Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Mazón calca la estrategia del PP en otras catástrofes y sigue sin explicar su comida
La riada se llevó 137.000 vehículos en horas y comprar uno es casi imposible
Regreso a las raíces: Trump, gobierno de “delincuentes”. Por Rosa María Artal

Eliseo Serrano: “Tanto el Gobierno de España como el de aquí han apoyado a la universidad privada de manera descarada”

El techo de la sala de lectura se ha desprendido en varias ocasiones

Óscar F. Civieta / Óscar F. Civieta

Zaragoza —

Eliseo Serrano Martín (Vinaceite, Teruel, 1957) es el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. Accedió al cargo en junio de 2012 sustituyendo a Severino Escolano. Desde el primer momento denunció la necesidad de acometer una reforma urgente en una facultad en la que el hecho de que caiga parte del techo ya no es noticia.

No puede contener la sonrisa cuando recuerda la infinidad de veces en las que la consejera de Educación, Dolores Serrat, y otros miembros del Departamento, han repetido que esta reforma era su prioridad. Lo ha escuchado tanto, que está seguro de que el problema no está ahí, sino mucho más arriba.

¿La situación ya era mala cuando usted llegó?

La situación era muy similar a la actual y existía un compromiso para rehabilitar y hacer todas las reformas necesarias. En 2012, en unas jornadas, vino la consejera, Dolores Serrat, y dijo que era su prioridad más inmediata. Lo ha repetido en varias ocasiones, pero en todos estos años se han puesto 0 euros para infraestructuras. Desde que estoy en Decanato siempre he puesto el énfasis en que esta reforma es necesaria. Los problemas que ha habido en los últimos tiempos, como la caída de parte de los techos en la sala de lectura, no son algo nuevo, prácticamente todos los años hay algún desprendimiento de ese tipo. El edificio es obsoleto, las ventanas no cierran, las persianas tampoco, las cañerías no funcionan, no hay enchufes en las aulas, la mínima confortabilidad que deben tener alumnos, profesores y trabajadores no se cumple. Tampoco va bien la calefacción, este año, en diciembre y enero, se han dado algunas clases con abrigo. El agua caliente no llega a las plantas de arriba. El edificio, como arqueología industrial, está muy bien.

¿Hay un peligro real para las personas?

Los responsables de la universidad dicen que el edificio cumple las medidas de seguridad. Las inspecciones que se han hecho dicen que no hay peligro.

¿En qué ha quedado ese compromiso de Dolores Serrat?

Unos meses antes de acabar la legislatura en 2011 (con el PSOE en el Gobierno) se firma un convenio con la universidad, con una serie de puntos y de compromisos. Cuando se quiere poner en marcha, ya está en el Ejecutivo autonómico el PP y dice que hay que hacer un nuevo convenio. Comienzan entonces unas negociaciones que se rompen en el verano pasado y es cuando la Universidad de Zaragoza decide requerir judicialmente al Gobierno de Aragón por los millones que deben. Y ahora ya se ha puesto en marcha el contencioso. A mí me parece muy bien que se diga que es la prioridad, pero mientras no quede firmado un plurianual de inversión no servirá de nada. Mientras, en todos los foros, tanto Dolores Serrat como el director general de Universidades insistían en que su prioridad era esta facultad. Lo han repetido mucho. Pero no se ha hecho absolutamente nada. Uno ya piensa que, realmente, la voluntad política de no hacerlo o de romper negociaciones, igual no es de Serrat, puede que venga de más arriba.

¿Qué cara se le queda cada vez que escucha decir al Gobierno que es su prioridad?

He llegado a pensar que nos lo repiten para decirnos que ellos no son los culpables de que se retrase. Estoy casi convencido de que es una manera de decir: “Que no somos nosotros los que ponemos el palo en las ruedas”. Recuerdo una vez que compareció el rector en las Cortes, luego vino a una celebración de una facultad, en la que estábamos algunos decanos, y vino expresamente para decirme que Dolores Serrat había dicho en las Cortes que su preocupación era Filosofía y Letras, y apostilló diciendo: “Y parece que va en serio” (risas).

Ahora que puede haber un cambio de Gobierno, ¿cree que se arreglará algo?

No lo sé. Yo confío en que el sentido común y la presión que se ha estado haciendo sirvan para algo. Después de la última concentración que hicimos en la puerta de la facultad, que fue un jueves, ese mismo jueves el Gobierno decía que algo iban a hacer con Filosofía y Letras. Pero se quedó en eso, no dijo nada más. Es una cosa tremenda. A mí me consta que algunos están preocupados en el Gobierno de Aragón, pero vuelvo a insistir en que quien debiera estar preocupada quizás no lo esté. Y por eso estamos como estamos. Si hay un cambio de Gobierno, todos se han comprometido y han dicho que esto es una urgencia. No se puede cerrar los ojos ante esta realidad.

¿Cuánto habría que invertir en esta facultad?

El proyecto, en 2010, se tasó en unos 18 millones de euros. Habría que retomarlo porque ha quedado obsoleto.

¿Se han sentido ninguneados por ser la universidad pública?

Sí. Es evidente que determinadas ideologías y determinados gobiernos de un color apoyan más una cosa que otra. Tanto el Gobierno de España como el de aquí han apoyado a la privada mucho más que a la pública. No quiero decir que vayan directamente contra la pública, me guardo esa opinión, pero está claro que apoyan a la privada de manera descarada. El 3 + 2, por ejemplo, es claramente favorecedor a las universidades privadas porque estas, entre otras cosas, responden a un criterio de negocio; y la universidad pública no; ni debe. Los poderes públicos tienen que facilitar todos los recursos a las universidades públicas para potenciarlas y que todos los que quieran estudiar en la universidad puedan hacerlo. Pero eso en la pública, en la privada, que es un negocio, que se lo monten como quieran. Y respetar los acuerdos también es importante: se ha dicho por activa y por pasiva que hay un acuerdo de no duplicidad, no vertebración del territorio, entonces apoyar de esa manera tan descarada la implantación de Magisterio en la privada, cuando es algo que está perjudicando a la pública y, sobre todo, a los campus periféricos de Huesca y Teruel, no es normal. Además, en Huesca y Teruel todo el mundo, incluidos los de su propio signo político, han dicho que no. Hay cosas muy sorprendentes. Al final cada uno responde a unos planteamientos ideológicos y aquí están bien claros.

Alguna vez los alumnos han dicho que no se hacía todo lo posible desde las altas instancias de la Universidad

Desde que yo estoy, Rectorado siempre ha apoyado todo lo que nosotros hiciéramos. Yo también he apoyado a los alumnos siempre que había concentraciones. La universidad y los alumnos van al unísono. No hay fisuras. Pero cada uno estamos en un sitio.

Etiquetas
stats