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Pedro Santisteve: de las plazas al Ayuntamiento

Santisteve, ayer, tras ser investido como alcalde. Foto: Juan Manzanara

Marimar Cabrera / Marimar Cabrera

Zaragoza —

Pedro Santisteve Roche (57 años), líder de Zaragoza en Común, es el primer alcalde de Zaragoza investido bajo el paraguas de las candidaturas de unidad popular. También es el primer edil zaragozano, ya que ninguno de sus antecesores en democracia nació en la capital aragonesa: Juan Alberto Belloch lo hizo en Mora de Rubielos (Teruel); José Atarés en El Vallecillo (Teruel); Luisa Fernanda Rudi en Sevilla; González Triviño en Tetuán (Marruecos) y Ramón Sainz de Varanda en Guadalajara. Licenciado en Derecho, ejerce desde 1984 como abogado penalista y desde los 90 es profesor en la facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza. Más que un académico, se define como un “divulgador del Derecho”.

Pero ahora cambia la toga y la defensa de presos comunes por la Alcaldía de la quinta ciudad de España. Sustituye al socialista Belloch tras doce años de gobierno. Sale un juez y ex ministro, de Interior y Justicia, y entra un letrado. Asume su nuevo cargo con el reto de entusiasmar a Zaragoza desde un gobierno en solitario, con el apoyo de 9 de los 31 ediles del Pleno, y promete que lo primero que hará será frenar los desahucios.

Su apertura al mundo de la política coincidió con la caída del franquismo. Entró en la Universidad en el año 1975 y se implicó en movimientos estudiantiles en la lucha contra la dictadura militar, aunque no se libró de la mili. La pasó en la Línea de la Concepción, aún después de intentar esquivarla por la vía de los llamados excedentes de cupo.  

Aunque no fueron buenos tiempos para los que lucharon desde la desobediencia civil, el final de los años 80 fue la época socialmente más dura en la trayectoria personal y profesional de Santisteve. Se embarcó, desde la capital aragonesa, en la lucha contra los dos principales males de la década: el paro y la heroína. Santisteve fundó la Asociación Cultural y Recreativa Barrioverde, pionera en la integración comunitaria y uno de los primeros espacios de convivencia del barrio zaragozano de la Magdalena.

También creó la Asociación de Apoyo a los Presos de Aragón (ASAPA), que en el año 2000 recibió de la Diputación General de Aragón la Medalla al Mérito Social. Como letrado, crítico con el sistema penitenciario actual, ha defendido durante dos décadas a presos comunes de centros penitenciarios de Torrero, Zuera, Daroca o Huesca y trabajado  desde el Servicio de Orientación Penitenciaria (SOP) del Colegio de Abogados.

Su trabajo por la defensa de los derechos humanos de las personas privadas de libertad le llevó a vivir muy de cerca el doble encierro que vivieron más de 10.000 jóvenes nacidos en la periferia de las grandes ciudades, hijos de la clase trabajadora, que sufrieron en los 90 la epidemia del sida, contagiados mediante el  intercambio de jeringuillas, a los que les llegó la muerte en prisión o camino de los hospitales.  

La docencia, la Filosofía del Derecho y de la Sociología Jurídica, ha mantenido a Santisteve en contacto con el mundo universitario y los colectivos sociales más jóvenes. Su vida de barrio, en el Gancho, en el distrito del Casco Histórico de Zaragoza, volvió a convertirle en parte activa de los movimientos vecinales hace ya cinco años. Vio nacer las nuevas demandas de participación ciudadana desde los barrios, como en el CSC Luis Buñuel, y ayudó y asesoró en las asambleas que generaron el 15M y que se trasladaron al campamento de la plaza del Pilar, donde acudía habitualmente, y donde ayer cientos de personas celebraron su investidura.

Santisteve se enfrenta ahora un programa de gobierno que intentará aplicar un Plan de Emergencia Social, con la creación y puesta en disposición de los ciudadanos de un parque de viviendas públicas, el aumento del 2% del presupuesto municipal para cubrir las necesidades básicas de la población y la promoción de la economía social, el tejido autónomo, la participación ciudadana y la trasparencia de las cuentas públicas. 

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