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La importancia de llamarse Ray Harryhausen
Puede que la afirmación les parezca algo exagerada ?más si se tiene en cuenta la opinión que sobre Harryhausen tiene buena parte de la “crítica especializada” que pulula por nuestro país-. Sin embargo, todavía hoy sorprende la maestría con la que están resueltas muchas de las secuencias de dicha película.
La más famosa de todas, la pelea del héroe Jasón y sus hombres contra una legión de desafiantes esqueletos armados, es todo un prodigio, más si se tiene en cuenta el tamaño real de dichos esqueletos y el resultado final, tal y como luce en la pantalla. Harryhausen tardó la friolera de cuatro meses en lograr que aquellas figuras se transformaran en la legión de cadáveres que amenaza con impedir que el héroe de la cinta logre alcanzar su objetivo.
Y por mucho que una la vea, una y otra vez, es difícil no sorprenderse como si fuera la primera vez que uno la disfrutó.
No hay duda de que unos de los pioneros del séptimo arte, George Mélies, se ganó, a pulso, el sobrenombre del “mago” del celuloide. No obstante, Ray Harryhausen no se le queda a la zaga, logrando que sus figuras lograran un protagonismo en la pantalla reservado, hasta ese momento, al terreno de los sueños.
Ray Harryhausen empezó su carrera profesional al lado de otro de los grandes maestros de lo que ahora todos conocemos como FX (Efectos Especiales), Willis O´Brien ?la mano que se esconde detrás de la versión de King-Kong del año 1933. O´Brien supuso para un joven Harryhausen, nacido en 1920, toda una inspiración y, tras ver varias veces King-Kong, decidió que su futuro debería estar con el mundo del cine y la animación.
Sus primeros trabajos estuvieron relacionados con la adaptación de relatos literarios de ciencia ficción al terreno de la animación cinematográfica.
Tras su paso por “Army Motion Picture Unit”, durante la segunda Guerra Mundial, Harryhausen retomó su trabajo, llegando a realizar un primer intento de adaptación cinematográfica del clásico de H.G. Wells, La guerra de los mundos, cuya versión cinematográfica sería llevada a la gran pantalla por otro de los grandes maestros del género fantástico y de los FX, George Pal, junto con el director Byron Haskin.
En 1949, Harryhausen trabajó de asistente de O´Brien para trabajar en Mighty Joe Young, en el que sería su primer trabajo dentro de la industria y, a la postre, su tarjeta de presentación. Esto fue así, dado que Harryhausen se encargó de buena parte del trabajo, tras delegar O´Brien en el joven animador la responsabilidad final del mismo. Su trabajo fue recompensado con un Oscar por los efectos visuales de la película.
En 1998, Harryhausen formó parte del reparto, junto con la actriz Terry Moore ?protagonista de la primera versión de 1949- de la nueva versión de Mighty Joe Young, estrenada por los estudios Disney y protagonizada por Charlize Theron y Bill Paxton.
Cuatro años después de trabajar en la primera versión de Mighty Joe Young, Warner Bros contrató a Harryhausen para trabajar en los efectos especiales de la película The Monster from Beneath the Sea. Durante la fase de preproducción, los responsables del estudio se enteraron de que un amigo de Harryhausen, el no menos famoso escritor Ray Bradbury, acababa de publicar un relato en un periódico titulado The Beast from 20.000 Fanthoms, que guardaba cierta similitud con el guión de la película en la que estaban trabajando. Para evitar problemas legales, el estudio decidió comprarle los derechos a Bradbury y la película pasó a llamarse igual que el relato del escritor americano. Ésta fue todo un éxito en taquilla y propició que, a partir de entonces, el resto de los estudios reclamara a Harryhausen para otros proyectos de la misma índole.
De ahí que, durante la década de los cincuenta, Harryhausen trabajara en películas como It Came from Beneath the Sea, Earth vs. the Flying Saucers, 20 Million Miles to Earth y The Seventh Voyage of Sinbad, una de las grandes películas del género fantástico de todos los tiempos, e inspiración para uno de los “magos” de los efectos especiales contemporáneos, Dennis Murren.
The Seventh Voyage of Sinbad, rodada en color, supuso, además, el desarrollo definitivo para una técnica denominada “DynaMation”, creada por Harryhausen a partir del rodaje de The Beast from 20.000 Fanthoms.
Durante los años cincuenta, Harryhausen también rodó una serie de cortos, basados en cuentos de hadas clásicos, el último de los cuales, el sexto, se terminó de rodar en el año 2002, gracias a la ayuda de los animadores Seamus Walsh y Mark Caballero.
La década de los sesenta estuvo marcada por títulos como The Three Worlds of Gulliver, First Men in the Moon, One Million Years B.C.(Hace un millón de años) ?película protagonizada por una escultural Rachel Welch, cuyos exteriores se rodaron en las islas de Lanzarote y Tenerife-The Valley of Gwangi y la antes comentada Jason y los Argonáutas, considerada por muchos como la obra cumbre de Harryhausen. En todas y cada una de ellas quedaba palpable la tremenda capacidad para dotar de “vida” a seres legendarios, sacados de la literatura universal, la mitología, o desaparecidos hace miles de años, tal y como es el caso de los dinosaurios que aparecen en Hace un millón de años o en El valle de Gwangi.
Durante los setenta, Harryhausen realizó dos aproximaciones más al personaje de Las mil y una noches, el intrépido Capitán Simbad, en The Golden Voyage of Sinbad (1974) y Sinbad and the Eye of the Tiger (1977), las cuales cosecharon muy buenos resultados en las taquillas de todo el mundo, incluso en nuestro país. Su último trabajo para la gran pantalla llegó en 1981, en la mitológica historia titulada Furia de Titanes.
En ella, Harryhausen nos ofreció uno, por no decir el mejor, de sus trabajos hasta la fecha ? con permiso de Jasón y los argonautas-, animando a criaturas tan legendarias como el caballo alado Pegaso o la temible Medusa.
La película, protagonizada por grandes estrellas como Laurence Olivier, Ursula Andress y Maggie Smith, junto con actores más desconocidos como Judi Bowker y Harry Hamlin ?Andrómeda y Perseo, respectivamente- fue un relativo fracaso de taquilla, dado que, para entonces, la revolución de los efectos especiales había llegado, unos años antes, de la mano de la ILM de George Lucas.
Aún así no hay que olvidar que en El imperio Contraataca, los animadores de la ILM recurrieron a la técnica de la animación “fotograma a fotograma”, la técnica de animación propia de Harryhausen, para dar vida a los Tauntaun que aparecen en la primera parte de la película, así como a los imponentes AT-AT.
En las décadas siguientes, Harryhausen se ha dedicado a terminar proyectos que tenía pendientes, además de a participar en la restauración de algunas de sus primeras producciones y en el proceso de dar color a otras películas como She, del productor Merian C. Cooper.
Durante el verano del año 2006, la editorial Bluewater Production anunció que había llegado a un acuerdo para trasladar al papel seis de las películas de Harryhausen.
Los tres primeros en llegar al mercado fueron Sinbad: Rogue Of Mars, 20 Million Miles More y Wrath Of The Titans, a los cuales se sumaron el pasado año Jason And The Argonauts: The Kingdom of Hades, Back to Mysterious Island y 10th Muse. La labor de Harryhausen se ha ceñido a proporcionar nuevos diseños y conceptos visuales para las historias, muchos de los cuales habían quedado inéditos con el paso de los años.
Ahora, y gracias a la labor del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, en una apuesta clara por la relación entre el cine y cómic, los aficionados podrán disfrutar, durante los días 17 al 20 de abril, con la enorme experiencia vital y profesional de un autor como Ray Harryhausen, capaz de lograr que los sueños de muchos niños adquirieran vida en la gran pantalla, de una forma asombrosa.
Hace unos años, un sesudo y pomposo crítico dijo en el Festival de Cine Fantástico de Sitges que las películas de Harryhausen no valían ni el negativo en el que estaban rodadas.
Por fortuna, el tiempo y toda una legión de aficionados -entre los cuales me encuentro- no sólo han aupado a Harryhausen al lugar que se merece dentro de la historia del cine y del género fantástico, sino que han desmentido tan absurda e ignorante afirmación.
Eduardo Serradilla Sanchis
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