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Noemí Santana: “No tengo miedo a gobernar porque iré de la mano de la ciudadanía”

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

Noemí Santana Perera (Las Palmas de Gran Canaria, 1984) no logró conciliar el sueño la noche en la que Pablo Iglesias la llamó para pedirle que formara parte del equipo técnico de su candidatura a la secretaría general de Podemos. Pasó la noche en vela junto a su madre. Temía convertirse en la cara visible en Canarias de un proyecto que había despertado una ilusión inusitada en una parte importante de la sociedad y sabía que se exponía a ataques furibundos.

“Me daba más miedo eso que llegar a presidir el Gobierno de Canarias, porque si gobierno iré de la mano de la ciudadanía”, cuenta la candidata de la formación morada con la sonrisa con la que acompaña cada una de sus respuestas, incluso las más incómodas.

Sentada en el sofá de una cafetería próxima a la sede de Podemos en la capital grancanaria, eleva la voz por encima del hilo musical y domina el ambiente sonoro del local. En la mesa de enfrente se acomoda una pareja de entre 50 y 60 años. Él toquetea su teléfono móvil, disimula y saca una fotografía. El flash le delata. La candidata ni se inmuta, el espontáneo espectador se anima y graba un vídeo. Tampoco esto parece inquietar a Santana, que mantiene un discurso que no escapa de los mantras de Podemos, aunque en cerca de una hora de conversación sólo pronuncia la palabra casta en una ocasión, cuando se le pregunta por el principal adversario de su partido.

La entrevista debió desarrollarse en el Café D'Espacio, pero lo impidió la agenda. La candidata había elegido ese enclave porque “es un espacio alternativo, que apuesta por el comercio justo y que da espacio a diferentes movimientos sociales para poder reunirse”. “Muy rollo Podemos”, añade Santana, que propuso como segunda opción grabar el vídeo en el Paseo de San Antonio del barrio de Schamann, el lugar en el que pasea a sus perros por la noche y aprovecha para “desconectar de la política”.

Santana se define como una persona “de la calle, trabajadora, inquieta” e involucrada en distintos movimientos sociales y políticos. Su activismo comienza a manifestarse en el instituto, en el denominado grupo del movimiento social y coordinación, con una campaña a favor de la condonación de la deuda de los países de América Latina. Ya en la universidad, se convierte en la coordinadora de la delegación de alumnos de la Facultad de Empresariales -es licenciada en Administración y Dirección de Empresas-.

Y es ahí donde conoce a Marino Alduán, profesor de sociología y miembro de la Ejecutiva Nacional de Nueva Canarias. “Es él quien me convence de que era un proyecto válido en el que podía aportar, me habló sobre todo de lo que estaban haciendo en el sureste (de Gran Canaria) políticos a los que yo admiro”.

Se afilió a la formación nacionalista en 2007, fue secretaria de Juventudes, miembro de la Ejecutiva Nacional y concurrió en el puesto número seis en las listas de NC al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en las elecciones de 2011. Pero acabó desencantada y se marchó poco después. Sostiene que las bases iban por un lado y las decisiones de la cúpula, por otro, y arremete contra las políticas en materia de alianzas de la formación que lidera Román Rodríguez: “Crece como crece, le da igual coger a uno que ha venido del PP que pactar con un partido como el PIL con todos los casos de corrupción que ha tenido”.

El mismo año en el que se presenta a los comicios locales comienza a trabajar como auxiliar administrativo en Ferrocarriles de Gran Canaria, empresa pública del Cabildo creada precisamente por Román Rodríguez durante la etapa del gobierno insular formado por NC y PSOE (2007-2011). Ha sido esta vinculación la que ha generado las principales críticas y ataques contra la candidata, que defiende que fue contratada como personal eventual por un periodo de seis meses y que fue la corporación posterior, regida por el Partido Popular, la que la convirtió en trabajadora fija con un sueldo de poco más de 1.000 euros. Santana llegó a colgar su contrato en la red. “Siempre he hecho mi trabajo de la manera más alejada posible a mi perfil político. Hago las tareas que me encomiendan y punto. Creo que tan mal no lo he hecho cuando han querido seguir contando conmigo”.

La candidata de Podemos permaneció en su puesto de trabajo hasta una semana antes del inicio de la campaña electoral. Solicitó unos días de vacaciones y ahora usa el permiso que otorga la ley electoral a los candidatos, aunque reconoce que su jefe sigue reclamándola en la oficina para solventar algunos problemas. “He ido varias horas a echar una mano a mis compañeros. Lo echo de menos, sobre todo el café de la mañana con ellos”. Las encuestas aseguran que Santana ocupará un escaño de diputada en el Parlamento de Canarias tras los comicios del domingo, pero el 26 de mayo deberá reincorporarse a su empresa, donde seguirá hasta que tome posesión del acta.

De la desilusión a la “luz” de Podemos

Tras la desilusionante experiencia en Nueva Canarias, Santana siguió buscando su sitio en varios movimientos sociales y colectivos de izquierda. Participó en la Asamblea Popular de Gran Canaria, que nació al calor del 15M. También estuvo en Soberanistas de Izquierda y ayudó a formar el Movimiento por el Frente Amplio, desde el que batalló con el fatigoso objetivo de unir a las fuerzas progresistas. Hasta que surgió Podemos. “Vimos la luz. Era lo que nosotros queríamos hacer, pero a nivel nacional y con recursos maravillosos, con personas a las que nosotros admirábamos”. Su fervor por el programa La Tuerka, en el que participan, entre otros, Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, viene de lejos. “Lo veo desde hace años, desde que comenzó”.

A pesar de su protagonismo actual en la organización, la candidata asegura que siempre quiso mantenerse en un segundo plano. Durante la campaña a las elecciones al Parlamento Europeo prestó apoyo técnico y logístico, pero también desempeñó un papel relevante en la estrategia de un partido que obtuvo en Las Palmas de Gran Canaria su mejor resultado electoral de entre todas las capitales de provincia. Acabó actuando de enlace con Madrid. Apenas una semana después de esos comicios, con una formación abrumada por el éxito pero sin ningún tipo de estructura orgánica, ya se atisbaba su liderazgo cuando, en una manifestación a favor de la República en el parque de San Telmo, sus compañeros la aupaban a una improvisada portavocía.

Después recibiría la llamada de Pablo Iglesias: “No me lo esperaba. Sin apenas creérmelo, me convertí un poco en la cara de Podemos en Canarias”. El amado líder, como llaman con sorna los periodistas de Madrid a Iglesias, también contó con ella para formar parte del Consejo Ciudadano Estatal. “Creo que Pablo vio en mí mucho trabajo, mi valor se puso en alza con la estrategia política que seguimos aquí y también aporté bastantes cosas a los documentos políticos, éticos y organizativos”, comenta Santana, que admite que se ve poco con el líder de Podemos aunque mantiene contacto con él por Telegram.

Renunció a presentarse a las primarias para la secretaría general del partido en Canarias y se mostró reticente a postularse como candidata. Sus compañeros y “sobre todo” su mentora, Meri Pita, le dieron el empujón. A pesar de su juventud, niega que le produzca ansiedad el reto de tomar las riendas del gobierno autónomo. Defiende que el proyecto debe ser colectivo y la responsabilidad compartida. “Tengo la oportunidad de cambiar las cosas, pero no me da miedo porque vamos a ir de mano de la ciudadanía y las decisiones las vamos a tomar entre todos. Así no puedes decepcionar a la gente. Nos podemos equivocar, pero nos equivocamos entre todos”, asevera.

A quienes le achacan falta de experiencia en la gestión les responde con un símil futbolístico. “Si gestionar es hacer que Canarias esté a la cola de todo lo bueno y a la cabeza de todo lo malo... Sinceramente, cuando un entrenador de fútbol no da resultados positivos, lo destituyen. Vamos a mandar a todos estos al paro”, sentencia la candidata de Podemos, que sitúa como principal adversario de la formación a “la casta y la mafia canaria, que son no sólo muchos políticos de PP y CC, sino también otros muchos entes ocultos que se han visto beneficiados por las políticas aplicadas por estos partidos”.

CC y PP, las líneas rojas

Son precisamente estas dos formaciones las que marcan las líneas rojas que Podemos se niega a traspasar por representar “visiones antagónicas” a sus postulados. Programa y participación ciudadana serán, en palabras de Santana, las dos premisas para sentarse a hablar con las formaciones políticas de cara a los pactos tras el 24M.

Cuando se le pregunta por los sondeos preelectorales -el CIS da 10 diputados a Podemos en Canarias-, la joven tira del manual del candidato: “La única encuesta que me creo es la del 24 de mayo, en las europeas nos daban de 0 a 1 eurodiputados y obtuvimos 5. Si esto se trasladase a estas elecciones, probablemente estaríamos hablando de que Podemos en Canarias pueda ser una fuerza de gobierno”.

La aspirante no ve moderación en el discurso del partido y matiza que la referencia a la centralidad del tablero no es una cuestión ideológica. Se trata, dice, de “encaminarse hacia las políticas de sentido común, a acabar con los desahucios, con el desempleo, a defender la sanidad y la educación públicas”. Y agrega: “Todos tenemos nuestro pasado, igual Pablo o yo nos hemos movido más por el lado del progresismo, de la izquierda, pero en Podemos hay gente de diversa procedencia y aquí no se le pide a nadie el curriculum o el carné de militancia anterior”.

Con respecto a Ciudadanos, la otra fuerza emergente, Santana considera que es “mucho más cómoda para los poderes fácticos y para las clases privilegiadas”, pero que no apuesta por el “cambio radical y real” que, a su juicio, necesitan las Islas. Un cambio que enarbolan partidos que ahora “se disfrazan de Podemos” y que, según la aspirante de la formación morada, son los mismos que “han engañado y traicionado una y otra vez a la ciudadanía”.

Noemí Santana, que asegura que se despierta todos los días “como los pajaritos” con los primeros rayos de sol, espera no dormir el 24 de mayo para “celebrar en la calle la victoria, como la celebró en su día la Unión del Pueblo Canario (UPC)”. En las filas de esta coalición militó otro referente para la candidata, Joaquín Sagaseta. De hecho, quiere seguir sus pasos y los de su compañero Alejandro Pérez. Estudia desde hace años Derecho en la UNED y su objetivo es terminar la carrera en los próximos ocho años, justo los que fija el reglamento de Podemos como limitación de mandatos, para poder ejercer como abogada laboralista, uno de sus sueños.

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