bancos.

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