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Casi 6.000 trabajadores han sido despedidos en Aragón desde 2012 a través de los ERE de extinción

Soraya Sáenz de Santamaría (izqda) y Fátima Báñez (dcha)

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

El 11 de febrero de 2012 se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el Real Decreto Ley de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. Es decir, la conocida y muy polémica reforma laboral impulsada por el Partido Popular. Desde ese momento, y hasta la actualidad, 5.713 trabajadores han perdido su empleo en Aragón a través de los llamados Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) de extinción.

En 2012 hubo 118 ERE con 2.135 trabajadores despedidos; en 2013, 89 con 2.236; 48 con 1.261 en 2014 y, en lo que va de 2015, son 81 los empleados que han perdido su puesto. 2013 fue al año más tristemente prolífico, ya que tuvieron lugar los ERE de dos importantes empresas como Tata Hispano y Kimberly.

La nueva normativa, como explican en Comisiones Obreras, introducía variaciones que hacían mucho más laxos los mecanismos para que las empresas pudieran sacar adelante este tipo de regulaciones de plantilla. Con anterioridad, cuando no había acuerdo entre la empresa y los trabajadores, “una autoridad laboral decidía si se aprobaba el ERE y en qué condiciones”. Tras la reforma, la figura de esta autoridad desaparece dejando vía libre a la empresa y una única opción a los empleados: los tribunales.

Llama la atención que, a pesar de la reforma laboral, el número de trabajadores que perdieron su empleo por un ERE de extinción sea mayor entre los años 2008 y 2011, concretamente fueron 10.689. Destacando sobremanera 2010 con 3.448 personas despedidas.

En el sindicato apuntan que la explicación estriba en que esa fue la época en la que se produjo “el grueso de la destrucción de empleo”. No en vano, en Aragón se pasó de una tasa de paro del 5,1% en 2007 al 16,8% en 2011. Más de 11 puntos de incremento en cuatro años. En diciembre de 2012 era de 18,7% y, en la actualidad, es del 18,6%. Es decir, en las últimas anualidades, aunque con vaivenes, se ha estabilizado.

Están seguros en CCOO de que si no hubiera entrado en vigor la reforma laboral, el número de trabajadores despedidos en los últimos años a través de estos procesos hubiera sido mucho menor.

Para Manuel Pina, secretario de Acción Sindical de CCOO en Aragón, el Gobierno introdujo la variante porque “creían que la autoridad laboral estaba interviniendo demasiado y haciendo que los ERE no permitieran ajustarse a las empresas que, según Rajoy, son las que saben lo que necesitan”. Afortunadamente, dice, los jueces han parado los pies a algunas de ellas.

El ERE de Kimberly fue para el secretario una de las situaciones más desagradable que ha vivido, ya que “la empresa iba bien y, de repente, una multinacional decidió cargarse la planta”. En muchos casos, apunta Pina, la empresa actúa de mala fe, “filtrando el nombre de los trabajadores que van a ser despedidos y los que no, lo que provoca situaciones muy complicadas”.

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