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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

El 'dedazo' de Cospedal sobre Antona convulsiona el PP post Soria

Asier Antona durante una intervención en el Parlamento de Canarias. Efe.

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

“Soria ha renunciado porque ha sido víctima de su soberbia, la misma con la que ha dirigido el partido en Canarias durante los últimos 17 años y que le llevó a cortar las cabezas de todos aquellos que cuestionaban sus decisiones. La misma prepotencia que creíamos que se iba a desterrar en esta nueva etapa pero que ha usado ahora la secretaria general del PP al designar por dedazo a Asier Antona sin esperar a que fuese la Junta Directiva quien lo eligiera. Esta nueva imposición dista mucho de ser un ejemplo de que las cosas van a cambiar”.

Estas declaraciones de un destacado dirigente del PP canario resumen perfectamente el mar de fondo que se vive en el seno del PP canario tras la marcha de su factótum durante década y media. Una marcha con la que muchos en las filas conservadores soñaban, aunque pocos se atrevían a decirlo en público por el miedo que se había instalado en el partido a manifestar cualquier decisión que pudiera poner levemente nervioso a Soria.

Pero en Génova 13, la sala de máquinas del PP nacional, sabían lo que se les iba a venir encima tras el caso Soria. La renuncia de un ministro íntimo amigo del presidente Mariano Rajoy, ya cuestionado no solo por sus resultados electorales de diciembre sino por su incapacidad para gestionar los cuatro meses posteriores para garantizarse la Presidencia del Gobierno, iba a reabrir el melón sucesorio de cara a los más que previsibles comicios de junio. Por eso, querían cerrar el 'caso canario' cuanto antes y a las bravas y dejar en calma uno de los muchos fuegos abiertos tras Valencia y Granada.

Manda Madrid, Canarias acata

María Dolores de Cospedal llamó a Asier Antona y le dijo que el PP había decidido que asumiera la presidencia en funciones del PP canario ipso facto, y que con posterioridad la Junta Directiva Regional ratificara la decisión.

“Antona podría haberse negado, podría haber dicho que esperar unos días para que fuese la Junta Directiva quien lo eligiera era preferible a asumir una Presidencia casi a trompicones, pero aceptó. Una vez más Madrid impone, y Canarias acata. No es el PP quien decide, sino Génova. Antes tampoco decidíamos, decidía Soria. Nada cambia”, informa una de las fuentes consultadas por Canarias Ahora.

Quienes consideran que la era post Soria no ha comenzado bien esgrimen el artículo 36 n) de los estatutos del PP, en el que se dice que es el Comité Ejecutivo Regional a quien le compete “elegir de entre sus miembros a quien tenga que dirigir el partido en caso de fallecimiento, incapacidad, dimisión o incompatibilidad el presidente”. Una elección que luego debe elevarse en forma de propuesta “a la Junta Directiva Regional”.

“Cospedal y Antona han decidido que no, que ella decide, él acata y la Junta Directiva ratifica porque ¿quién se va a oponer a una decisión que viene de lo más alto?”, insiste otra de las fuentes consultadas.

Los críticos a la forma en cómo se ha dirigido el PP canario en los últimos 17 años creen que, al final, quienes han querido querido mostrar un cambio, para que nada cambie, van a salir derrotados, amén de que Antona no tiene los suficientes apoyos para dirigir un proceso de creación de listas electorales y el camino hacia el Congreso regional del PP canario que elegirá oficialmente al sucesor de Soria.

Y es que ya algunos vaticinan que, sin Soria, se podría perder el tercer diputado en la provincia de Las Palmas, aunque su ausencia no afectaría prácticamente a los resultados de la provincia occidente.

Romper con la era Soriaera Soria

Por ello, se inician los movimientos para conseguir revulsivos, que no estén los de siempre. dar otra imagen de rompimiento con la etapa anterior. “Lo que han hecho Cospedal y Antona no ayuda”, insisten.

Una vereda nada apacible, para Antona, pues tras los comicios llega el período precongresual, y se insiste en que se implantarán primarias en el partido para elegir al nuevo presidente del PP canario, lo que complica en gran medida las aspiraciones de Antona, que no tiene los suficientes apoyos en las siete islas, sobre todo en Gran Canaria, desde donde se reivindica mantener la Presidencia del partido por ser el verdadero caladero de votos de los conservadores en las Islas. Una pretensión que choca frontalmente con Tenerife, desde donde se asegura que desde que dimitió en 1990 Ángel Isidro Guimerá como máximo dirigente de los conservadores canarios no ha habido ningún presidente de esta isla.

Precisamente, creen que el hecho de la paulatina pérdida de votos de los conservadores tinerfeños se debe a que durante 26 años el PP ha estado escorado hacia Gran Canaria. El pleito, por tanto, se une a la guerra cainita propia de los partidos que se quedan sin líder, que se desgajan en varias facciones y varias familias. Batallas abiertas y soterradas entre la senadora María del Carmen Hernández Bento; su hermano Enrique Hernández Bento; actual delegado del Gobierno (señalados, junto a Antona, como continuistas de la era Soria), y los díscolos, Juan José Cardona, ex alcalde de Las Palmas de Gran Canaria; Cristina Tavío,  vicepresidenta segunda del Parlamento; y Manuel Domínguez, máximo líder del PP tinerfeño.

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