El 'trío del Caribe': Enrique Martinón, Fidel Castro y José Manuel Soria

El “trío del Caribe”: Enrique Martinón, Fidel Castro y José Manuel Soria

Federico Utrera

Madrid —

Barack Obama ha comenzado a desbloquear las inversiones norteamericanas en Cuba, pero hace casi 30 años, concretamente en 1987, el modesto empresario hostelero lanzaroteño Enrique Martinón Armas, consciente de las posibilidades del Caribe como destino turístico global, logra crear en Cuba la sociedad mixta Cubacan. Hoy está en la “lista Forbes” como uno de los hombres más ricos de Cuba y ha logrado cuadrar el círculo: sus dos mejores amigos son el ex presidente comunista cubano Fidel Castro y el ministro español en funciones José Manuel Soria (PP). Treinta años después sus negocios en Cuba se han incrementado e incluso expandido a República Dominicana y Mexico, empleando a 4.000 trabajadores e incorporando a sus hijos Antonio y Alicia Martinón García ¿Cómo lo ha conseguido? Esta es su historia.

La Gran Enciclopedia del Turismo Español tiene una entrada con el Grupo Martinón donde presumiblemente él mismo explica sus orígenes: hace 44 años fundó el Hotel Puerto de Mogán y el Apartahotel Morromar en Lanzarote. Era el año 1972 y en pleno franquismo otro modesto empresario hotelero balear intentaba abrirse paso en Mallorca con solo 36 años y un hotel de 60 habitaciones. Se llamaba Gabriel Escarrer Juliá. Quince años tardaron en darse cuenta de que el futuro pasaba también por el Caribe y no solo por Canarias y Baleares. Y en 1987 dieron el salto: Enrique Martinón y Gabriel Meliá entran en Cuba y construyen 4 hoteles: Sol Palmeras, Meliá Varadero, Meliá Las Américas y Meliá Habana. Luego vendrán otros 2 hoteles más en la Riviera Maya de Mexico y uno en Lanzarote: el polémico Hotel Volcán, denunciado por infracciones urbanísticas. Pero hace 10 años su brújula se dirige hasta la República Dominicana y Martinón inventa una novedad: el “todo incluido”. Con la pulserita en la muñeca, consigue que miles de turistas europeos y americanos cambien su modelo vacacional. Ahora el socio es NH y abre 5 establecimientos hoteleros más, 4 en Playa Bávaro (República Dominicana) y 1 en Cancún (México). Y entonces para. Hay que diversificar, no meter todos los huevos en la misma cesta. Y se introduce en el sector inmobiliario, industrial, servicios, en la industria alimentaria, en el sector del agua “y otros”. El Grupo Martinón, aquella empresa familiar de Lanzarote y Gran Canaria, es hoy una multinacional.

Enrique Martinón supo pronto que sin contactos políticos no había nada que hacer. Y el amor le brinda un inesperado golpe de fortuna: corría el año 1998 y quiso que la apertura del Meliá Habana coincidiera con su boda. La afortunada era la médico cubana Janet Martinez Morán. En realidad Enrique Martinón convivía desde hacía 2 años con ella y tenía dos hijas (Josefa, de 5 años y Mónica, de 3 meses) pero se trataba de hacer oficial su maridaje también con el régimen. La boda salió en los periódicos y acudió a ella un inesperado testigo: el “comandante en jefe”, Fidel Castro. Muchos canarios acudieron al enlace, entre ellos el abogado José Juan González Batista. También el entonces cónsul de España en Cuba, Eduardo de Quesada, el presidente de la empresa minera canadiense Sherrit, Ian Delaney y Gabriel Escarrer como socio de la empresa mixta estatal cubano-canaria que gestionaba los hoteles: Cubacan. El periodista cubano Mauricio Vicent captó la curiosidad del propio Fidel cuando le presentaron al abogado canario Batista, homónimo del presidente socialista cubano, Fulgencio Batista, a quién él mismo le dio el golpe que acabó con su oligocracia. Y según esta versión el dictador cubano solo expresó su cinismo: “¡Meliá, la Sherrit y el socialismo...! ¡Hum!. Un símbolo y un síntoma de esta época”. Martinón fijó su residencia en Cuba, en la calle 30 entre quinta y séptima, una vivienda que «nada tiene que envidiar al Palacio de La Moncloa», decía Vicent.

Pero hubo alguien que no había sido invitado a la boda y que veía con recelo a Martinón. La irrupción de este “advenedizo” canario, aliado hotelero de Fidel Castro, molestó en Washington. Acababa de llegar a la presidencia George W. Bush, que había derrotado a Bill Clinton, y el bloqueo económico a Cuba era su prioridad. Así que empezó una “guerra de información”: había que sacar a Martinón y Escarré de La Habana. Para ello, los servicios secretos norteamericanos utilizaron las mañas de Delfín Fernández, un ex-agente de los servicios de contra inteligencia cubanos que utilizaba el alias de “Otto”. Y el espía doble escribió su informe: los hoteleros Enrique Martinón, Miguel Fluxá (Grupo Iberostar), Climent Guitart (Guitart Hoteles) y los artistas y periodistas Imanol Arias, Antonio Gades y Jesús Mariñas estaban siendo espiados. Cámaras, conversaciones, grabaciones… Lo sabía de buena fuente: las había instalado él mismo. Luego le vendía los informes a Cuba y a EE.UU.

El escándalo sacudió al régimen castrista, y Enrique Martinón solicita ayuda al Gobierno canario, respaldo político. Se lo da Román Rodríguez, entonces presidente de Canarias, que prepara un viaje oficial a la isla. El Palacio de la Revolución es testigo del apretón de manos entre Fidel y Román, como hoy lo es entre Raúl Castro y Obama. Asistieron también al encuentro Carlos Lage, vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba; José Ramón Fernández, vicepresidente del Consejo de Ministros, y Felipe Pérez Roque, ministro de Relaciones Exteriores. Román donó 150.000 euros para la construcción y reparación de consultorios médicos en la capital cubana, se reunió con residentes canarios en Cuba e inauguró la sala de lectura «Leonor Pérez» de la Biblioteca Nacional en homenaje a la madre del héroe de la independencia cubana, José Martí, nacida en Canarias. El abuelo del poeta Reinaldo Arenas, proscrito en la isla, era canario, pero por él nadie preguntó. Sí se interesó en cambio por los “proyectos de cooperación con Cuba centrados en la salud, la educación y el abastecimiento de agua”. Estaba en marcha “Aguas de La Habana”, una entidad de capital mixto donde participaban como accionistas el Estado cubano, Aguas de Barcelona como socio tecnológico y operador… y el empresario canario Enrique Martinón Armas.

Veinte años después la pareja de Enrique Martinón ya no es Janet Martinez Morán sino el ministro español José Manuel Soria. Janet se trasladó a vivir a San Antonio (Texas) aunque sigue figurando –y se supone que cobrando– como “relaciones públicas” del Hotel Sol Palmeras de Cuba. En EE.UU se ha emparejado de nuevo y formado una nueva vida, dedicada a labores humanitarias con la iglesia católica. Mientras tanto, Enrique Martinón se dedica a labores más prosaicas: “Soria inaugura el quinto hotel del Grupo Martinón en República Dominicana. La firma canaria abre el primer resort en el país en los últimos cuatro años”, titulaba la prensa hace 3 años. Hoy Grumasa (iniciales del Grupo Martinón S.A.) es una potente multinacional, que dirige “Don Enrique” con sus dos hijos mayores como consejeros (Antonio y Alicia) y con directores generales financieros, de comercialización, ventas, marketing, compras… y con acreditados ejecutivos como Artur Cabré, Carlos Villota, Manuel Martín, Jose Luis Castejón, Juan Carlos Lasso, Irene Melián…

Aquella modesta empresa constructora canaria ahora estudia destinos, compra terrenos, busca proyectos y encuentra cadenas hoteleras ya consolidadas con las que acuerda su gestión. ¿Balance?: 4 hoteles en Cuba, 5 en República Dominicana, 2 en México, 3 en Lanzarote, 1 en Gran Canaria… Produce y comercializa la carne que se consume en sus hoteles, conservas vegetales (Intercasa), aguas… Tiene villas en Playa Blanca (Lanzarote), puertos deportivos (Mogán y Playa Blanca) con amarres, restaurantes, bares, tiendas, zonas de ocio, suelo urbano, parques acuáticos (Aquapark Costa Teguise), hormigón (Horinsa), energía solar (Fotovoltaica Lanzarote y Dilsa). Su sede está en la Avenida Ansite de Las Palmas, pero tiene otras en Madrid, Lanzarote, Quintana Roo (México), Santo Domingo (República Dominicana), La Habana (Cuba) y Zug (Suiza)… José Manuel Soria sacó a la luz su discreta vida a causa de sus polémicas vacaciones en uno de sus hoteles dominicanos y, como en otro legendario trío que se hizo famoso en las Azores, logró colarse en la foto de sus amistades íntimas junto a Fidel Castro. Hoy son “el trío del Caribe” pero todos en el sector turístico saben que el auténtico “rey” es Antonio Martinón.

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