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El Gobierno de Aragón aboga de nuevo por un tratamiento más natural de la ribera del Ebro

Desbordamiento del río Ebro en 2015.

Eduardo Bayona

Zaragoza —

El Gobierno de Aragón comienza a mirar al Ebro como lo que es: un torrente de casi mil kilómetros que al menos una vez al año recuerda sus escrituras de propiedad e inunda con crecidas un cauce natural que, especialmente en el último medio siglo, se ve cada vez más invadido por actividades productivas y estrechado por diques y motas de defensa.

La Ponencia de Inundaciones del Instituto Aragonés del Agua (IAA) está trabajando en un documento con el que propondrá, de manera coordinada con el Plan de Gestión de Inundaciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), un plan de acción territorial con una visión más naturalista que productivista.

“Nuestro reto es mejorar el programa de medidas”, señala Inés Torralba, llegada a la dirección del IAA desde la CHE hace un año y partidaria de “trabajar también en la concienciación y la educación ambiental de la población ribereña”.

Creencias sobre pantanos y diques

Torralba aboga por combatir la falsa creencia de que las infraestructuras de regulación como los pantanos y las obras de protección como las motas garantizan por sí solos la protección frente a las crecidas. “La población tiene a veces una falsa sensación de seguridad” basada en una ilusoria “capacidad del ser humano de evitar un riesgo que en realidad es inevitable”, sostiene.

Es decir, que el Gobierno de Aragón recupera los planteamientos que sostenía hace una década, cuando impulsó el Plan Ambiental del Ebro, en el que defendía un tratamiento natural del río: convivir con él en lugar de frustrarse con el imposible objetivo de intentar dominarlo.

En este sentido, la Ponencia del IAA se muestra partidaria de actuaciones como naturalizar las choperas, “con la posible supresión de la tasa por ocupación del dominio público hidráulico para aquellas plantaciones que contribuyan a mejorar la dinámica fluvial del río”, y de otras como fomentar el cultivo en la ribera de productos alternativos más resistentes a las crecidas que los de huerta que ahora se aplican en buena parte del eje de la cuenca.

Cobertura de seguros y medidas de proteccción

Esta segunda medida se vería apoyada por una mejor información sobre las posibilidades de asegurar la producción de las explotaciones mediante pólizas, una medida cuya potenciación llevan décadas reclamando las organizaciones agrarias.

El paquete de iniciativas incluye fomentar la aprobación de planes de evacuación en todos los municipios con alto riesgo de inundación –apenas un puñado de ellos cuentan con ese documento- y, paralelamente, incrementar la información sobre los riesgos para personas y bienes en caso de crecida, así como acerca de las medidas de protección y autoprotección que es necesario adoptar en esos casos.

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