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Dos ingenieros proponen una iniciativa para convertir la Expo de Zaragoza en un circuito de Fórmula E

Reproducción del circuito. Foto: formulaezaragoza.tk

Ana Rodríguez / Ana Rodríguez

Zaragoza —

Una de las iniciativas que se encontrará sobre la mesa la nueva corporación municipal de Zaragoza es la de convertir el recinto de la Expo en un circuito de Fórmula E, una competición similar a la Fórmula 1 pero con coches eléctricos. La idea parte de dos zaragozanos apasionados del mundo del motor y concienciados con la movilidad sostenible. En su opinión, la capital aragonesa es perfecta para acoger una carrera de vehículos de este tipo. “El modelo de ciudad por el que se ha apostado en Zaragoza, con el tranvía, el carril bici, las zonas verdes e incluso la propia Expo, es coherente con los principios de la Fórmula E, que defiende la sostenibilidad de la automoción”, explica Carlos Pelegay, uno de los promotores de esta iniciativa.

Además, el recinto de Ranillas cumple, a priori, los requisitos necesarios para este tipo de circuitos. Entre ellos, formar parte del trazado urbano y estar jalonados de elementos emblemáticos, ya sean naturales o edificados. “La Expo, con sus pabellones, la Torre del agua, los puentes… resulta un lugar muy adecuado por su espectacularidad, pero también por el simbolismo que encierra, ya que su lema fue el desarrollo sostenible”, apostilla. Otros puntos fuertes de Zaragoza para postularse como sede de la Fórmula E son su ubicación y sus buenas conexiones con otras ciudades del circuito. “Apenas hay 10 horas por carretera hasta Mónaco, así que la prueba podría recalar en Aragón durante la etapa europea de la gira”, indica.

La Fórmula E es una competición muy joven pero ya ha conseguido sumar a importantes marcas y pilotos como Jarno Trulli, Bruno Senna y Jaume Alguersuari. La temporada actual está a punto de finalizar, con carreras en diez circuitos urbanos de todo el mundo. Ciudades emblemáticas como Londres, Miami, Berlín, Buenos Aires, Beijing, Mónaco, Long Beach, Moscú, Punta del Este y Putrajaya. “El manager responsable de localizar sedes para el circuito contactó con nosotros, a través de las redes sociales, porque quería conocer mejor la idea”, comenta Carlos, que vive actualmente en Munich y trabaja como ingeniero para BMW.

Los costes

El proyecto está actualmente en fase de valoración económica para determinar si es rentable o no llevarlo a cabo. “El Ayuntamiento de Zaragoza ha sido muy receptivo con la idea. Hace unos meses nos reunimos con técnicos municipales en dos ocasiones, aunque ahora tenemos todo parado a la espera de que se forme un nuevo gobierno, comenta. ”También recabamos el apoyo de Expo Zaragoza Empresarial, pero debe ser una empresa privada quien asuma el riesgo económico“, añade.

Según el promotor de esta idea, el proyecto no supone una gran inversión, ya que apenas hay que hacer obras de adaptación del circuito. “La ciudad tan solo tiene que poner el trazado y los servicios, claro. Todo lo que conlleva la celebración de la carrera es desmontable, con instalaciones modulares. Tampoco afectaría mucho al tráfico porque, en realidad, el evento dura un día”, apunta. Además, Formula E planea dejar un “legado” en cada ciudad instalando puntos de carga y otras infraestructuras para vehículos eléctricos que podrán disfrutarse con posterioridad a la cita automovilística. Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de hacer números es que esta competición no exige el pago de un canon como ocurre con la Fórmula 1. “Nos gustaría que la idea cuajara y Zaragoza pudiera entrar en el circuito de la Fórmula E en la temporada 2016-2017, sería un sueño”, asegura.

El circuito

Carlos Pelegay e Isaac Morte, ingeniero y técnico industrial, respectivamente, se han puesto manos a la obra y ya han diseñado el circuito zaragozano. El trazado tendría casi cuatro kilómetros de longitud y un total de diecinueve curvas. La parrilla de salida se situaría en las proximidades de la Torre del Agua, en la prolongación de Pablo Ruiz Picasso. Los vehículos saldrían en dirección a la plaza de las Banderas, donde girarían bordeando el Pabellón de Aragón.

Una vez superado el bloque de pabellones, en la avenida de Ranillas volverían a entrar al recinto hacia donde en su día estuvieron las plazas temáticas. Allí enlazarían un recorrido de curvas lentas hasta la entrada del Palacio de Congresos, donde volverían a girar a la izquierda para salir a la avenida Pablo Ruiz Picasso. Tras completar el tramo lento del circuito, los monoplazas enfilarían la recta hacia el puente del Tercer Milenio, atravesarían el puente y darían la vuelta al otro lado del Ebro para dirigirse a la línea de meta.

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