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Sobre este blog

Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.

LA MUJER DE MI VIDA

Un día normal, Antoine, librero propietario de una pequeña librería en París, decide, como siempre, ir a tomarse un respiro a su café favorito. Allí, cual aparición caída del cielo, estaba la mujer de su vida; es decir una belleza rubia, con chaqueta roja y paraguas, rojo. Antoine, embriagado por esta ninfa, no para de echarle el ojo, pero, para su desgracia, irrumpe un atractivo joven que se toma la libertad de cogerla de la mano y ella, a su vez, sonríe.

¡Qué decepción para el pobre Antoine! Él, que había visto a la mujer de su vida, tiene que aceptar que está con otro. Sin embargo, para su sorpresa, la diosa rubia al salir le entrega una nota con tres frases y le pica un ojo. ¡Sí! Y, mejorando exponencialmente la situación, hasta hay un nombre y un número de teléfono al que llamar, eso sí, en una hora.

Antoine, loco de felicidad, decide irse a pasear y dejar pasar esos sesenta minutos que le separan de su amada Isabelle…

La ley de Murphy dice que, si algo puede salir mal, saldrá mal. Y eso es, precisamente, lo que le ocurre a nuestro personaje, que se adentra en una aventura a ratos agobiante, a ratos desternillante en pos de su amada Isabelle.

Escrita con una prosa ligera, pero no por ello carente de buen gusto, Nicolas Barreau nos transporta por París en una novela a la búsqueda de una ilusión; es decir, el amor. La Mujer de Mi Vida es, además, una forma increíble de adentrarse entre cafés y calles parisinas, por lo que sirve de guía de viaje, si acaso se quisiera retomar los pasos de ¡Dimitriiii!, perdón, de Antoine.

LA MUJER DE MI VIDA

Nicolas Barreau

Espasa, 2013

176 Págs.

Sobre este blog

Así como hay traga-fuegos se podría decir que yo soy una devora-libros. Pequeños, grandes, para adultos, para niños, para reír, para llorar... Me da lo mismo, los engullo sin miramientos. Para mí, no hay nada mejor que un libro, una caja de galletas y horas libres, para rellenar con lectura.

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