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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

¿Por qué un Partido Animalista?

Laura Duarte y Silvia Barquero, del Partido Animalista, ante el Parlamento Europeo. Foto: Pacma

Concha López / Concha López

La transición pendiente: hacia una sociedad de todos

¿Cómo se puede avanzar hacia una sociedad realmente justa, cuyo funcionamiento se base en la ética, si no tenemos en cuenta todas las vidas? ¿Cómo podemos decir que buscamos lo mejor para todos si esos todos son sólo unos?

Esa es la principal diferencia entre el Partido Animalista (Pacma) y los demás partidos políticosPartido Animalista (Pacma): lo que entienden por “todos”. La realidad es que, de forma generalizada, para las formaciones políticas “todos” somos sólo los humanos, y aunque ellas se jacten de representar a unos o se acusen de representar solo a otros, hablan siempre de humanos, solo de humanos.

No es que los humanos no importemos. Es que, sencillamente, no somos los únicos cuya vida hay que defender por encima de cualquier otro interés. Por eso el Pacma ha irrumpido en el panorama político: para defender una transición hacia una sociedad que tenga en cuenta, de verdad, a todos. Para ejercer una presión real y efectiva en las instituciones y avanzar hacia ese objetivo.

En las últimas elecciones generales, en 2011, el Pacma obtuvo 102.144 votos al Congreso de los Diputados y 374.483 al Senado, lo cual supuso prácticamente triplicar su respaldo respecto a las anteriores. Ahora aspira a que Laura Duarte defienda esos principios en el Parlamento Europeo, donde también podrían entrar los animalistas holandeses, que cuentan con dos escaños en su país. La conciencia ética crece en Europa, y también en España.

Aunque el Pacma se define como partido animalista, su mensaje y su programa para las elecciones europeas del 25 de mayo son en el fondo humanistas, pues parten de una concepción integradora de los valores que nos definen como humanos, que nos dignifica como tales. Porque, si realmente lo somos, nos preocupamos por todos, por nosotros y por quienes dependen de nosotros.

Por eso propone medidas en todos los ámbitos: empleo, políticas sociales, democracia, libertades, acceso a la información, justicia, igualdad y lucha contra la discriminación, educación, cultura, salud, investigación y ciencia, relaciones internacionales, medio ambiente, agricultura, ganadería, pesca, y defensa de los animales.

“Carta de Derechos Sociales” para Europa

Y todo ello, pensando no solo en los humanos, que también, sino en todos los animales. Por eso se compromete a luchar por una sociedad justa y sin discriminaciones por razón de origen, de género, de orientación sexual... o de especie.

Nos invita, por ejemplo, a consolidar “alternativas a la Europa del consumismo”, sobre todo para los jóvenes, y a impulsar una “Carta de Derechos Sociales” que garantice una mínima igualdad en toda la Unión Europea, con medidas de intervención para evitar la exclusión, con una Seguridad Social en todo el territorio comunitario, y con una política migratoria que respete las normas internacionales y los derechos humanos, con todo lo que eso conlleva.

Tiene también una posición clara en defensa del derecho a la libertad afectivo-sexual y reclama campañas informativas contra la homofobia y para superar la tendencia a invisibilizar las opciones de vida diferentes a la familia heterosexual con hijos.

La educación ocupa un capítulo entero de su programa electoral, con la defensa del incremento del gasto público hasta el 7% del PIB, un plan de choque contra el abandono escolar y el fomento de una educación en valores que incluya el respeto por los animales. Una educación basada en el conocimiento y en la empatía.

Para dar ejemplo de la ética y de los valores que promueven, todos los candidatos del Pacma en estas elecciones se comprometen a defender una reducción de las “desmedidas” prestaciones que reciben los eurodiputados e, incluso, a donar al partido una parte importante de su salario para que pueda seguir adelante son sus campañas.

El Pacma defiende una estructura europea en la que se aseguren una serie de principios: respeto a los derechos de todos; división de poderes; legitimidad democrática de las instituciones, y legalidad.

Por ello, quiere trabajar para mejorar la lucha contra la criminalidad organizada, la trata de seres humanos, el narcotráfico, el blanqueo de capitales y el tráfico de armas y de animales, pero sin que eso convierta a la Unión Europea en un estado policial que vulnere los derechos de los ciudadanos.

Por eso, apunta directamente, Europol deberá dejar de ser usada “como instrumento para la represión del movimiento por la defensa de los animales”, ya que su finalidad es luchar contra el crimen organizado, no contra quienes defienden a los más desfavorecidos de la sociedad.

El avance hacia un modelo energético no dependiente del petróleo y respetuoso con el medio ambiente y con los animales es un objetivo esencial para este partido, que se opone frontalmente al fracking y a la instalación de plataformas petrolíferas, y que quiere luchar por limitar el exceso de embalajes con materiales no reciclables, recuperar los sistemas de depósito, devolución y retorno de envases, y fomentar el transporte por ferrocarril para reducir la contaminación del aire.

No subvencionar la tortura acercará su prohibición

El artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea reconoce que los animales son seres sensibles, que sufren. En coherencia con ello, el Pacma propone un reglamento de los animales domésticos de toda la UE que establezca unos derechos básicos para todos ellos, con la prohibición de abandonarlos, maltratarlos, o realizar sobre ellos cualquier práctica que pueda dañarlos física o psicológicamente por acción u omisión.

Ese reglamento supondría la prohibición de traficar y comerciar con cachorros, y también el final de los espectáculos con animales porque, sencillamente, esa transición a una sociedad donde todos sean tenidos en cuenta implica que la muerte y el sufrimiento de otros no puede ser considerado deporte, diversión ni ocio.

Aunque muchos ciudadanos no lo sepan, y por eso el Pacma lo recuerda en su programa, actualmente la Política Agraria Común (PAC) reparte sus fondos en función de la forma en la que son mantenidas las fincas receptoras de ayudas, sin hacer distinciones por el tipo de producción, por lo que dehesas donde se crían los toros que serán torturados en las plazas están recibiendo ayudas. La retirada de esas subvenciones, que reclama explícitamente, “acercará la prohibición” de las corridas de toros y de otros espectáculos basados en el sufrimiento de estos animales.

En línea con ese gran objetivo, plantea la reconversión de los zoos en santuarios de animales, el fin de la caza y la pesca como deporte, medidas concretas para defender a los lobos, y la erradicación de la captura de aves con pegamento, una práctica que se enseña a los niños, por ejemplo, de la Comunidad Valenciana, pese a ser considerada ilegal por la Comisión Europea y por el Tribunal Constitucional.

Y reclama una mayor inversión en las alternativas a la experimentación con animales, la reconversión de la industria peletera en negocios éticos, y la legalización de los santuarios ya existentes, en los que se cuida a animales víctimas de la explotación y se les permite vivir sin sufrimiento.

Pobreza, hambre, alimentación

Su programa abraza los principios básicos de la soberanía alimentaria como forma de avanzar hacia un modelo sostenible, ecológico, respetuoso con el medio ambiente y con los animales, que garantice alimentos de calidad para todos y que dinamice las economías locales, y eso requiere una reforma de la PAC.

Cada vez más ciudadanos son conscientes del sufrimiento que comporta para los animales la explotación ganadera de la que son víctimas, ya que sus vidas están supeditadas al beneficio económico, a ser parte de una cadena de producción.

El Pacma aspira a una sociedad respetuosa con todas esas vidas pero, mientras avanza hacia ese objetivo, propone, por ejemplo, prohibir la producción y comercialización del foie, que no es más que el hígado hipertrofiado de un pato o un ganso sobrealimentado de forma forzosa.

También, la mejora en las condiciones de transporte de animales destinados a consumo humano; el fin de los sacrificios halal y kosherhalal kosher, que requieren matar al animal sin aturdimiento previo; y la reconversión de la industria pesquera hacia otros sectores, con la prohibición expresa de que las flotas maten a los peces descartados.

El Pacma defiende también criterios éticos, y no puramente mercantilistas, para guiar las relaciones internacionales hacia la consecución de la soberanía alimentaria en el mundo, con una cooperación al desarrollo basada en criterios de igualdad, respeto, libertad y eficiencia.

A modo de ejemplo: dos terceras partes de la tierra cultivada en el mundo se destinan a alimentar animales de ganadería para que algunos humanos coman carne, pero esas cosechas podrían emplearse para alimentar con ellas a muchos otros humanos que hoy son víctimas de la especulación y de las hambrunas. Y en medio, otros muchos son solo mercancía: los animales.

¿Y si pensar en todos fuera la solución a los problemas de unos y de otros?

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

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