Alí Ouattara: “Nunca he estado tan feliz como ahora”
Alí Ouattara ha reconocido este martes a su regreso Fuerteventura con su esposa Lucie y su hijo Adou que está viviendo los mejores momentos desde que hace ocho años llegó en patera a la isla y comenzó a trabajar para intentar reagrupar a su familia: “Nunca he estado tan feliz como ahora”.
Pasados algunos minutos de las cuatro de la tarde, los Ouattara aterrizaban en el aeropuerto de Fuerteventura procedentes de Sevilla, tras hacer una breve escala en Gran Canaria.
En la zona de llegada, un grupo de periodistas esperaba poder fotografiar al famoso “niño de la maleta” junto a sus padres. Tras bajar del avión, Alí se ha dirigido a los medios de comunicación para mostrar su agradecimiento a todas las personas que los han apoyado durante este periodo “muy difícil” para toda su familia.
El pequeño Adou, algo nervioso y sorprendido por el revuelo mediático, sujetaba en la mano el mismo balón con el que ayer abandonó Ceuta junto a su madre rumbo a Cádiz, para reencontrarse con su padre y poder viajar a Fuerteventura.
Ali Ouattara, que hasta que fue detenido por este suceso se ganaba la vida en una lavandería de Puerto del Rosario, ha vuelto a recordar, emocionado, el reencuentro de ayer con su mujer y su hijo: “No hay palabras para describirlo, pero creo que todo padre o madre de familia puede sentir lo que sentí yo ayer”.
Recién recobrada la libertad, aunque sea bajo fianza, ha insistido en solo pretendía, por encima de todo, reagrupar a los suyos. “Fuera de mi familia no soy nada”, ha proclamado, “sin mi familia, soy como un pez fuera del agua”.
Una causa “justa”
Ouattara ha alegado que siente que defendía una causa “justa”, la de procurar que su hijo, que estaba enfermo de paludismo en Costa de Marfil, se reuniera con su madre y con él en Canarias.
“Quería traer a mi hijo, que es menor de edad, y lo intenté de manera legal, pero no lo conseguí. Lo que ocurrió después todo el mundo lo sabe”, ha explicado este trabajador marfileño, al que le denegaron el permiso para traerse a España a Adou porque su sueldo no llegaba, por poco, a los límites que marca la Ley de Extranjería.
Alí ha reconocido que se arrepiente de “cómo pasaron las cosas”, pero no oculta que, a fin de cuentas, está “muy contento” de haber podido reunir a su familia. De hechos, ha enfatizado que este es el momento más feliz que vive desde que llegó a España, en 2006.
La foto de los tres juntos en Fuerteventura pone fin a uno de los casos de inmigración con mayor repercusión mediáticas de los últimos años, después de que el pasado 7 de mayo un escáner detectara el bulto de un niño dentro de una maleta que intentaba introducir una joven marroquí por la frontera del Tarajal.
Ella y el padre del menor, Alí Ouattara, fueron detenidos y acusados de un delito contra los derechos de las personas extranjeras. Tras un mes en prisión, Alí abandonó ayer la cárcel de Algeciras, en Cádiz, después de que su mujer depositara 5.000 euros de fianza en los juzgados de Ceuta. Ahora, Alí deberá presentarse una vez al mes en un juzgado y tiene prohibido abandonar el país.
Lucie Ouattara se desplazó el domingo desde Fuerteventura hasta Ceuta para recuperar a Adou. Días antes, el análisis de ADN había certificado el parentesco entre ella y el niño, que ha permanecido desde hace un mes en un centro de menores de la ciudad.
Tras atender a los periodistas, los tres atravesaron la puerta del aeropuerto rumbo a su casa de Puerto del Rosario. Allí, les esperaba Enmanuella, de 11 años, otra de las hijas del matrimonio que reside desde hace meses en la isla.
Mientras dejaba atrás a los periodistas camino de su nueva casa, Adou seguía sujetando con una mano su balón nuevo, pero sin dejar de aferrarse con la otra a su madre.