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“El pueblo viejo de Belchite desaparecerá en breve si no se actúa, está en una situación agónica”

Iglesia y convento de Belchite.

Marta Salguero

Zaragoza —

“El pueblo viejo de Belchite puede desaparecer en un breve plazo de tiempo si no se actúa, porque está en una situación agónica. Es uno de los lugares principales de la memoria contemporánea española y europea, que está en Aragón y en Aragón lo vamos a perder”. 

Con esta rotundidad, aunque con la esperanza de que se actúe antes de que sea tarde, el presidente de la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa), Carlos Bitrián, explica el estado de “deterioro” en el que se encuentra el pueblo viejo de Belchite. Esta localidad de la provincia de Zaragoza, escenario de una de las batallas de la Guerra Civil, quedó devastada tras la contienda española. Su estado ha ido empeorando con el paso del tiempo sin que se haya ejecutado un Plan Integral de Conservación, a excepción de actuaciones puntuales en tres de sus edificios: el Arco de San Roque, el Arco de la Villa y la Torre del Reloj

En los años de mandato de Marcelino Iglesias, en el marco del programa ‘Amarga Memoria’, el Gobierno de Aragón encargó a Borobio Arquitectura y Urbanismo la elaboración de un plan director general para la conservación del pueblo de Belchite. Sin embargo, este plan nunca llegó a ejecutarse, se quedó guardado en el cajón y ni siquiera trascendió su contenido, lamenta Bitrián. Desde entonces, Apudepa lleva alertando seriamente de la degradación de este espacio de “innegable” valor histórico, sin que se hayan adoptado medidas en su conjunto. Ni siquiera el hecho de que sea Bien de Interés Cultural (BIC), que en teoría implica la máxima protección de la ley de patrimonio, parece haber ayudado.

“Entendemos que es un lugar de memoria de máxima importancia para España y para Europa, porque es uno de los pocos que se conserva con sus especiales características: un pueblo nuevo junto a un pueblo viejo, donde además se desarrolló una batalla clave de la Guerra Civil”, comenta.

Elaborar un nuevo plan director

Desde esta asociación tienen claro cuáles deberían ser los primeros pasos para conservar y mantener vivo este “lugar de memoria”. No se trata de reconstruir el pueblo, sino de “congelar” las ruinas en el estado en el que están ahora. Por ello, plantean la elaboración de un nuevo plan director hecho “desde abajo”, con un proceso “amplio de participación” en el que intervengan todos los actores y en el que no solo se presté atención a los edificios monumentales, como se ha hecho hasta ahora, sino también a los edificios de la arquitectura popular.

“Hay que conservar la torre de la Iglesia, pero también las casas”, explica Bitrián. Sin embargo, esta máxima no se ha aplicado años atrás, más bien todo lo contrario, ya que la estampa actual de Belchite es consecuencia de los derribos posteriores por parte del Estado, ante los riesgos de derrumbes. “Belchite quedó muy dañado tras la guerra, pero nada que ver, ni muchísimo menos, con lo que se ve hoy”, indica.

A esto hay que añadir que los derrumbes espontáneos continúan produciéndose en el interior de la villa. Por ello, desde Apudepa plantean una serie de actuaciones urgentes y provisionales, en paralelo a la elaboración de un nuevo plan integral. Proponen hacer una intervención general de apuntalamientos para asegurar el mantenimiento a medio plazo, antes que actuar puntualmente en un edificio concreto para no perder el conjunto. “Porque si no tendremos una iglesia mudéjar conservada, pero habremos perdido lo más importante en Belchite, la posibilidad de trasladar a un escenario de guerra”, comenta.

A esta asociación le preocupa especialmente el estado en el que se encuentran tres edificios concretos por su valor patrimonial y por el alto riesgo de derrumbe que presentan. Se trata del convento de San Rafael, cuya fachada principal puede desplomarse “en cualquier momento”; la torre de San Agustín y la casa señorial de Carme Castillón, su última propietaria, también conocida como casa del médico.

Este edificio sufrió un derrumbe parcial a principios de este año y dejó a la intemperie unas pinturas murales, unas grisallas que podrían ser del siglo XVI o XVII y que ahora están deteriorándose por la lluvia. 

Cerca de 20.000 visitas en 2015

A pesar de este deterioro y de los problemas de seguridad que esto pueda ocasionar, lo cierto es que el pueblo viejo de Belchite se ha convertido en un atractivo turístico para una de las comarcas más deprimidas de Aragón. En 2014 recibió cerca de 14.000 visitas y un año después, en 2015, unas 20.000. Las Cortes de Aragón aprobaron por unanimidad el pasado 26 de abril una proposición no de ley, a propuesta de Podemos, que recoge estas reivindicaciones de Apudepa. La iniciativa insta al Ejecutivo a actuar de urgencia y a diseñar un proyecto para la consolidación del conjunto de la Villa de Belchite. Los presupuestos generales de Aragón para este año incluyen una partida de 40.000 euros para estas actuaciones urgentes, aunque por ahora no se ha decidido qué se hará con ella.

Fuentes del Gobierno de Aragón explican que se ha creado una mesa técnica en la que están representadas la dirección general de Cultura y Patrimonio, la Diputación Provincial de Zaragoza, la Comarca Campo de Belchite y el Ayuntamiento de la localidad con el objetivo de “lanzar un plan de consolidación”. También el pasado mes de abril, técnicos de Cultura y Patrimonio visitaron el pueblo para analizar la situación en la que se encuentra este espacio, aunque por ahora no hay ninguna decisión tomada al respecto, ni la aportación que deberá hacer cada institución.

 

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