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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Doctrina CC: el que pincha un teléfono es “un cabrón”

Miguel Ángel Méndez, candidato de CC a la Alcaldía de Arona.

Se acabaron las solemnidades y los paños calientes. Coalición Canaria, sector duro de Tenerife, es decir, ATI, ha destapado definitivamente el tarro de sus esencias sin que aparente tener intención de cerrarlo hasta después de las elecciones. O vaya usted a saber. Lo ocurrido este sábado en Granadilla es una buena muestra de ese salto dogmático que ha experimentado el nacionalismo tinerfeño una vez ha decidido que hay que desprenderse de Paulino y que las imputaciones que padece su líder, Fernando Clavijo, han sido bien encajadas por la ciudadanía tras la correspondiente campaña de suavización mediática. No estuvimos en el acto, pero por lo que cuentan las crónicas aquello debió ir de un menos a más, de un mira hasta dónde llego yo, de un a ver si te atreves a superar esto, hasta alcanzar la temperatura adecuada que permitiera a Ana Oramas acusar al PSOE en los municipios de Adeje, Granadilla de Abona, Guía de Isora y El Rosario de “antidemocrático y caciquil”. Toma mandanga. La cosa se puso bien calentita en aquella nave de Prominsur, con encendidas defensas del “nuevo proyecto” (sic) que acomete CC, con soflamas contra el PSOE y contra el PP (las menos) y por “la renovación” que todo el mundo menciona sin que realmente se vea por ninguna parte. Por ejemplo, en Arona, cuyo candidato a la alcaldía, Miguel Ángel Méndez, puso la guinda al momento folclórico de exaltación del partido y condena a los desafectos. Tras escuchar cómo Arturo González (28 años en CC) decía que su “equipo humano” merece continuar “otros cuatro años” en San Miguel para “resolver los problemas de los vecinos”, Méndez no se pudo reprimir: “Vete por las calles hablando con ellos [los vecinos] cara a cara porque luego viene un cabrón desalmado y te pincha el teléfono”. Imputado en dos causas judiciales en Arona (caso Okupa y caso Arona 2), Méndez aconsejaba de este modo a Clavijo y sus demás colegas presentes sobre cómo deben entenderse con sus vecinos favoritos: cara a cara, sin teléfonos de por medio. Que luego te malinterpretan, porque tú eres una ursulina descalza.

 

 

 

El antecedente de Melchior

El cabronazo que quita el sueño y la prudencia al candidato nacionalista Miguel Ángel Méndez se llama Nelson Frías, y es el juez que levantó por los aires la corrupción de CC y otros en Arona. Contra él hace tiempo que dirige su artillería un sector importante del nacionalismo tinerfeño en la certeza de que el pueblo soberano terminará creyendo que no son esos políticos los corruptos, sino los malditos jueces que los descubren con la mano en la lata del gofio y no miran para otro lado, como hace el común. Ya hay antecedentes de una visión tan chiripitifláutica. Y no es un antecedente cualquiera. Ricardo Melchior ya llamó “cabrones” a los agentes de la Guardia Civil que investigaban al alcalde y concejales de Arona en 2009, fechas en las cuales un tal José Manuel Soria, a la sazón vicepresidente del Gobierno con Paulino Rivero, tachaba de “ilegales” las escuchas telefónicas ordenadas por el juez en aquel municipio. Eran tiempos en los que el líder canario del PP se daba piquitos cada mañana con Paulino Rivero, que aparecía en una de aquellas conversaciones pidiendo al entonces alcalde, Berto González Reverón, que ayudara a una sobrina en unas oposiciones a policía local. La polvajera fue tan grande, que la chica suspendió, y Berto saltó por los aires para pavor de los que creían que se podía hacer de todo. Hasta desacatar la sentencia que obligaba al alcalde a mandarse a mudar, delito por el que está imputado el protagonista de esta historia, el candidato regenerador de CC a la alcaldía de Arona, Miguel Ángel Méndez. Esto marcha, Fernandillo.

 

Enagás tira de chequera

Parece como si el gas les reanimara, de vez en vez. Se calcula que Enagás puede haber desembolsado ya unos 15 millones de euros por la adquisición de aquel invento de José Carlos Mauricio de nombre Gascan. De esa talegada, casi 9 millones se los llevaron Endesa y Sodecan, y el resto, las compañías que el ilustre conseguidor eligió a dedo para meter a Canarias en la carrera gasística. Pero ahora viene más pasta: primero, en forma de inversión para la central de Granadilla, y luego lo que les va a costar doblegar el sentimiento en Gran Canaria, concretamente en el Sureste de la isla. Se inicia lo que parece una nueva andanada de campañas en favor de las regasificadoras y de la introducción incluso del gas ciudad, para lo cual vayan preparándose a ver lo más grande, especialmente ahora que se avecinan cambios institucionales. El gestor nacional del gas, efectivamente, parece haber decidido poner toda la carne en el asador y ya ha empezado a dejarse querer entre los medios de comunicación canarios para que todos a una ensalcen la introducción del gas previa terminación de la central de Granadilla, casi a puntito, y la presión suficiente sobre los alcaldes del Sureste de Gran Canaria para que le dejen hacer la de Arinaga. El Gobierno de Canarias le echa una mano alegando que el gas es necesario para la transición del fuel a las renovables, pero los más reputados expertos que han pasado por el Sureste a explicar las bondades de las energías verdes, aseguran que esa transición sólo es necesaria para el bolsillo de unos cuantos. Estos últimos cinco días hemos asistido a la publicación muy medida de piezas periodísticas basadas en una misma acción de comunicación que, sin embargo, se presenta ante los lectores como una información muy elaborada con apariencia de trabajo realizado a iniciativa del medio. Pero la comparación entre ambos textos conduce indiscutiblemente a la existencia de un solo comunicado que es reelaborado por redactores de cada casa. Se repiten datos relevantes algo cambiados y se proponen símiles idénticos para llegar a la misma conclusión: el gas contamina menos que el fuel (cierto) y nos va a hacer ahorrar unos cuantos millones de euros en la factura del Estado, porque ya se podrán imaginar que al sufrido cliente del monopolio nada de lo que ocurra con el gas le va a resultar ventajoso en su recibo.

 

No les queda nada

La operación especulativa está servida, porque la enorme inversión que va a requerir esa pretensión de imponer el gas como sistema transitorio a las renovables va a provocar, primero, que éstas sufran nuevos retrasos para amortizar y rentabilizar esas inversiones, y segundo, que se forren los mismos mientras se da la espalda a los consumidores y al medio ambiente. Porque todo podría quedarse en pura especulación, al menos en lo que respecta a Gran Canaria, donde unas instituciones firmes como los tres ayuntamientos del sureste han conseguido paralizar la regasificadora de Arinaga sencillamente por ser contraria a las leyes su ubicación a tan poca distancia de las poblaciones. Ya ha ocurrido en el puerto de El Musel, en Gijón, donde en 2013 los tribunales de justicia anularon su puesta en funcionamiento precisamente por estar a menos de dos kilómetros de la población más cercana. El desastre costó 370 millones de euros por la construcción, pero Enagás ha venido percibiendo importantes sumas de dinero en concepto de “retorno de capital”, lo que significa que al gestor del gas lo que le viene bien es tirar palante y que le paguen sus aventuras al margen de la ley. Suena a bastante peregrino que se gaste este dineral en Canarias para sola central y otra que es una quimera. Porque la de Arinaga por no tener no tiene ni siquiera el estudio de impacto ambiental, y con los cambios que se barruntan en el Cabildo de Gran Canaria, hasta es muy posible que el planeamiento insular le ponga todas las proas del mundo. Siempre les quedará, claro, un ministro como Soria que declare la obra de importancia estratégica nacional o les permita una planta offshore. Lo cierto es que mientras andamos con éstas, las renovables siguen estancadas.

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