Hoteles europeos aplican las tarifas según el país de residencia del cliente
El mismo hotel, la misma habitación y fechas idénticas. Condiciones exactamente iguales, pero precios muy diferentes dependiendo de si el cliente es español o, por ejemplo, alemán. Fuentes del sector aseguran que muchos hoteles, desde grandes cadenas a pequeños establecimientos de costa, realizan habitualmente discriminación de precios según la nacionalidad y el país de residencia del cliente. Se trata de una práctica prohibida por la normativa europea.
Según un documento del sector, al que ha tenido acceso eldiario.es Aragón, los españoles pagan un 5,57 % más que los alemanes; 3,57 % más que los británicos; por encima, en un 3,37 %, de los franceses; 1,67 % que los residentes en Portugal y 1,52 % más que los italianos. Estas cifras representan el desfase que, de media, existe entre España y otros países del entorno, aunque esta diferencia ha llegado a ser de hasta el 29 % en algunos casos.
El mismo documento se cita un ejemplo real: reserva en unos apartamentos en Mojácar (Almería), con entrada el 15 de abril y salida el 22 del mismo mes. La tarifa para un residente en Francia sería de 2.852,23 euros. Un español pagaría 3.280,69 euros.
Detectan la nacionalidad a través de la IP
Este mecanismo de discriminación en los precios es muy sencillo: el hotel cede un paquete de habitaciones para que las comercialice una agencia mayorista, y le obliga a aplicar tarifas distintas dependiendo del lugar desde el que se realice la reserva. Algo que detectan gracias a la IP del ordenador. Posteriormente, el mayorista contrata el producto a las agencias minoristas, que son las que lo venden al cliente final y, obviamente, han de hacerlo con los precios establecidos desde el establecimiento hotelero.
Aunque no es algo habitual, puede suceder que un español, residente en España, realice una reserva desde el ordenador de su trabajo y que este tenga una IP de otro país. Se ha dado el caso de que al llegar al hotel y comprobar que el cliente es español, se le ha dicho que la tarifa a aplicar es otra. Cuando esto ocurre, lógicamente, el cliente se pone en contacto con la agencia minorista, que es la que le ha vendido el producto de manera directa, y le pide explicaciones. Algunas distribuidoras minoristas se hacen cargo del pago de la diferencia.
Prohibido por la Unión Europea
Este tipo de actuaciones están expresamente prohibidas en varios dictados de la Unión Europea (UE). En concreto, los artículos 18 y 26.2 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). En el primero de ellos se prohíbe “toda discriminación por razón de nacionalidad”, mientras que el segundo trata de la “libre circulación de mercancías, personas, servicios y capitales”.
También lo impide la Directiva 2006/123/EC, que prohíbe las condiciones discriminatorias basadas en la nacionalidad o residencia de los consumidores.
La UE instó en 2014 a tres empresas de alquiler de vehículos, como Avis, Hertz y Europcar, a que dejaran estas prácticas. Un año después, en julio de 2015, confirmó también que había abierto una investigación a Disneyland París por presunta discriminación de tarifas.