Sin colegio a falta de cinco días para empezar las clases
A falta de cinco días para el arranque del curso escolar, las familias de los alumnos matriculados en el nuevo Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Siete Palmas, en la calle Lomo La Plana de la capital grancanaria, siguen sumidas en la incertidumbre. Las obras del centro al que se deben trasladar los menores que hasta ahora cursaban sus estudios en el antiguo CEIP Boliche aún no han concluido. “Faltan unos remates”, admite la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, que ya trabaja en distintas alternativas para garantizar que estos estudiantes puedan comenzar las clases el próximo 9 de septiembre.
La constructora debió haber finalizado el nuevo colegio en febrero de 2013 para que los alumnos pudiesen trasladarse en septiembre de ese mismo año. Sin embargo, un error en el proyecto (el muro de contención tenía que ser de doce metros de altura y no de seis, como planeó en un principio la promotora) y el posterior embrollo burocrático han retrasado la apertura del centro hasta el punto de que vuelve a peligrar el inicio del curso.
Fuentes de Educación esperan que la situación se pueda desbloquear en los próximos dos días y que el arquitecto resuelva los “remates” que permitan a la Consejería recepcionar el edificio, un trámite imprescindible para su apertura. Aún así, el departamento que dirige José Miguel Pérez ya estudia diferentes fórmulas “por si acaso se demora la obra”.
La larga espera por las nuevas instalaciones ha sumido a los padres y al Consejo Escolar en la desesperación. “Ya no sabemos a quién acudir y encima ahora viene un fin de semana largo (por la festividad del Pino del próximo lunes en Gran Canaria). La inspectora nos dice que tengamos fe, que se va a solucionar, pero queremos hechos, una solución contundente, ya hemos tocado todas las puertas”, explica Morales.
Ya el año pasado el Consejo Escolar del CEIP Boliche recogió firmas y emprendió movilizaciones para exigir la inmediata apertura del nuevo colegio. El aumento del número de plazas en el curso 2013-2014 llevó al centro a una situación de masificación que obligó a sacrificar espacios comunes, como la biblioteca o las salas de música, psicomotrocidad y acogida temprana, para habilitarlas como aulas y dar cabida a sus 265 alumnos.
Además, se tuvieron que organizar tres turnos de comedor entre las 12.30 y las 14.15 horas, con lo que los alumnos de Infantil perdían una hora de docencia, y para el horario de recreos se utilizaron zonas de paso entre edificios.
“Este año no hay opción de quedarse en el antiguo centro”, advierte José Morales, portavoz del Consejo Escolar. Y es que para este curso se han creado otros cuatro grupos que suman casi cien alumnos.
El portavoz del Consejo Escolar precisa además que, aunque finalmente Educación pueda recepcionar el edificio antes de que finalice la semana, “no habrá posibilidad” de poder trasladar el material al nuevo centro, a pesar de que ya está preparado.