La utopía de recuperar para Las Palmas de Gran Canaria el espacio militar de La Isleta
Al norte de Las Palmas de Gran Canaria está La Isleta, un terreno restringido para la gran mayoría de la sociedad desde finales del siglo XIX, cuando el Ejértcito se instaló en los suelos propiedad de la familia Bravo de Laguna y crearon allí un enorme cuartel militar que ocupa la gran mayoría de esta península que es Espacio Natural Protegido. El motivo de la llegada del Ejército tiene que ver con la Guerra de Cuba ya que tras el Desastre del 98 España tenía miedo de que en Canarias ocurriese lo mismo que en Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas, por lo que decidió rearmar el Archipiélago. Desde entonces hasta nuestros días su costa, volcanes, malpaíses y flora han estado prohibidos a las generaciones que han vivido en la ciudad los últimos 119 años.
El concejal de Participación Ciudadana y del distrito de La Isleta-Puerto-Guanarteme del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Sergio Millares, cree que ya es momento de comenzar a andar en una ciudad del futuro que cuente con este espacio natural para todos. “Uno sueña la ciudad del futuro. Lo urgente no nos debe hacer ver lo necesario, y lo necesario es pensar la ciudad del futuro y yo sueño esta con un gran espacio natural en La Isleta a disposición de la ciudadanía. Yo sueño con eso y ese sueño lo comparto con muchísima gente”, apunta Millares, que reconoce que este deseo que tiene es “complicado”, pero explica que es necesario que la capital comience a andar hacia él y dejar de lado “estallidos periódicos” de esta reclamación que se apagan “y no sirven”.
Estos pasos tienen que venir desde la administración municipal, quien debería conversar con el Ministerio de Defensa de forma “clara” y trasladarle “cuál es la opinión y decirle cuáles son nuestros deseos y sueños”. Sin embargo, entiende que para realizar esto es necesaria la participación de la palmenses. “Necesitamos un movimiento ciudadano que lo respalde y desde mi condición de edil me gustaría hacer un llamamiento a la gente para que sueñe y que nos ayude a lograrlo”, por tanto, las bases para lograr unas conversaciones exitosas pasan por la creación de este movimiento ciudadano y el uso de “todos los medios democráticos” al alcance para así convencer y presionar al Ministerio de Defensa.
El también historiador opina que en la capital la presencia militar está “sobredimensionada” y sostiene que ya no es necesario para el Ejército tener “megainstalaciones para albergar a miles y miles de soldados, se ha dignificado y hay otros niveles, la modernización del Ejército hace que cambien los criterios para ocupación del territorio y en consecuencia la ciudadanía tiene que reivindicar dos puntos: La Isleta y la Base Naval, ambas libres de especulación urbanística donde queremos espacios abiertos y diáfanos. La Base Naval es una ventana que puede beneficiar a la ciudad de una zona de ocio y La Isleta es un espacio natural potentísimo donde hay arqueología como en la Cueva de los Canarios, restos arqueológicos aborígenes que hay que proteger y después restos naturales, la geomorfogía, conos volcánicos y malpaíses...es una zona extraordinaria de protección”, subraya.
Millares prosigue con este anhelo y agrega que cuando se recupere estos terrenos lo ideal sería crear un centro de interpretación, con rutas guiadas y espacios que puedan estar a disposición de la ciudadanía. “Las Palmas de Gran Canaria cambiaría muchísimo y tendría otro atractivo turístico con una vista maravillosa y una perspectiva a la que la gente no está acostumbrada. La autoestima con respecto a la ciudad mejoraría muchísimo, nos sentiríamos orgullosos de tener esa perspectiva desde las montañas de La Isleta”, sentencia.
No obstante, aunque el Ministerio de Defensa dejara estos terrenos libres, sus propietarios, los herederos de Pedro Bravo de Laguna y Joven, podrían reclamarlos. El concejal entiende que si volviera al patrimonio de los Bravo de Laguna, esta familia estaría obligada a hablar y negociar con el Consistorio. “Al ser un espacio protegido, y va a seguir siéndolo, se hablará, no habrá ningún problema. Se les expropió a esta familia por un uso militar, desde el momento en el que no se tiene uso militar pues las condiciones cambian y habrá que hablarlo, siendo conscientes de que es un espacio protegido en el que no se puede hacer nada”.
Pequeños pasos para ir ganando terreno a los militares
Aunque el sueño de que la Base General Alemán Ramírez deje de tener uso militar por el momento es lo más complicado, el Ayuntamiento ya está dando pequeños pasos para ir quitándole terreno a Defensa con las primeras tres acciones: las instalaciones del Canarias 50, la trasera del Colegio Galicia y la zona militar de El Confital.
El concejal de Urbanismo Javier Doreste comenta que las negociaciones con el Ministerio por las instalaciones del Canarias 50, a la entrada de El Sebadal, están por el momento paralizadas debido al cambio de Gobierno, pero la petición ya está hecha y están a la espera de una respuesta a las propuestas municipales.
“Canarias 50 es un espacio lo bastante amplio que nos permitiría recuperar Manuel Becerra para el uso de los vecinos trasladando las guaguas hacia el cuartel, de manera que en Manuel Becerra sólo pare la MetroGuagua”, formula Doreste, quien anuncia que en esta zona le gustaría que se llevara a cabo la construcción de una gran área recreativa y deportiva para los vecinos de La Isleta, un barrio bastante colmatado y, paradójicamente, sin zonas verdes a pesar de su proximidad al Espacio Natural Protegido. Doreste también añade que recuperando esta parte de El Sebadal se puede iniciar la construcción de un bulevar que rodee el barrio para que los coches accedan al mismo sin atravesarlo.
Millares reincide en que el Canarias 50 es el inicio del “sueño” de aumentar los espacios públicos, pero también existen otras iniciativas que se van a llevar a cabo en breve, en concreto la rehabilitación de la parte trasera del Colegio Galicia, que colinda con la valla militar, donde plantea un parque “que se hará desde que se presupueste”. “Estamos hablándolo a través de un proceso participativo para que digan qué tipo de espacio quieren. Desde que llegamos nos dijeron que querían abrir ese espacio y hacer un parque, ya se ha visitado con los arquitectos municipales, yo veo ese parque como un pipican, huerto urbano, un espacio biosaludable para los mayores, un espacio para los niños del colegio...”.
“La Isleta está sacando los codos para ampliar el radio de acción del barrio que ha estado muy asfixiado fundamentalmente por la presencia militar y que necesita oxígeno, y para eso este tipo de intervención es importante”, agrega sobre este parque en la zona alta del barrio.
La otra acción que planifica y cree que es más fácil de conseguir es la apertura definitiva del área costera militar en El Confital. “Ya la gente entra y se baña en la zona, en la práctica está funcionando para la ciudadanía, pero queremos convertir lo que se hace en la práctica en una situación legal, que se autorice y crear unos caminitos en la costa que lleguen hasta los acantilados finales en una zona que los militares no quieren para nada, está abandonada. Tiene que ganarla la ciudadanía, tenemos que empezar a dar pasos y esas tres intervenciones son los primeros pasos que hay que ir dando para conquistar definitivamente La Isleta”.