Proteger las zonas de conservación marina para salvar a Canarias del cambio climático

Delfines en una Zona de Especial Conservación (ZEC) de Canarias.

Sofía Menéndez

Puerto del Rosario —

Hawai presume de contar con la mayor área marina protegida del mundo y las Islas Baleares y otros archipiélagos se suman a incrementar este tipo de espacios para cumplir los objetivos de Naciones Unidas. Fuerteventura tiene dos Zonas Especiales de Conservación (ZEC), la de los Sebadales de Corralejo y la de la Playa de Sotavento de Jandía. Su protección está considera clave ante la situación de emergencia climática.

El Ministerio para la Transición Ecológica está en pleno proceso para elaborar los planes de gestión de estas Zonas Especiales de Conservación, que se declararon como tales en 2011. Su finalidad es asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitats europeos más valiosos, buscando la compatibilidad de los usos y actividades que se desarrollan en estas zonas con los objetivos de conservación.

La ZEC de los Sebadales de Corralejo tiene una superficie de 1.946 hectáreas. La franja marina se ubica desde la costa de Corralejo hasta Lobos. Está considerada de “alto valor” para la cría y reproducción de especies de interés pesquero. La de la Playa de Sotavento de Jandía asciende a 5.461 hectáreas y baña el litoral de los municipios de Tuineje y Pájara. Alberga las praderas de fanerógamas marinas “más extensas del Archipiélago canario” y es un área “fundamental” para muchas especies de cetáceos, como zona de cría o simplemente de paso.

En el Archipiélago canario hay un total de 24 Zonas de Especial Conservación marina. Según el cronograma del ministerio, para noviembre se espera que los planes de gestión salgan a información pública, para luego analizar las alegaciones. Para el próximo año, el Ministerio confía en tener actualizados sus planes de gestión y luego aprobarlos y publicarlos de forma oficial, tras un proceso participativo que arrancó en 2017 y que ha contado con la celebración de talleres de participación ciudadana.

Uno de ellos se desarrolló en Fuerteventura y reunió a pescadores, asociaciones ambientales, un club de buceo, una asociación de pesca submarina y recreo náutico, así como técnicos del Cabildo y del Gobierno de Canarias, entre otros. En el debate, uno de los buceadores majoreros advertía: “Ya verás que por el interés de unos pocos que gritan mucho se va a querer anular la necesidad de defender el bien común”.

Efectivamente, ciertos sectores, vinculados a la pesca deportiva o a las empresas náuticas, han atacado la regulación de las ZEC. Se han lanzado “bulos que han calado en la clase política”, como que se van a prohibir las procesiones religiosas o que necesiten de un estudio de impacto ambiental, algo “absurdo”, como destaca un técnico en medio ambiente que prefiere mantener el anonimato. Tony Gallardo, responsable de la Reserva de la Biosfera de Fuerteventura, indica que “hay que quitar ruido” al debate público. “Este sector alarmista ha sido invitado a los talleres y el proceso está abierto”, añade. Gallardo destaca que “los sebadales son el pulmón de Fuerteventura, estamos en emergencia climática y hay que hacer todo lo posible por protegerlos y compatibilizar las actividades humanas”.

“Las medidas para acabar con el deterioro de los hábitats costeros y las especies marinas no puede estar supeditado a una minoría frente a las generaciones venideras y demás usuarios de la costa, entre los que están los propios pescadores artesanales”, destaca Noelia Sánchez, de Ben Magec-Ecologistas en Acción.

La comunidad científica advierte de que ecosistemas marinos en buen estado de conservación son más resistentes a los efectos del cambio global. Por ello y para luchar contra la pérdida de biodiversidad a escala mundial, en los convenios internacionales todos los países han firmado proteger un 10 por ciento de sus mares.

Las Zonas Especiales de Conservación forman parte de la Red Natura 2000 marina de la Unión Europea. Jorge Alonso, técnico del Ministerio para la Transición Ecológica, explicó en Fuerteventura que “prima la conservación de los valores naturales” y que de lo que se trata es de restringir usos “en la menor medida posible”. No obstante, “algunas actividades necesitan regulaciones específicas por su interacción con el medio natural, siempre con el objetivo de favorecer la conservación o recuperación del buen estado ambiental”. Algunas de las actividades para las que se proponen medidas específicas son la acuicultura, los dragados y vertidos portuarios, la extracción de arena o los vertidos de aguas residuales o de la salmuera procedente de la desalación.

Entre las claves para recuperar el medio marino, indican los expertos, es imprescindible la delimitación de áreas sin actividad extractiva pesquera. Silvia Guadix Montero, que participa en el proyecto Life Intemares, fue muy precisa en sus últimas palabras en el taller: “Si queremos garantizar la vida en el mar, todos los sectores tienen que involucrarse y adaptarse a los nuevos cambios para poder realmente tener futuro”.

Valores y especies a proteger

Las Zonas de Especial Conservación de los Sebadales de Corralejo y la Playa de Sotavento de Jandía cuentan con especies de interés comunitario, como la tortuga boba y la verde, ambas en peligro de desaparición en Europa. Tanto al norte como al sur de la Isla hay hábitats naturales de alto valor para la Unión Europea, como los bancos arenosos, los arrecifes y las cuevas marinas. Los sebadales son de gran importancia ecológica al proporcionar áreas clave de refugio, cría y alimentación a muchos invertebrados y peces. En las ZEC canarias también aparecen especies como el calderón tropical y gris, el cachalote y los delfines mular, listado y moteado. También se encuentran especies como el angelote, en peligro crítico.

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