El alcalde de Teruel se aferra al cargo a pesar de prometer su dimisión
El pasado lunes se celebraba la primera reunión, oficial al menos, entre el alcalde de Teruel por el Partido Popular, Manuel Blasco, y el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Ramón Fuertes, después de que Blasco tomara posesión de su acta de diputado en las Cortes generales. Un político veterano, el primero, que tendrá que desplegar sus mejores argumentos para que el partido naranja facilite la investidura de una concejala del PP como nueva alcaldesa.
De momento, Blasco sigue siendo el alcalde de la capital turolense, a pesar de que, en su momento, afirmó que dejaría el cargo si lograba su escaño de diputado. Algo que sucedió en las pasadas elecciones generales. Sin embargo, tras salir elegido el 20 de diciembre -fue el candidato provincial más votado-, Blasco condicionó a lo que dijera el partido, tanto a nivel nacional como regional y local, la decisión de abandonar el sillón de alcalde. A partir de la toma de posesión como diputado, “el partido tomará una decisión”, decía el edil, pero “siempre condicionada a mantener la Alcaldía de Teruel para el PP”.
El valor de la Alcaldía de Teruel, la capital de provincia más pequeña de España, es que es la única institución importante que el PP ha conservado en Aragón tras las elecciones autonómicas. Por lo tanto, es “incuestionable” que el bastón de mando se quede en manos del Partido Popular, según Blasco.
Pero la incertidumbre política a nivel nacional no aconseja correr, y tampoco el panorama municipal, puesto que el portavoz de Ciudadanos, horas después de la primera reunión con el alcalde, se apresuraba a decir en un comunicado que si su grupo facilitaba la continuación del PP en el poder, en un hipotético cambio de nombres, no sería “a cambio de sillones”, sino por “el bien de los turolenses”. Apuntaba además que “el Partido Popular ha generado un problema innecesario al presentar al mismo candidato para las elecciones municipales y nacionales”.
Blasco salió elegido alcalde el pasado mes de junio por cuarta vez, aunque en esta ocasión pasó de la mayoría absoluta lograda en la anterior legislatura (12 concejales) a un gobierno en minoría (ocho ediles).
Se convirtió en alcalde gracias a que los concejales del Partido Aragonés (2), PSOE (5), Ganar Teruel (3) y CHA (1) votaron a su cabeza de lista, mientras que los dos de Ciudadanos optaron por el voto en blanco. De este modo salió elegido automáticamente en segunda ronda por ser la lista más votada.
El PP tendrá que trabajar ahora para que se repita al menos esta situación con la sucesora, con toda probabilidad la teniente alcalde Emma Buj, pero el PSOE ha anunciado que planteará batalla. El portavoz socialista, José Ramón Morro, ya mantuvo conversaciones con los partidos de izquierdas (Ganar Teruel y CHA, con cuatro ediles en total) para formar una alianza, pero de llegar un acuerdo, los nueve concejales no conseguirían la mayoría absoluta.
Como el PAR ha acudido coaligado con los populares en las últimas elecciones generales y no se deja cortejar por la izquierda, la pelota está en el tejado de Ciudadanos que, de momento, no cierra puertas ni a unos ni a otros.