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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Cañete, en peligro por culpa de Canarias

Plataformas petrolíferas en el Puerto de La Luz y de Las Palmas.

Imposible contener las consecuencias políticas de las prospecciones petrolíferas en Canarias. Ni las derrotas judiciales, ni las autorizaciones administrativas impuestas por el Gobierno de Mariano Rajoy, ni las campañas publicitarias que tan abnegados admiradores ha proporcionado a Repsol han podido frenar el empeño de las instituciones, partidos políticos y colectivos sociales canarios por impedirlas. Hace ya tiempo que la polémica rebasó las fronteras isleñas, en parte por la amenaza que en igual sentido se cierne sobre Baleares, y luego por la ruptura de relaciones más que evidente que protagonizan los gobiernos, con llamamientos incluso a La Zarzuela para que intervenga. La altanería del PP, que ha cerrado filas en torno a su ministro de Industria y presidente de la franquicia en Canarias, se está saldando solamente con pérdidas, a la espera de que se confirmen las extendidas encuestas de que algo puede haberle beneficiado después de tanta entrega a la multinacional que preside Antonio Brufau. El hundimiento político estaba hasta ahora circunscrito solo a Canarias, donde muy pocos correligionarios dan un euro por la candidatura de José Manuel Soria a la presidencia del Gobierno, a pesar de que haya quedado fuera de la carrera electoral el considerado su principal detractor en las filas de un posible pacto, Paulino Rivero. Pero que las consecuencias alcancen a la Comisión Europea, y más concretamente a la apuesta del Gobierno de Rajoy por colocar en ella como comisario a Miguel Arias Cañete, no estaba en ningún cálculo del PP. Sí en las estrategias de las organizaciones vinculadas a la Oficina de Acción Global (OAG) del Cabildo de Lanzarote, que desde que se conoció la candidatura del ex ministro de Agricultura empezó a diseñar un plan para colocar el conflicto en Bruselas.

El papelón de Rosa Estarás

Nunca pensaron los activistas de la Oficina de Acción Global que el PP en el Parlamento europeo se lo iba a poner tan fácil. Pensaron que el bloqueo al que siempre sometió a Canarias en la anterior legislatura esa rémora de la política llamada Carlos Iturgaiz iba a suavizarse con la llegada de nuevos tiempos y la necesidad del Gobierno del PP de hacerse un hueco en un escenario comunitario donde le han dejado muy poco margen de maniobra. Pero no, para su ventaja política, los populares españoles han dado un extraordinario empujón a los anti-sondeos bloqueando nada menos que la participación ciudadana en la comisión de Peticiones, como cuenta muy bien nuestro compañero Alexis González en nuestra edición de hoy. Lo que pudo haberse quedado en un hecho aislado, solo aireado por los comparecientes, se ha convertido en un nuevo gesto antidemocrático del PP, que no tiene excusa reglamentaria alguna para impedir que se oiga la voz de unos ciudadanos cabreados. La metedura de pata se complica si se tiene en cuenta que en el cambio de agenda trabajó de manera decisiva la eurodiputada balear conservadora Rosa Estarás, que ya puede ir preparando una explicación convincente a su electorado en las islas, donde la controversia petrolera sí cuenta allí con la unanimidad en contra de las prospecciones autorizadas por el Gobierno.

Cañete, el petrolero cuidando el calentamiento

Resulta difícil encontrar a un aspirante a comisario europeo que se haya tropezado con tantos contratiempos, aun formando parte del grupo mayoritario en la Cámara. Miguel Arias Cañete llegó con mal pie tras sus desafortunadas declaraciones machistas sobre la superioridad intelectual de los hombres frente a las mujeres –al menos en los debates electorales- tras perder su cara a cara con Elena Valenciano. Lo que a muchos españoles (y españolas) no suele pasar de unos chascarrillos, en Europa se toma con mucha seriedad porque no se concibe que un dirigente político se desenvuelva con ese talante. Las cosas se complicaron a continuación al conocerse que Cañete ocultó en su declaración de bienes e intereses en el Congreso de los Diputados lo que en la eurocámara se vio obligado a reconocer: que es titular de acciones en unas petroleras que operan en su país. El impedimento se agravaba al pretender ser nombrado comisario de Energía y Cambio Climático de la UE, cargo con unas atribuciones que se comparecen muy poco con sus inversiones personales. Esas manifiestas incompatibilidades, esa implicación personal en negocios relacionados con el petróleo, no impidieron a Cañete otorgar el último espaldarazo a las autorizaciones a Repsol aprobando una sospechosa Declaración de Impacto Ambiental que seguirá dando mucho juego. Tampoco de los Pirineos para arriba se permiten estas incompatibilidades, tan perdonadas en España, lo que va a complicar enormemente el nombramiento del pupilo de Rajoy. Las actividades inversoras de Cañete son muy conocidas en las Islas por ser accionista de Petrologis Canarias, filial de Ducar, cuyos depósitos en el Puerto de La Luz inauguró en su momento el hoy aspirante a comisario y donde se produjo un desafortunado accidente laboral con el resultado de un trabajador muerto y otro seriamente afectado de por vida. Para colmo, corren insistentes rumores de que será la petrolera del ex ministro la que surta en alta mar al barco de los sondeos contratado por Repsol, lo que pasará a ser para tararí y no echar gota.

Un 10% del Europarlamento

La polémica petrolera, por lo tanto, ya la podemos dar por residenciada en el Parlamento Europeo y seguirá lastrando electoralmente al PP y al candidato Cañete. Los contrarios a las prospecciones ya han recabado la firma de sesenta parlamentarios y se han conjurado para llegar a setenta antes del martes, día en el que está previsto que un conjunto de colectivos se constituyan en Bruselas para sostener una reunión con los diputados y celebrar una rueda de prensa en la que se denunciarán las prospecciones de Repsol en Canarias. La compañía ha vuelto a recibir una cariñosa invitación a un debate público para que explique con luz y taquígrafos lo que se ha dedicado a contar a través de una campaña de publicidad que ha recibido muchas críticas. Poco a poco va tomando cuerpo esa afirmación soterrada que lanzan sus directivos de que el proyecto en Canarias no es estratégico, un eufemismo tras el que se esconde que el riesgo que se asume ante ese escuálido 15% de posibilidades de encontrar hidrocarburos no se compensa ante el tremendo desgaste que está sufriendo su imagen. Cuando la mala prensa estaba localizada exclusivamente en Canarias, valía la pena asumirlo, pero cuando ha saltado a la prensa nacional y ahora se sitúa en el Parlamento, incluso mezclada con el nombramiento de Cañete como comisario, saca las cosas de quicio. Por eso se convierten en insistentes los rumores que apuntan a que en el caso de que el primer pinchazo no de resultados verdaderamente positivos, taponarán el pozo y se echarán a correr.

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