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El tejido asociativo gitano peligra por los recortes

Taller de inserción laboral para la comunidad gitana de Unión Romaní Andalucía

Ana Carretero

Casi el 50% de la población gitana española reside en Andalucía, unas 350.000 personas de las que se calcula que más de un tercio viven en situación de exclusión social. “Antes contactaban con nosotros para sacarse el carnet de conducir, emprender un negocio o realizar algún curso que les permitiera acceder a un trabajo mejor”, cuenta María Filigrana, miembro de Fakali, la Federación Andaluza de Mujeres Gitanas. “Ahora, mucha de esa gente nos pide comida. No es que estén en riesgo de exclusión, es que ya están totalmente excluidos”, asegura.

Fakali es una red de asociaciones de la que forman parte un buen número de organizaciones gitanas de todas las provincias. “Este año contamos en Sevilla sólo con unos 3.000 euros para el programa de absentismo escolar, frente a los 19.000 o 12.000 que hemos tenido otros años”, afirma Filigrana. Según el estudio Población Gitana, Empleo e Inclusión Social elaborado por la Fundación Secretariado Gitano en 2012, casi un 46% de la población gitana no tiene estudios y un 60% son analfabetosPoblación Gitana, Empleo e Inclusión Social , por lo que los programas de formación y el control del absentismo es los centros educativos son algunos de los trabajos prioritarios de asociaciones como ésta.

El trabajo de las asociaciones “se bloquea”

El trabajo de las asociaciones “se bloquea”En Andalucía, las subvenciones específicas para la población gitana en riesgo de exclusión se canalizan a través del Plan de Integración de la Comunidad Gitana, que en 2012 contó con un presupuesto de 140.640 euros por parte de la administración central un 50% menos que en la convocatoria anterior y 222.432 euros de la Consejería de Sanidad y Bienestar Social, cantidad que ha aumentado a 288.542 euros en 2013. Uno de los objetivos principales de este plan es precisamente la consolidación del tejido asociativo gitano en la comunidad.

El Programa de Desarrollo Gitano es una de las fuentes principales de financiación a nivel nacional en esta materia. Este año, el Gobierno central ha destinado 105.352 euros, un 63% menos respecto a 2012. “Las subvenciones de este tipo suelen estar sujetas a la capacidad técnica y efectiva de una asociación para desarrollarla”, cuenta María Filigrana, de Fakali. “Eso se traduce en que mientras más trabajadores y recursos tengas, a más convocatorias puedes acceder, lo que puede suponer un problema para las pequeñas asociaciones”, asegura.

Algunos ejemplos pueden ser la situación en la que se encuentra la asociación Gao Calé de Guarromán, en Jaén, que “esta teniendo graves problemas para subsistir”, o de Nakera Romí de La Línea de la Concepción, en Cádiz. Ésta última lleva 16 años trabajando con mujeres gitanas en un municipio que cuenta con 5.000 habitantes de esta etnia. A los recortes y los condicionantes para pedir las subvenciones Las convocatorias específicas de la Junta son para poblaciones de más de 20.000 habitantes, por lo que los más pequeños deben agruparse en entidades locales o pedirlas a través de mancomunidades , se une el retraso en los pagos de las mismas que “muchas veces supone un bloqueo absoluto en la actividad de la asociación”, apostilla Filigrana. En el caso de Nakera Romí, los programas educativos se realizaban a través de la Mancomunidad de municipios del Campo de Gibraltar, y gracias a los fondos del Programa de Desarrollo Gitano, que el pasado enero fueron denegados a la asociación “por cuestiones técnicas”, por lo que sus tres trabajadoras han sido despedidas.

Con la vista puesta en Europa

Con la vista puesta en Europa“Es un momento crítico en el que nos estamos concentrando en el trabajo social, priorizando empleo, educación y vivienda frente a actividades de índole cultural”, asegura Manuel García, de Unión Romaní Andalucía. “Es evidente que los recursos son menos, pero tenemos que adaptarnos y ser creativos, algo a lo que el gitano ya está acostumbrado”, cuenta García.

La creatividad no parece convencer a Antonio, un cabeza de familia que ha acudido a la sede de Unión Romaní de Sevilla con su mujer y dos hijos, todos en paro, para pedir orientación laboral e información sobre algún curso. “Nos hemos dedicado siempre a la venta ambulante, pero cada vez te piden más papeles y hay que pagar más dinero por el puesto”, cuenta. La tasa de paro de la población gitana española alcanza ya el 36% y ha aumentado casi un 22% desde 2005, según el estudio elaborado por la Fundación Secretariado Gitano (FSG).

La FSG es una de las organizaciones gitanas más importantes por tamaño, número de proyectos y presupuesto. Gracias al Programa Acceder, financiado a través del Fondo Social Europeo, en 2011 lograron dar empleo a unos 1.700 gitanos andaluces. No obstante, esta fundación también ha sufrido importantes recortes en la comunidad autónoma y de los más de 5 millones de euros con los que contaba en 2012 ha pasado a tener un presupuesto de 3 millones en sólo un año. Según Juan Reyes, director territorial de FSG en Andalucía, “Nosotros tenemos las esperanzas puestas en Europa, si no aparecemos en la próxima agenda de fondos estructurales, la comunidad gitana corre un grave riesgo de perder gran parte del avance socio-económico que habíamos conseguido”.

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