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“Para la mujer hay un antes y un después de la II República”

Inmaculada Cordero Olivero, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla.

Juan Miguel Baquero

El siglo XX supuso la mutación del papel femenino tradicional. Poco a poco. El corsé del patriarcado perdura, de manera más o menos evidente según donde apunte el foco. Aunque hubo momentos de “catarsis colectiva” propiciados por los grandes enfrentamientos bélicos, según la profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Inmaculada Cordero Olivero. Un cambio “en el arquetipo de mujer”. Así lo expuso con Spanish women in wartimes (Las mujeres españolas en tiempos de guerra) durante la conferencia internacional Neutralidad indefensa: la cultura de la paz en Europa durante la primera Guerra Mundial, celebrada en la facultad hispalense. Y así lo explica en entrevista a eldiario.es/andalucia.

Cuenta que la mujer cambió en tiempos de guerra.

En la I Guerra Mundial, sobre todo en los países beligerantes, hay un cambio importante en el arquetipo de mujer. En el mundo del trabajo, de la moda, participa en la vanguardia de la guerra… Mi intención es comunicar cómo esos cambios afectan a un país neutral como España.

Y la conclusión es…

La hipótesis central es que no se da el cambio radical de otros países. Por esa neutralidad y por el peso enorme todavía del conservadurismo, de la iglesia católica o la falta de educación. No hay tampoco una guerra que sirva de catarsis colectiva.

¿Cuándo llega a España ese empoderamiento femenino?

La II República y la Guerra Civil sería esa etapa de catarsis que no tenemos en la I Guerra Mundial.

¿Qué evoluciona?

Un aumento del asociacionismo femenino, acceso más sencillo de la mujer a la educación superior o el estatuto del funcionario, por ejemplo, que permite a la mujer ejercer determinadas funciones dentro de la administración.

¿Qué asociaciones fueron importantes?

Básicamente la Unión de Mujeres Españolas y la Unión Nacional de Mujeres Españolas. Tienen contactos con asociaciones parecidas en el exterior, incluso participan indirectamente en un congreso internacional de mujeres por la paz que se celebra en 1915 y plantean una conferencia parecida en España, uniendo feminismo y pacifismo, aunque al final no se celebra.

 

 

¿Y mujeres fundamentales?

Algunas como María Lejárraga –escritora y feminista española–, que tiene una columna quincenal en Blanco y negro, dependiente del ABC. Publica con el nombre de su marido pero reivindica un feminismo sin estridencias. Esto indica que algo está cambiando. O Sofía Casanova –poeta, novelista y periodista gallega–, que hace crónicas en varios periódicos españoles sobre la I Guerra Mundial y sobre la revolución rusa. Es conservadora, pero con ideas modernas. Dice que la guerra es cosa de hombres, que la mujer es por principio pacifista. Y que el problema son las estructuras, los gobiernos son quienes llevan a una guerra que es una auténtica masacre y donde un soldado alemán difiere poco de uno francés y sin embargo están obligados a matarse. Antes Colombine –seudónimo de Carmen de Burgos, periodista, escritora y traductora– había retratado la guerra de Marruecos.

Las letras como altavoz.

La literatura y la prensa es el único púlpito que tiene la mujer para hablar en aquel momento. Y muchas lo aprovechan. Otra idea es que no puede haber paz si no se consigue la igualdad. Este tipo de mujeres defienden esa perspectiva femenina en la prensa. También hay un cambio sutil en revistas femeninas de moda de tipo francés, feministas, de sociedad… se les va a impregnar de un cambio en el modelo de mujer.

Pero sigue siendo ese 'ángel del hogar'.

En gran medida. Pero comienza pidiendo mejora en la educación y luego pasa a solicitar modificaciones en el código civil o una presencia más evidente de la mujer en la sociedad española. Muy detrás de eso piden el acceso al voto.

¿Qué ocurre con el sufragio femenino en el periodo republicano?

Si recordamos esa lucha dialéctica entre Clara Campoamor y Victoria Kent, hay una parte que está convencida que efectivamente la mujer española no está preparada todavía para votar. Lo importante es conseguir que la mujer esté formada. Y de repente hay sectores conservadores que se dan cuenta que puede venirle muy bien el voto femenino.

Y fue determinante.

Con eso también hay que tener cuidado. Las elecciones del 33 no las gana solo que voten las mujeres. Hay otros factores: una ley electoral que favorecía a los partidos que habían ganado aunque fuera por muy poco porcentaje, una abstención anarquista que en determinadas zonas es muy importante y favorece a los partidos conservadores, que la izquierda se presente separada y la derecha como una coalición… No solamente el voto femenino. Aunque no hay que olvidar que el peso del púlpito en la forma de pensar de las mujeres era muy importante.

¿Qué papel asigna a la mujer en la II República?

Hay una ruptura histórica, un antes y un después. Ese entrar en lo público se produce a raíz de la II República. Lo que viene a hacer la concesión del derecho a voto es reconocer una serie de cambios que afectan primero, cuidado, a un tipo de mujer: la mediano burguesa, educada… el resto sigue alejada de ese proceso.

El franquismo provoca…

Una clarísima regresión de la mujer a su papel de 'ángel del hogar'. En los años 60 y 70 cambia algo. Las modas, la influencia del turismo, gente joven que llega, las famosas suecas… Cambian comportamientos, incluso sexuales, dentro de un límite.

Quiénes eran las clandestinas andaluzas de posguerra.

Mujeres comunistas, con maridos encarcelados… Titulé un artículo La malla de cristal. ¿Por qué el partido comunista consigue reorganizarse con tanta facilidad y al socialista le cuesta tanto trabajo durante el franquismo y al inicio de la transición política? La mujer mantiene una red invisible para el franquismo. En la clandestinidad, van a las cárceles, envían información, mantienen sicológicamente a sus maridos o publican octavillas. Mantienen la estructura básica del partido. Eso facilita que se reconstruya en el interior.

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