Las vacaciones en Punta Cana (pagando solo los extras) de un ministro condenado por falsario
José Manuel Soria dimitió de todos sus cargos el 15 de abril de 2016 enredado en sus propias mentiras, las que profirió sin parar desde el momento en que se conoció que su nombre aparecía en los llamados papeles de Panamá. Fue, salvando las lógicas proporciones, la misma táctica que había empleado en agosto de 2015 cuando este periódico dio cuenta de sus vacaciones a cuerpo de rey en un hotel de Punta Cana, invitado por Enrique Martinón, fundador y presidente del Grupo Martinón, propietario de una cadena de hoteles muy frecuentados por el exministro español de Industria, Energía y Turismo.
Aquella noticia instaló a Soria en la cólera, hizo que su abogado y sus asesores comenzaran a telefonear al periodista autor de la noticia, al director de eldiario.es y al abogado de la empresa editora amenazando a todos ellos con acciones judiciales si no era retirada o rectificada inmediatamente la noticia.
Al tiempo, los servicios de prensa del ministerio emitían un contundente comunicado negando los aspectos más relevantes de la información y asegurando entre otras cosas que “el ministro Soria pasó dos noches en el citado hotel [el Breathless Punta Cana Resort & Spa], las cuales fueron abonadas previa factura con su tarjeta de crédito. El ministro Soria paga todos sus gastos personales en todos los supuestos y, durante el periodo de vacaciones, todos sus gastos de viajes e instancias hoteleras los paga con su propio dinero, a través de su tarjeta de crédito y previa factura del establecimiento. Esta es la prueba evidente de que las informaciones de Canarias Ahora-Diario.es son falsas absolutamente”.
En similar sentido se expresó, también mediante un comunicado, la compañía hotelera de su amigo Enrique Martinón, al que había acompañado en 2013 a la inauguración oficial del hotel en el que luego veraneó.
La verdad era bien distinta a la expresada por el ministro y por el empresario: José Manuel Soria y su esposa, la procuradora de tribunales María del Carmen Benítez, pasaron parte de sus vacaciones del verano de 2015 en el Breathless Punta Cana Resort & Spa, en Punta Cana invitados por su propietario, y las culminaron en el hotel Volcán, también propiedad del Grupo Martinón, un establecimiento declarado ilegal por la justicia española mediante sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
En el hotel de la República Dominicana disfrutaron de una de las dos suites presidenciales (la otra la ocupaba el fundador del Grupo Martinón y su esposa) y utilizaron diversos servicios del hotel, entre otros las camas balinesas que, a razón de 100 dólares por día, se encuentran en el tramo de playa privada que hay ante el establecimiento.
Samuel, el diligente camarero encargado de atender a la selecta clientela, lo confirmó personalmente a este periódico: Soria y sus acompañantes disfrutaron de ese servicio exclusivo, que incluye champán y almuerzo ligero servido en las espléndidas tumbonas.
El precio de la suite presidencial, en primera línea de mar, con salón, cocina, dos bañeras tipo jacuzzi (una en la terraza), servicio privado de mayordomo, que solo se alquila a socios del club de vacaciones que explota el hotel, es de entre 1.700 y 2.000 dólares la noche. Una cantidad que se distancia bastante del importe que Soria afirmó haber pagado con su tarjeta de crédito al salir del hotel: 14.000 pesos dominicanos, unos 283 euros. Si, como sostuvo ante la opinión pública y ante un juez, se hospedó en el Breathless Punta Cana dos noches, apenas pagó 141 euros por jornada con sus correspondientes extras. Pero si, como informaron a Canarias Ahora en la recepción del establecimiento, su estancia fue de cuatro noches (del 2 al 6 de agosto de 2015), el precio por alojamiento y extras que abonó el entonces ministro de Turismo de España fue de 70 euros diarios.
Soria cumplió con sus amenazas y, efectivamente, interpuso una demanda civil de protección de su honor ante los juzgados de Madrid alegando que su domicilio oficial por aquel entonces se encontraba en la capital de España, a pesar de que la noticia había sido publicada en Canarias Ahora, con sede en el barrio de Tafira Alta (Las Palmas de Gran Canaria), a escasos 500 metros de su domicilio particular.
Posiblemente pensó desde el primer momento que para hacer prevalecer su versión iba a ser suficiente el resguardo de su tarjeta de crédito. O lo hizo porque, a sabiendas de lo que incluiría una factura legal y veraz, su demanda no valdría ni un solo euro de los 18.000 que reclamó solidariamente a cada una de las tres partes demandadas.
Efectivamente, Soria no presentó factura alguna, ni siquiera cuando en la contestación a su demanda los abogados de eldiario.es y de los periodistas Ignacio Escolar y Carlos Sosa aportaran nuevos datos y nuevos documentos (incluidos vídeos, audios y una factura legal) que reforzaban las primeras informaciones y que demostraban que para obtenerlas se aplicaron las debidas verificaciones periodísticas.
Lejos de reconocer los hechos y retirarse, José Manuel Soria insistió en su posición reclamando pruebas que le pudieran servir para salir del atolladero. Así, solicitó que la empresa explotadora del hotel, NH Hoteles, le certificara de algún modo sus pagos, pero lo que se recibió en el juzgado fue tan solo su ficha de cliente en la que claramente se podía leer que no había pagado ni un céntimo por el hospedaje. Ese documento ya confirmaba que el pago de los 14.000 pesos dominicanos que efectuó el exministro se destinó a “extras Spa”, es decir, a algún circuito o a algún tratamiento de relajación y/o de belleza del que disfrutaron los ilustres invitados del empresario Martinón.
Su demanda empezaba a correr serio peligro de ser desestimada, y quizás por eso el día en que se celebró el juicio, en octubre de 2016, el exministro apareció por fin con una factura que de alguna manera venía a acreditar que pagó algo. La presentó sorpresivamente tras extraerla de un bolsillo interior izquierdo de su americana. En aquella factura, efectivamente, se podía leer la misma cantidad desembolsada y una inscripción delatora: “Extras Spa”.
No fue esa la primera vez en la que José Manuel Soria se presentaba ante un juzgado con documentos sorprendentes con los que intentar conseguir condenas contra periodistas autores de informaciones contrarias a sus intereses. Lo hizo en Las Palmas de Gran Canaria, siendo vicepresidente del Gobierno regional, cuando pretendió justificar con recibos que no superarían las más básicas pruebas de autenticidad los 21 meses que estuvo sin pagar renta por un chalet de lujo que le prestó otro empresario amigo, Javier Esquivel, al que benefició en el concurso de asignación de potencia eólica en la isla de Gran Canaria.
Los periodistas resultaron absueltos de su querella por injurias y calumnias, no sin que el magistrado afeara al político en su sentencia dos cosas: que utilizara a la justicia para tratar de coartar la libertad de expresión y el derecho a la información y que presentara a juicio recibos de nulo valor contable. Frente a ellos, los periodistas demandados, entre los que también se encontraba Carlos Sosa, habían aportado la contabilidad oficial de la empresa propietaria del chalet en la que se podía leer claramente que las rentas de Soria las asumía su amigo Esquivel.
También en este caso del viaje a Punta Cana, José Manuel Soria ha recurrido a los documentos extemporáneos, como se asegura en la sentencia que lo condena a pagar las costas a los periodistas y a la empresa a los que había demandado: en su afán por aportar facturas, al juzgado hizo llegar dos, una de su mano y la otra enviada por NH Hoteles tras muchas presiones. Lo malo es que las dos no coinciden ni en su formato ni en las fechas. Hay una tercera factura, la aportada por los periodistas tras la estancia en el mismo hotel de uno de ellos. Y la diferencia respecto a la que el exministro aportó es clamorosa.