La Europa de las energías fósiles frente al reto 100% renovable
Más allá del debate sobre las prospecciones petrolíferas proyectadas frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura, muy presente en la campaña en Canarias, los programas de los partidos que concurren a las elecciones europeas del próximo domingo ponen de manifiesto dos concepciones antagónicas en relación al modelo energético. Por un lado, la de quienes abogan por un sistema que aproveche todas las fuentes disponibles para generar riqueza y ser competitivos y, por el otro, la de aquellos que apuestan de forma decidida por reducir la dependencia de los combustibles fósiles y por un modelo sostenible en el que las energías renovables desempeñen el papel de protagonista casi absoluto.
El PP, UPyD y Vox se encuadran en el primer grupo. Los populares sitúan el concepto de competitividad en el eje de su discurso en materia energética. Para esta formación, “no se trata de promover unas fuentes de energía frente a otras”, sino de garantizar la seguridad del suministro y aprovechar al máximo la potencialidad de todas ellas a través de un “mix equilibrado”. Para esta formación, la elevada dependencia energética y el encarecimiento de la energía son un riesgo para “el crecimiento, la competitividad y el empleo” en Europa.
En su anexo canario, el PP engloba al petróleo, el gas y las energías renovables dentro de lo que denomina “nuevas fuentes estratégicas de riqueza”. Respecto a la fracturación hidráulica –fracking-, no hay ni una sola referencia en el programa de los conservadores.
UPyD se posiciona en términos similares. Para el partido magenta, todas las fuentes de energía disponibles deben ser investigadas “libres de cualquier prejuicio basado en doctrinas políticas o ideológicas”. De lo que se trata es de “maximizar el uso de todos los recursos propios, tanto los que son renovables como los que no”. Al igual que el PP, introduce una coletilla: todas las actuaciones en materia energética deben gozar de “las máximas garantías de protección ambiental”.
La formación de Rosa Díez se muestra partidaria de la exploración de yacimientos de gas no convencionales, incluido el fracking, una técnica que, afirma, “está llamada a revolucionar el panorama energético en Europa”. En cuanto a las renovables, defiende el impulso de aquellas que “han conseguido un alto nivel de eficiencia” y critica la “mala planificación económica” y las “injerencias políticas” que ha sufrido el sector de las energías limpias en España.
Para Vox, la política energética europea debe estar orientada a mejorar la competitividad, diversificando las fuentes y los proveedores, aunque primando la nuclear y las renovables para reducir las emisiones de gases contaminantes. “El modelo sostenible debe compatibilizarse con la seguridad en el suministro y la contención de precios”, apunta esta formación.
Modelo sostenible y renovables
En el otro grupo, el que defiende un modelo basado en la progresiva sustitución de las energías de origen fósil por las renovables, aparecen, con distintos matices e intensidad, PSOE, CC, IU, Equo, Podemos y el Partido X.
Los socialistas apenas dejan algunas pinceladas en un programa escueto en el que promueven una “defensa activa” de los recursos naturales como bienes públicos, “preservándolos de los planes privatizadores de la derecha y de su explotación agresiva e insostenible”.
El PSOE expresa su rechazo no solo al fracking, sino también a la extracción de hidrocarburos en el mar, en clara alusión a las prospecciones que prevén realizar las petroleras en el Mediterráneo y frente a las costas de Canarias. Este tipo de prácticas no tienen cabida en el “modelo de gestión sostenible” que propugna este partido.
Por su parte, Coalición Canaria ha hecho de las renovables una de las banderas de su campaña electoral. Para los nacionalistas canarios, las islas deben aspirar a convertirse en un territorio 100% renovable “en poco tiempo”. “Las energías fósiles son contaminantes, caras y están en manos de unos pocos. Las renovables son limpias, baratas e inagotables”, sostiene CC, que defiende un cambio de modelo en el que los fondos europeos dejen de invertirse en infraestructurales convencionales y se destinen al desarrollo de la energía verde.
Para los nacionalistas, esta apuesta reportaría a las islas “enormes beneficios” económicos, sociales y medioambientales y la creación de miles de empleo, además de contribuir a la lucha contra el cambio climático y la disminución de la dependencia exterior.
También Izquierda Unida plantea en su programa electoral un horizonte 100% renovable, “sin presiones de las multinacionales y los mercados”. En su detallada exposición, fija objetivos más ambiciosos que los reflejados en la estrategia que ha diseñado la UE de cara a 2030. Frente al 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero proyectado por la institución europea, IU propone aumentar el porcentaje hasta el 50 o el 60%, de acuerdo a los cálculos del grupo intergubernamental de expertos sobre cambio climático.
Equo reclama que las emisiones se reduzcan un 60%, mientras que Podemos establece sus objetivos en el 55% en 2030 y el 95% en 2050. Ambos partidos apuestan además por incrementar el porcentaje de penetración de las energías renovables en el mix energético previsto por la UE para 2030, cuantificado en el 27%, al 45%.
El New Deal verde que pide Equo incluye la instauración de una tasa de carbono, la imposición de un impuesto sobre emisiones no incluidas en el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión y el propósito de reducir la dependencia de las energías fósiles, lo que, según esta formación, podría generar un ahorro de hasta 200.000 millones de euros. También promete prohibir nuevas prospecciones petrolíferas en toda Europa y el fracking, cuestión esta segunda en la que vuelve a coincidir con Podemos.
El partido de Pablo Iglesias promueve un plan de rápido desarrollo de las energías renovables basado en la inversión pública, en la introducción masiva de este tipo de energías en la Administración y en el apoyo a su implantación en los inmuebles de los particulares.
El derecho al autoconsumo y el balance neto (producir energía en el hogar a través de fuentes renovables y revertir la sobrante a la red) figura en los programas de UPyD, IU, CC, Equo, Podemos y el Partido X. Esta última formación solicita que la UE lidere el proceso de transición hacia un modelo energético renovable, “seguro y descarbonizado”.
Pobreza energética, ahorro y eficiencia
Todos los programas electorales analizados hacen referencia a la necesidad de implantar medidas de ahorro y eficiencia energética, aunque con poca concreción, y varios de ellos reclaman políticas de lucha contra la pobreza energética, una situación que afecta, según IU, a 60 millones de personas en la UE.
El PSOE apuesta por una “acción decidida” contra la pobreza energética, reconociendo el derecho ciudadano a la energía y el agua, mientras que IU aboga por garantizar un servicio básico de abastecimiento energético con carácter social.
El PP defiende “soluciones comunes” en la UE contra la subida de precios, UPYD solicita la homogeneización de los costes soportados por los hogares y las empresas y Vox una contención de precios, mientras que Equo exige la retirada del mercado de productos de baja eficiencia y la prohibición de su fabricación y exportación.
Otras medidas incluidas en los programas de las europeas aluden a cuestiones vinculadas a la competencia y el control democrático de un sector estratégico como la energía. IU propone crear un consorcio europeo público que gestione el sector y que imponga tarifas de servicio público y por tamos sociales, Podemos apuesta por recuperar el control público de la energía, Equo por apoyar a cooperativas alternativas y UPyD por liberar al sector de los “rasgos oligopólicos”.