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Intentan salvar los animales de Palmitos Park en salas especiales de oxígeno

Palmitos Park, el jardín botánico y zoológico más emblemático de Gran Canaria, que ha sido destruido en un 80% por el incendio de la isla, vive una frenética actividad para salvar a sus animales, ahora ingresados en salas especiales de oxígeno, tras resultar intoxicados por el humo.

El 90% de los ejemplares se han salvado del fuego, que ha causado en el parque daños que ascienden a casi 60 millones de euros, ya que unos animales se evacuaron y otros se soltaron, pero como han sido criados en cautividad, como ha ocurrido con las aves, después han vuelto tras el incendio.

El espectacular recinto, que lleva abierto tres décadas en San Bartolomé de Tirajana, contaba con 70.000 hectáreas en las que se hallaba el espacio natural con la oferta de ocio más interesante de Gran Canaria, ya que en él se podía disfrutar de numerosas especies animales y vegetales de todo el mundo.

Desde la carretera que da acceso al Hotel Palmitos se observa la fachada de las instalaciones, calcinadas por las llamas, aunque la suerte ha querido que la mayoría de los animales, alrededor de 650, hayan podido salvarse.

En este sentido, tan sólo un 10% se han visto afectado, no así la vegetación del parque, que se ha visto dañada en un 65%.

“Quién trabaja en un sitio como este valora más los sentimientos que los daños económicos”, cuenta Pedro Codina, director de Palmitos. Ahora la tarea más difícil, aparte de la reconstrucción del parque, es la de salvar a los animales que se han visto perjudicados por el humo. Para ello se han establecido unas “salas especiales de oxígeno”, donde numerosos veterinarios trabajan “a destajo” estos días, indicó el responsable del centro.

Codina cree que “dentro de un año abriremos de nuevo las puertas al público”, aunque no podrá ser como antes puesto que, “botánicamente hablando, las pérdidas son muy importantes”.

Cuando amenazaba el fuego, el desalojo de los Palmitos fue rápido. El plan de evacuación de los animales del parque se hizo en función de la importancia de cada ejemplar, no en el sentido económico sino por el peligro de extinción de la especie.

Las aves del parque fueron soltadas ante el aviso de incendio y están regresando todas otra vez ya que tenían un chip y fueron criadas en cautividad por lo que no saben vivir fuera del recinto. Los animales peligrosos como los orangutanes estaban en recintos especiales por lo que el fuego no les afectó. Lo mismo ocurrió con una de las especies emblemáticas con las que cuenta el parque, una cría de dragón de komodo, la primera en cautividad en España.

Alrededor de 425.000 turistas, en su mayoría venidos de Alemania y Reino Unido, visitaban cada año este parque. Tras el incendio, ahora sólo se pueden contemplar sus ruinas desde el exterior del recinto, ya que algunas de las estructuras interiores no están totalmente seguras puesto que pueden venirse abajo; desde fuera todavía es apreciable el olor a humo y cenizas.

Los trabajadores del recinto pasaron la noche del incendio “unidos en el parque acuático Aquasur, muy afectados por todo lo que estaba pasando”; “no importaba en ese momento la situación personal de cada uno sino el valor sentimental de lo que perdían”, refiere Codina.

Tras asegurar que ninguno de los trabajadores del parque perderá su puesto de trabajo, el director del centro expresó su agradecimiento a las numerosas personas que han llamado dispuestas a ayudar en lo que sea necesario para la reconstrucción del parque.

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