Canarias en llamas

Incendio en la cumbre de Gran Canaria

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife —

Una hectárea equivale a un campo de fútbol. En Canarias 63.000 estadios han sido, pues, pasto de las llamas provocadas por los incendios forestales desde el año 2000. Unos infiernos que se han centrado especialmente en La Palma, que ha sufrido cuatro, aunque Gran Canaria encabeza el ranking maldito de terreno quemado que, lamentablemente, las llamas en la Cuenca de Tejeda se encargarán de incrementar, mientras que La Gomera tiene en su historia la catástrofe que más vidas humanas se cobró.

De acuerdo con los datos sobre incendios que recopila el Instituto Canario de Estadística (Istac), el fuego ha quemado desde el año 2000 más de 63.000 hectáreas de terreno forestal en Canarias fruto de más de 1.723 conatos e incendios.

El 93% de esa superficie (mas de 58.000 hectáreas) ardió en los diez grandes incendios registrados en las Islas (aquellos que afectan a más de 500 hectáreas) desde el año 2000 hasta 2015, y la mitad de los daños se concentraron en el fatídico 2007, cuando ardieron casi simultáneamente 18.872 hectáreas en el gran incendio de Gran Canaria y 16.620 en el que sufrió Tenerife.

El gran incendio de 2007

Ya han pasado diez años desde que se produjo la devastadora catástrofe medioambiental de Gran Canaria, que además de arrasar 18.000 hectáreas, calcinó cuatrocientas viviendas y a miles de animales, acabando también con centenares de puestos de trabajo.

Por ello, la Plataforma de Afectados, Víctimas y Damnificados por los Incendios Más Nunca, hicieron público en julio un comunicado en el que aseguraron que una década después “no ha habido justicia, no se han depurado las negligencias, no se han analizado las causas y consecuencias más allá del hecho. No se ha pedido perdón a las víctimas por el daño causado. No se ha reconocido nada”.

Es más, denunciaron que “la extinción de este incendio fue caótica, penosa y lamentable”, mientras que en “la gestión post incendio no hubo un protocolo que seguir y todo se convirtió en un espectáculo bochornoso en el que las administraciones demostraron su ineficiencia”.

El culpable confeso de aquel infierno fue el vigilante forestal Juan Antonio Navarro, que en el juicio celebrado el pasado 13 de septiembre pidió perdón a los afectados, a las administraciones y a toda Gran Canaria y que previsiblemente será condenado a ocho años y seis meses de prisión, además de abonar una indemnización de 17 millones de euros para los afectados.

El Parque Natural de Pilancones, donde comenzó el fuego, resultó dañado en un 70% de su superficie; el Paisaje Protegido de Fataga sufrió daños en un 18%; el Monumento Natural de Tauro, en el 60%; un el Parque Rural del Roque Nublo solo un 3%.

El 87,2% del área que fue afectada (unas 13.389,73 hectáreas) es Lugar de Interés Comunitario y el 60,96% (9.358 hectáreas) Zona de Especial Protección para las Aves.

Tenerife: de Los Campeches a Masca

Era la mañana del día 30 de julio de 2007 cuando se inició en la zona de Los Campeches, en el norteño municipio de Los Realejos, un incendio que en apenas 12 horas llegó hasta el caserío de Masca, en Buenavista del Norte, afectando a 16.820 hectáreas de masa forestal también de las localidades de Santiago del Teide, El Tanque e Icod de los Vinos.

Según el informe técnico que elaboró el Cabildo de Tenerife el valor global de los daños ascendió a 700.000 euros, pues también afectó a producciones agrarias y animales de las fincas agrarias situadas en las medianías altas del noroeste de Tenerife.

Como explicó en su momento el entonces presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, el principal problema de la extinción de este incendio consistió en que “el fuego está evolucionando francamente mal debido a que se transmite por las copas, y como el pinar de Icod tiene la mayor masa forestal de Canarias es muy difícil de combatir, sobre todo por los vientos, que lo trasladan a más de 13 metros por segundo”.

Y por si no era bastante complicado, “mientras luchábamos contra este incendio se han producido conatos en otras zonas”. Y así era, al sur de la isla, bomberos y equipos de emergencias luchaban para no se unieran los incendios de Guía de Isora y Santiago del Teide, pues hasta ocho frentes distintos estuvieron abiertos.

Hasta que el miércoles a mediodía ardió la cuenca de Tejeda, donde hasta el momento han sido arrasadas más de 2.700 hectáreas (convirtiéndose en el séptimo mayor de los últimos años), el último gran incendio en el Archipiélago lo sufrió La Palma en 2016 después de que las Islas llevarán 3 años salvándose de estos desastres. De hecho, desde 2013 el fuego solo afectó a 250 hectáreas forestales.

En términos humanos, el incendio de 2016 en La Palma es el segundo más grave en Canarias en 33 años, ya que desde 1984 nadie fallecía en el monte extinguiendo las llamas.

La tragedia de 1984 en La Gomera

El peor suceso de estas características que se recuerda en las islas ocurrió en 1984, cuando un cambio de viento en un incendio se cobró la vida de 20 personas en La Gomera, entre ellas, la del entonces gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife y exalcalde de Puerto de la Cruz, Francisco Afonso.

En efecto, aunque solo ardieron 900 hectáreas, el de La Gomera será el incendio que más perviva en la memoria colectiva, sobre todo en las islas occidentales, por ser el que se ha saldado con el más trágico balance de vidas humanas.

Al mediodía del martes 12 de septiembre de 1984, segundo día del incendio, parecía que el fuego estaba dominado en el barranco de Ojila y el gobernador civil llegó desde Tenerife junto con técnicos del ya desaparecido ICONA, pero se produjo un cambio de viento y se levantó el fuego del fondo del barranco y subió en dirección a Ojila y Agando, dándose la orden a los efectivos que combatían el incendio de que se retirasen hacia La Laja, El Bailadero y la Degollada de Peraza.

Sobre las 2 de la tarde, la comitiva oficial del Gobernador civil y del delegado del Gobierno se situó en las proximidades del Roque de Agando para observar la evolución del incendio y organizar la extinción del fuego, pero a los pies del Roque de Ojila surgió otro brote de fuego con dirección imprevista por lo tremendamente variable del soplo del viento y se ordenó que se retirase todo el personal, pero tanto la comitiva oficial como los efectivos humanos que combatían el incendio fueron sorprendidos por el fuego.

Empezaron a aparecer los primeros quemados, entre ellos el presidente del Cabildo, Antonio Plasencia, y cuando se consiguió atravesar la barrera de llamas, el personal de Emergencias se encuentró con el coche calcinado de Afonso y un poco más adelante el vehículo de la Guardia Civil virado hacia arriba y dos coches más totalmente vacíos.

Ajeno a la tragedia humana, el incendio continuó por Benchijigua y alcanzó por la tarde las faldas del monte de Alajeró, siguiendo al anochecer en dirección a Igualero e Imada, dándose oficialmente por extinguido sobre las 18.00 horas del miércoles 19 de septiembre, cuando comenzó a llover sobre la isla sumida en la tragedia, ocho días después de que se iniciara.

El 7% de La Palma

Nueve días duró el incendio que arrasó el pasado año el 7% de la superficie de La Palma, afectando a 4.864 hectáreas de los municipios de El Paso, Los Llanos, Fuencaliente y Villa de Mazo, con cerca de 3.000 personas evacuadas, y en el que falleció el agente forestal Francisco José Santana, de 54 años.

No existe una estadística oficial sobre personas desalojadas temporal o definitivamente de sus casas debido a los incendios, pero los 3.000 palmeros que tuvieron que abandonar sus viviendas en agosto de 2016 conforman una de las cifras más elevadas de los últimos años.

Los 52 días de La Gomera en 2012

Si en el incendio de Tejeda han sido evacuadas 800 personas, los dos grandes de 2007 en Gran Canaria y Tenerife obligaron a evacuar a alrededor de 14.000 personas y en 2012 fue necesario que unas 2.500 personas abandonaran sus casas en La Gomera debido a un fuego forestal que, hasta el momento, ha sido el de más tiempo tuvo las llamas vivas (52 días) y el que más controversia política ha despertado en Canarias en las últimas décadas.

El Cabildo de La Gomera creó una comisión para investigar el incendio y el exconsejero de Seguridad del Gobierno de Canarias Javier González Ortiz tuvo que declarar el 21 de junio del año pasado en calidad de investigado por el incendio que desde el 4 de agosto hasta el 24 de septiembre de 2012 afectó a 2.924 hectáreas, de las que 720 correspondían al Parque Nacional de Garajonay, que se vio afectado en un 18% de su superficie.

El fuego, que obligó a desalojar a una cuarta parte de la población y el Cabildo cifró las pérdidas en 71 millones, se inició el 4 de agosto y veinte días después se dio por estabilizado, pero las llamas se reavivaron y hasta las 22.00 horas del 24 de septiembre no se dio por controlado, más de mes y medio después de comenzar.

El motivo por el que González Ortiz tuvo que declarar fue el mismo por el que la oposición le hizo comparecer varias veces en el Parlamento: explicar “las razones por las que, en su caso, se produjo una tardanza en decretar el nivel 2, y por qué se rebajó el nivel de alerta pese a reavivarse el incendio”.

Tanto en la Cámara regional como en el juicio, González Ortiz, (que no respondió a las preguntas de las acusaciones particular y popular, pero sí a las de su abogado y a las del Ministerio Fiscal), reiteró que durante el incendio las decisiones se adoptaron en base a los informes de los técnicos.

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