Los dos próximos años en Telde, efectivamente, van a ser un infierno para la gobernabilidad y para los teldenses. La rentabilidad que puedan obtener los socios de este pacto es bastante discutible. Cierto es que Pablo Rodríguez, un prometedor dirigente de CC en Gran Canaria (si se pudiera afirmar que CC en Gran Canaria tiene recorrido inmediato) se presenta como el concejal de gobierno menos quemado, pero el protagonismo que ha tenido que adoptar en este tramo final que ahora comienza seguramente pueda pasarle alguna onerosa factura. Ya la va a tener montada a partir de septiembre con la emisora de Ciuca, Radio Aventura, que por fin fue precintada esta semana tras una sentencia firme que llegó al Ayuntamiento en marzo sin que nadie se atreviera a ejecutarla. Claro que por entonces el urbanismo estaba en manos de Reyes a través de José Luis Mena y ese compadre rápidamente agenciado para el grupo que fue Fran López, del PP. Pero una vez la alcaldesa depositó esa área tan sensible en manos del líder de CC, todo hacía pensar que la sentencia se ejecutaría de inmediato. Han pasado un par de meses y ha sido ahora, en agosto, con la alcaldesa y los propietarios de la emisora de vacaciones cuando la cosa se ha movido. Este lunes se constituyeron en la sede de la radio técnicos de Disciplina Urbanística que ni siquiera se atrevieron a colocar el precinto como mandan los cánones, es decir, entre la puerta y su bastidor, de manera que pueda impedirse la entrada a las instalaciones, que carecen de licencia de apertura y sin posibilidad de obtenerla. El precinto se colocó en la pared, junto a las placas informativas de la empresa precintada, de manera que las emisiones se puedan reanudar en septiembre sin violar físicamente precinto alguno. Hay que ver cómo contrasta este delicado tratamiento con el que recibieron las emisoras de su competencia cuando una denuncia convenientemente agitada desde la Guardia Civil y desde un juzgado de Telde acabó con el precinto de todos los equipos de emisión y el cierre de alguna de estas empresas de comunicación. La denuncia quedó en nada, y la querella contra la juez que se excedió claramente en sus atribuciones, archivada en el TSJC.