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Un centenar de familias en riesgo de pobreza energética reducen hasta un 30% su factura gracias a la educación ambiental

La iniciativa de Ecodes busca paliar la pobreza energética.

Marta Salguero

Zaragoza —

Un total de 130 familias españolas en situación de pobreza energética, algunas con todos sus miembros en paro, han conseguido reducir hasta un 30% su factura de la luz, sin realizar grandes inversiones en su vivienda. Tan solo han adoptado nuevos hábitos de consumo e implementado medidas de eficiencia energética, para lograr este ahorro. Los resultados han sido tan positivos que esta iniciativa, que surgió de la mano de la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) en Zaragoza, se llevará a cabo este año en 190 hogares de siete ciudades distintas. En concreto, en Barcelona, Madrid, Valencia, Oviedo, Gijón y Granada, además de en Zaragoza.

El programa ‘Ni un hogar sin energía’ nació en 2013 como respuesta a la situación de pobreza energética, que afecta a un 10% de los hogares españoles. En los últimos años, la reducción de los ingresos en las familias, el aumento del coste de las facturas en seis años y la ineficiencia energética del parque de viviendas español han provocado que muchas familias no pudieran hacer frente a estos costes.

Ante esta situación, Ecodes decidió lanzar esta iniciativa y trabajar directamente con las familias más vulnerables. El objetivo era ayudar a colectivos en riesgo de pobreza energética a reducir el importe de sus facturas y a mejorar el confort térmico, formándoles para que pudieran gestionar mejor este gasto, uno de los más elevados en la economía doméstica.

“Queríamos probar que con educación ambiental y cultura energética se podían conseguir ahorros importantes, sin hacer grandes desembolsos en la vivienda”, apunta Cecilia Foronda, de Ecodes. Y lo consiguieron, tanto que este año prevén duplicar las viviendas atendidas.

En primer lugar, seleccionan a las familias más vulnerables en colaboración con las ONG y los servicios sociales de los Ayuntamientos de cada ciudad. Son familias sin ingresos o monoparentales, que en muchos casos reciben ayuda para pagar las facturas, o personas mayores con pensiones bajas. Una vez que tienen el listado de hogares con las que van a trabajar, los técnicos de Ecodes acuden a la vivienda y realizan un diagnóstico energético. Comprueban la eficiencia de los electrodomésticos o el aislamiento de las ventanas, entre otras cuestiones.

Además de este análisis, colocan un monitor para medir el consumo de energía, durante un mes. Este aparato tiene una doble función, porque, por un lado, registra los datos de consumo y, por otro, sensibiliza, al informar a tiempo real de los kws que se consume en cada momento. “Una familia puede ver lo que está gastando si enciende la luz o la lavadora”, explica Foronda.

“Las familias no conocen el bono social”

Con estos datos, más el diagnóstico de la vivienda y el análisis de las facturas, Ecodes elabora un informe con una serie de recomendaciones que incluye cambios de hábito y medidas de eficiencia energética. Después, vuelven de nuevo a la vivienda para aplicarlas y ayudan a las familias a modificar los contratos, para reducir la potencia contratada, activar la discriminación horaria o solicitar el bono social. “Una cosa que nos ha sorprendido mucho es la cantidad de familias que no saben que pueden beneficiarse de este bono que supone un descuento del 25% si están dentro de la tarifa regulada”, precisa.

Una vez realizados estos cambios, destinan un presupuesto a implementar medidas de bajo coste para mejorar la eficiencia energética: cambian bombillas incandescentes por LED, protegen los marcos de las ventanas, instalan temporizadores, reflectores en los radiadores…

Con estas medidas han conseguido que 130 hogares hayan reducido notablemente su consumo desde 2013. En concreto, tan solo haciendo las modificaciones en los contratos energéticos, han disminuido el coste de las facturas un 24 %. Si a ello se suma las medidas de ahorro y los nuevos hábitos de consumo, el ahorro medio se sitúa entre el 30% y el 35%.

Estos datos han despertado el interés de organizaciones sociales de otras ciudades, que han solicitado ayuda para llevarlas a cabo. Tras ayudar a 75 hogares en Barcelona y Zaragoza en 2015, este año tienen previsto trabajar en 190 hogares de siete ciudades distintas, con el apoyo de una “amplia” red de colaboradores, como La Fundación LaCaixa o el Ayuntamiento de Zaragoza.

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