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Sobre este blog

Ayuda en Acción es una Organización No Gubernamental de Desarrollo independiente, aconfesional y apartidista  que trabaja en América, África y Asia con programas de desarrollo integral a largo plazo en diferentes ámbitos para mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas, así como el de las familias y comunidades a través de proyectos autosostenibles y actividades de sensibilización.

Día Internacional de la Mujer: Visibilizar los cuidados nos hará fuertes

Mujeres de Mapel

Lourdes Mourelo

  • En Ayuda en Acción creemos en la igualdad de hombres y mujeres como derecho y como medio para mejorar los resultados de la lucha contra la pobreza
  • La campaña #mujeresinvisibles quiere dar visibilidad a los obstáculos y logros de millones de mujeres en todo el mundo a través de sus historias.

“Las mujeres constituimos más de la mitad de la humanidad. Damos la vida, trabajamos, amamos, creamos, militamos, nos distraemos. Nosotras garantizamos actualmente la mayoría de las tareas esenciales para la vida y la continuidad de esta humanidad. Sin embargo nuestra posición en la sociedad permanece subvaluada”

Marcha Mundial de las Mujeres

“La consecución de la igualdad entre el hombre y la mujer implica que han de tener iguales derechos, oportunidades y responsabilidades que les permitan desarrollar sus talentos y capacidades para su propio desarrollo personal y para el beneficio de la sociedad. A este fin es esencial una reestructuración de las funciones y los roles asignados tradicionalmente a cada sexo dentro de la familia y dentro de la comunidad en su conjunto. Hay que reconocer la necesidad de un cambio en el rol tradicional del hombre y de la mujer. Para posibilitar la participación igual de la mujer en todas las actividades de la sociedad, el hombre tiene que aceptar compartir las responsabilidades del hogar y de los hijos” (UN, 1975)

El termino igualdad, hoy en día, nos remite a características comunes compartidas, y por lo tanto hace referencia a los derechos y a las responsabilidades que tienen todas las personas miembros de una sociedad, pero pese a ello, la igualdad efectiva entre hombres y mujeres continua siendo más un objetivo que una realidad, ya que continua existiendo una gran brecha entre lo que es el discurso y lo que es la práctica.

Desde que nacemos hombres y mujeres somos socializados a lo largo de nuestras vidas para reproducir el sistema de dominación masculina. Los hombres son socializados en el poder, en la actividad, en la idea de que el mundo y la palabra les pertenece y que su espacio natural es lo público. Las mujeres, por el contrario, serán socializadas para el no-poder, la pasividad, la aceptación de que su proyecto de vida debe de estar subordinado al esposo. El espacio natural y prioritario de desarrollo para la mujer será la reproducción biológica, la familia y el cuidado.

Para conseguir romper esos designios de subordinación se presume imprescindible que las mujeres puedan asumir el poder para hacer y construir con otras personas y promover la toma de conciencia individual y colectiva desde la perspectiva r los derechos que todas las personas tienen y que se presenta como un concepto básico para el desarrollo humano. Un proceso mediante el cual las personas adquieren el conocimiento, las habilidades y aptitudes necesarias para analizar críticamente sus propias situaciones y mejorarlas, tanto en la dimensión personal, como en la dimensión colectiva. Es lo que se conoce como el proceso de empoderamiento.

Uno de los principales obstáculos para el empoderamiento de las mujeres es la falta de formación e información, junto con la ausencia de modelos femeninos. No tenemos identificadas en nuestro imaginario a mujeres que hayan participado activamente en el desarrollo de la humanidad y que estén a nuestro alcance como referentes reconocidos y admirados. Unos referentes, que pese a existir, en muchas ocasiones fueron conscientemente ocultados e invisibilizados.

A menudo las mujeres tendemos a pensar que no somos capaces, que no tenemos formación, que el espacio público no es nuestro espacio… respondiendo de esta manera a los mandatos de género que nos sitúan siempre en el ámbito privado, en las tareas del cuidado. Por ello resultan tan importantes tanto el empoderamiento personal como el colectivo, ya que nos colocan ante un proceso de cambio dirigido a equilibrar nuestra cuota de poder. Partiendo de la base de que sólo con poder podremos hacer frente al poder. Apostando, eso sí, por un poder compartido, un poder con otras personas y con otros colectivos, que se convertirá en un poder para, en una conciencia pública y crítica que movilice a diferentes sectores sociales por un fin común, que se traduzca en la influencia sobre personas y/o sectores con poder de decisión, en modificación o perfeccionamiento de leyes y de políticas públicas tanto en nuestro espacio más próximo, como en un escenario global.

Las mujeres empezamos a poner sobre la mesa que lo personal, lo privado, lo que ocurre en el hogar también es público y político, es decir, es asunto de todos y todas. Si cambiamos en lo más cercano, en la familia, si tomamos decisiones sobre qué estudiar, con quién compartir nuestras vidas, cuantas hijas e hijos tener, con quién, cómo y cuando tenerlos, o no tenerlos... también podemos tomar decisiones sobre qué leyes elaborar y como dirigir una empresa o un país.

Resulta necesario e imprescindible insistir en la mejora de las condiciones y posiciones de las mujeres, unas veces desde lo privado, otras desde lo público, solas o acompañadas. Sólo así podremos continuar avanzando y continuaremos construyendo esa otra sociedad que apuesta por la democracia vital con ciudadanía plena (derechos civiles, sociales, políticos económicos y culturales) de mujeres y hombres. Así sí contribuiremos a ese otro mundo, posiblemente, mejor.

“Cada vez que una mujer hace algo de lo que se considera ”de hombres“ esa mujer conquista un nuevo espacio para ella y para todas las demás mujeres… esa historia de conquista de nuevos espacios y de ser vistas como personas completas puede ser llamada como la conquista de la ciudadanía [...] La conquista de la ciudadanía y el liderazgo para las mujeres es importante porque cambia las relaciones entre las personas, en la familia, en la comunidad, en las organizaciones sociales, en las políticas públicas; presentando al poder público y a la sociedad civil propuestas de nuevas acciones basadas en un mejor equilibrio entre hombres y mujeres”, recogía la Rede Mulher de Educaçao en Sao Paulo en 2000.

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