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Gran Tarajal mueve el esqueleto en la primera jornada del WOMAD

La Señora Tomasa en WOMAD Fuerteventura

Iago Otero Paz

Gran Tarajal —

La playa de Gran Tarajal se convirtió en varias ocasiones en una gran pista de baile en la primera jornada del WOMAD Fuerteventura, que volvió a la localidad por segundo año consecutivo con más público que en el estreno de hace un año. Y es que, el festival es ya una de las citas culturales más importantes de Canarias, al aire libre, con el cielo despejado y con una temperatura que no bajó de los 20 grados en ningún momento, en pleno noviembre. Limando, Novalima y La Señora Tomasa dieron caña en sus actuaciones, contagiando al público con sus intensos y poderosos directos.

Fue Limando el primer grupo en traer con fuerza la fiesta al Escenario Principal. Los majoreros sedujeron desde el principio con su ska, cumbia y rock. El cuarteto animó a los asistentes enseñándoles a danzar la cumbia (“es fácil, quien no sabe que se lo invente” aseguraba Anibal, su vocalista), a acompañar con brincos su contagioso ska y creando una gigante conga compuesta por gente de todas las edades con la arena negra como piso. Para los que escuchan en directo por primera vez a este grupo se vieron sorprendidos con su despedida porque animaron a todo el mundo a sacarse la camiseta y echarla al viento (y los majoreros (y majoreras) lo hicieron, que no digan que no se meten el ambiente del festival en las venas). Antes de irse, el grupo quiso agradecer a los oyentes (bailarines, más bien) regalando sus discos y camisetas. 

Antes de ellos le tocó el duro trabajo de abrir el festival a Red Beard. Duro por la hora, las seis de la tarde de un día laborable que impedía conglomerar a mucha gente. No obstante, hicieron una buena actuación en la que enseñaron el blues, country y folk traído desde Gran Canaria.

El primero en subir al Escenario B fue El Twanguero. Con su guitarra dorada, Diego García se plantó en Canarias con su mambo, swing, rumba y rockabilly traído desde Los Ángeles y México, donde estuvo viviendo. No solo le influenció su estadía en el continente americano la música porque también la vestimenta, con sus zapatos de dos colores, como él recordó.

Después llegó uno de los músicos más importantes de África, Orlando Julius. El nigeriano estuvo respaldado por The Helicocentrics e hizo un repaso a toda su carrera, mostrando el afrobeat y asombrando con sus movimientos a sus 72 años de edad, ya que era capaz de seguir el son de sus jóvenes acompañantes. Cerró su hora de actuación con un tema de su primer disco, Super Afro Soul.

Una de las agradables actuaciones fue la de Novalima. El septeto peruano trajo a los oídos de todos los presentes ritmos de varios países americanos, entre ellos Perú, Colombia o Cuba. Subieron al escenario instrumentos afroperuanos que hicieron las delicias de los, desde esta noche, fieles a una banda que hizo imposible no moverse con la poderosa armonía electrónica.

Los peruanos sirvieron de perfecto calentamiento antes de que La Señora Tomasa actuara, aunque hubo un pequeño break en medio gracias a la lectura del manifiesto del WOMAD de esta edición. Si hace un año, como recordó el timplista Althay Páez, encargado de leerlo, la isla clamaba contra las prospecciones petrolíferas que Repsol realizó frente a la costa de Fuerteventura y Lanzarote, en esta ocasión los organizadores no se olvidaron del compromiso por las energías renovables, pero así mismo pidieron a los países responsabilidad con la crisis de los refugiados así como animaron a la gente a acudir este sábado a la marcha en contra de la lacra de la violencia de género. 

Tras esta pequeña pausa para hacer recapacitar, la banda catalana tomó el testigo avisando que un concierto de ellos equivale a una semana entera en el gimnasio. Y vaya si tenía razón, porque no pararon en su hora de actuación de saltar gracias a su potentes ritmos latinos, reggae, cumbia y afroamericanos, todo ello mezclado con una electrónica muy nítida y enérgica. Como ellos mismos dicen, sin tabúes encima del escenario.

47 Soul esperaba al otro lado de la playa (este año los escenarios están más cerca montados, por lo que no se tarda nada en ir de una punta a la otra del gran paseo del pueblo). Desde Oriente Medio, zona que sale generalmente en los medios por los conflictos armados, un cuarteto con componentes de Siria, Jordania y Palestina inundaron la orilla del Atlántico de rap en inglés y árabe y sonidos de esta latitudes.

Cerró el escenario principal la Orchestra Baobab, que desde Senegal trajo sones rumberos y verbeneros para ir despidiendo la noche. Tras ellos, la primera jornada fue cerrada por la sesión DJ de Afriquoi, que remezcló música africana, y que también actuará este sábado con su banda.

Para no perderte nada el sábado, lee en nuestra guía qué deparará la segunda jornada.

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