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En Aragón, una persona de 16 años puede participar en cualquier festejo taurino popular sin necesidad de que sus padres estén presentes, y, sin embargo, hasta los 18 tiene prohibida la asistencia a un espectáculo público o actividad recreativa en la que se venda alcohol. Paradójico, cuando menos. Sorprende la rígida protección de los menores en algunos casos y lo liviano de la misma en otros.
Esto es lo que ocurrirá en la comunidad aragonesa si, finalmente, se aprueba el Reglamento de los Festejos Taurinos Populares, publicado en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) el pasado 17 de febrero.
Este se encuentra en la actualidad en proceso de alegaciones. Según distintas fuentes, algunos ayuntamientos habrían presentado quejas y sugerencias, aunque no parece que el tema de los menores sea, ni mucho menos, lo que más les preocupe. Más bien vuelcan su inquietud en otros aspectos directamente relacionados con sus intereses pecuniarios: nuevos vallados, requisitos especiales para los directores de lidia, veterinarios, seguros, etc.
El Decreto establece, textualmente, que los niños entre 12 y 16 años podrán participar en festejos taurinos populares en los que intervengan, exclusivamente, “hembras de ganado bovino de lidia de hasta un año”. Si tienen más de 14 podrán también hacerlo en las actividades con ganado bovino de dos años. En ambos casos deberán ir acompañados de sus padres. A partir de 16 años no hay restricciones.
Sin perjuicio de que se esté, o no, de acuerdo con la medida, la comparación con el Decreto por el que se regula la celebración de espectáculos públicos y actividades recreativas ocasionales y extraordinarios, evidencia cierta falta de coherencia. En este se dice que los menores tendrán “prohibida la entrada (…) en los recintos, en los que se desarrollen espectáculos públicos y actividades recreativas, ocasionales o extraordinarias, especialmente dedicados a la expedición de bebidas alcohólicas, salvo que vayan acompañados de sus padres”.
Resumiendo: en Aragón un niño de 16 o 17 años puede participar, con absoluta libertad, en cualquier tipo de festejo taurino, pero no podrá acceder a una fiesta en la que se venda alcohol.
El asunto de los menores no es lo único que llama la atención. También lo hace la razón principal para la elaboración de un nuevo reglamento: “la protección del ganado bovino de lidia, evitando el maltrato de las reses”. Se esgrime este motivo y, páginas más tarde, se autoriza la celebración de actos como “el toro de soga, el toro ensogado, el toro embolado, el toro de fuego, el toro engamellado y los encierros a caballo por el campo”.
Es más, como uno de los cuatro principios generales a los que deberán ajustarse estas fiestas, se estatuye el de “evitar el maltrato de animales y cualquier actuación que pueda herir la sensibilidad de los espectadores”.
Olga Martín, coordinadora en Zaragoza del Partido Animalista (PACMA), ha señalado a eldiario.es Aragón que el Gobierno autonómico trata de subestimar a los ciudadanos. “Nos están tomando por tontos”. Para ella es inadmisible que la protección animal se ponga por bandera.
Al respecto de los menores, ha apuntado que se está intentando fomentar en la infancia algo que los adolescentes ya han perdido, porque “ha desaparecido la generación taurina”. Se está lanzando un mensaje contradictorio al permitir a los niños “asistir a un festejo en el que se humilla y agrede a un animal y luego en las escuelas se les transmite empatía, educación y respeto”. Es un error desde el punto de vista “físico y pedagógico”, ha sentenciado.
El todavía Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, ha enviado una serie de observaciones a la Consejería de Política Territorial e Interior de la DGA. En ellas se pregunta si la edad de 12 años es excesivamente baja, teniendo en cuenta que las actividades a las que autoriza a participar “no están exentas de riesgos”. Cuestiona también si la utilización de reses menores de un año “supone una forma de maltrato animal prohibida por la ley”.
Solicita, asimismo, que se concreten algunos conceptos contenidos en el Decreto como “tradición local” o “arraigo local”, además de reclamar una definición precisa de “toro de soga”, “ensogado”, “embolado”, “toro de fuego” o “toro engamellado”, para determinar si concurre “maltrato animal en estos actos”.
En su opinión, debe hacerse una interpretación restrictiva de estos términos para evitar “su extensión por la mera consideración de que atraen público a una localidad”.
García Vicente trata de analizar las posibles afecciones del proyecto de Decreto tanto a la Ley de la Infancia y la Adolescencia de Aragón, como a la protección animal de la comunidad autónoma. Con este propósito ha hecho llegar sus alegaciones a Antonio Suárez, consejero de Política Territorial e Interior.