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“Que el condenado por abusos sexuales haya seguido dando clases ha puesto en riesgo al conjunto de alumnas y profesoras”

Mar González Rodríguez.

Olga Granado

La doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, Mar González Rodríguez, fundadora del Seminario Interdisciplinar de Estudios de las Mujeres de la Universidad de Sevilla (US), dirigía un máster de género cuando en 2011 se enteró por la prensa de la denuncia de tres profesoras de la institución contra el catedrático Santiago Romero Granados, que acaba de ser condenado en primera instancia por abusos sexuales. 

Cuanto conoció la denuncia, movilizó al resto del seminario y a los compañeros que pudo para apoyar a las mujeres en un momento en que muchos miraban para otro lado. Cuando ha llegado la condena, la que también es socia fundadora de la Asociación Feminista Mujeres del Faro Sur, conversa con eldiario.es/andalucia.

¿Cómo se enteró del caso?

Por la prensa. No las conocía. En cuanto me enteré de la denuncia, mandé una carta con resto de la compañeras del seminario alertando de la noticia porque nos dimos cuenta de que estaban a los pies de los caballos. Entonces impulsamos un proceso de negociación para que la Universidad de Sevilla las protegiera con medidas cautelares hacia él catedrático [Santiago Romero Granados]. Él seguía de director del departamento y era una situación inaceptable y de muchísimo riesgo.

¿Sirvió para algo?

La Universidad de Sevilla actuó. Tras cierta presión, pero lo hizo, para protegerlas y que no tuvieran que verse con él y los colegas que lo respaldaban. Se fueron tomando medidas cautelares para ampararlas a ellas y hemos estado en esa negociación más de una vez. Pero no hemos conseguido evitar que otras personas pudieran haber sido sometidas a las mismas presiones porque él ha seguido con su actividad académica.

¿Por qué cree que ellas estaban en un situación de tanta vulnerabilidad como para que él pudiera ejercer tanto dominio?

Con el tiempo se han modificado los procedimientos para acreditarse en la docencia con agencias externas, pero cuando empezó esto no estaban tan desarrollados. Dependían para su carrera de él. De hecho, el caso nos desveló hasta qué punto una dirección de departamento tiránica podía dejar en situación de indefensión a la gente más vulnerable. No había sido nuestra experiencia ni de lejos, por suerte, pero descubrimos que muy sutilmente se puede imponer quién lee una tesis o quién publica o no por poner algunos ejemplos.

¿Era éste un caso que conocía más gente de la que pudiéramos pensar?

Yo misma no lo sabía y mis compañeras tampoco. Pero en su departamento y en sus clases probablemente se tenía conciencia. Parte del alumnado ha reconocido ahora que era consciente también, por lo menos del comportamiento impropio como docente. Por eso me pregunto: ¿Cómo no nos dijeron nada?

¿Notó que otros compañeros no supieron reaccionar o dejaron solas a las que entonces eran todavía presuntas víctimas?

Cuando salió esto, hubo un escrito de miembros del decanato en apoyo al actualmente condenado y poniendo en tela de juicio los testimonios de la víctimas. Esto no puede volver a ocurrir. Tenemos que ser una Universidad segura para todas las mujeres. Es necesario reparar el daño en lo que se pueda a estas compañeras valientes, que se atrevieron a denunciar y cuya imagen dentro de la institución ha sido dañada. La US debe ayudarlas a salir adelante porque a algunas les ha costado hasta la salud.

¿Le parecen suficientes los pasos que ha dado la Universidad de Sevilla todos estos años?

La Universidad de Sevilla prefirió ser cautelosa y la instrucción se ha demorado muchísimo. Esto ha hecho que haya seguido dando clases y poniendo en situación de riesgo a todo el conjunto de alumnas y profesoras. También a hombres, porque en  la dirección tiránica de un departamento podrían haber sufrido también acoso laboral. Está bien que se haya reabierto el expediente disciplinario y espero que a la suspensión siga la expulsión. 

Desde el mundo del deporte, donde ha tenido una importante trayectoria como entrenador y seleccionador, no se han pronunciado todavía. ¿Lo echa en falta?

Ya que son hechos probados, esperemos que le retiren la Medalla de Plata al Mérito Deportivo [concedida en 2010 por el Consejo Superior del Deporte]. Es muy educativo que estos delitos no queden impunes y que comportamientos similares sean denunciados y denostados públicamente sus responsables.

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