Las trabas para llegar a fin de mes: los recibos de agua, basura, luz y gas se disparan casi un 50%
Llegar a fin de mes cuesta más que antes de la crisis. Y las políticas de precios de suministros básicos que las compañías del sector energético y de los ayuntamientos, a las que se está uniendo el Gobierno de Aragón con iniciativas como el contestado Impuesto de Calidad de las Aguas (ICA), no ayudan precisamente a las familias a estirar los sueldos: los recibos medios de agua, basura, luz y gas han subido un 47 % en los últimos ocho años, periodo en el que la renta de los hogares bajó un 16%, según indican las encuestas de Condiciones de Vida y de Presupuestos Familiares del INE (Instituto Nacional de Estadística).
Entre 2007 y 2015, la renta media de los hogares aragoneses se redujo en casi una sexta parte, al pasar de 33.237 a 28.019 euros, un descenso que supera el 20 % si se toma como referencia el 2008, ejercicio en el que la comunidad batió su récord de creación de riqueza antes de caer en la crisis.
Paralelamente, y según la Encuesta de Presupuestos Familiares, en este caso con datos de 2008 a 2016, el gasto medio de las familias aragonesas en esos suministros básicos pasó de 946,81 euros a 1.398,18. Se encarecieron un 47,67 % y pasaron de llevarse menos del 3 % de los ingresos de los hogares (2,84 %) a suponer casi un 5% (4,99 %).
La luz sube un 46 % y el gas un 57 %
El grueso de ese aumento va a parar a las cuentas de resultados de las empresas del sector energético; especialmente a las del eléctrico, que han visto cómo sus ingresos de origen doméstico seguían creciendo con independencia de que el consumo de esa energía bajara en España una tercera parte, de 3.953 a 2.641 kilowatios anuales por familia entre 2010 y 2015, como consecuencia del ahorro de las familias y de la aplicación de medidas de eficiencia.
En el caso de Aragón, la reducción del consumo fue paralela a una subida de la factura del 46,35 %: los 223,88 euros que separan los 504,50 de 2007 de los 728,38 de 2015.
La subida del gas, cuyo consumo se vio en parte potenciado al utilizarlo los hogares como una alternativa calorífica a la electricidad, resultó porcentualmente mayor: un 57,25 %, de 214,07 a 336,63 euros en ocho años.
En esa evolución tuvieron una influencia clave las políticas de precios máximos aplicadas por el actual Gobierno central, que llevó a la bombona de butano de 12,5 kilos a un precio récord de 17,5 euros en marzo de 2015.
Suben la basura y el agua
Los ayuntamientos también continuaron subiendo en los años de la crisis sus recibos de servicios básicos, la gran mayoría de ellos encarecidos por unas privatizaciones que cargan a las contratas el beneficio industrial del adjudicatario y un IVA del 21 % que los grava como si no fueran de primera necesidad.
El de la basura se disparó por encima del 35 % al pasar de una media de 77,60 euros anuales por familia a otra de 105,37 en la comunidad. Ese aumento, con ser notable, se queda lejos del que experimentó el recibo del agua, que se duplicó con creces: de 150,64 euros anuales a 217,80.
Los dos componentes de la factura del agua tuvieron comportamientos muy distintos. El suministro de boca llegó a abaratarse al pasar de una media de 110,40 euros a otra de 99,86, que supone el registro más bajo de la serie tras haber alcanzado los 122 en 2011 y 2014. Sin embargo, el coste para los hogares del tratamiento de aguas residuales estuvo cerca de triplicarse: de 40,24 a 117,94 euros.
Las familias aragonesas llevan soportando un aumento sostenido de este servicio público desde 2007, cuando comenzó a desplegarse el desmesurado plan de depuración que disparó los precios y que incluía iniciativas tan sorprendentes como proyectar estaciones de tratamiento de aguas residuales en núcleos deshabitados.
La inviabilidad del plan, que está siendo objeto de corrección por el actual ejecutivo autonómico, llevó a la comunidad a poner en marcha el ICA, con el que prevé recaudar solo en Zaragoza 28,85 millones de euros en 2045.