La Fiscalía no aprecia delito en el traslado del 'Oleg Naydenov' y archiva las diligencias
La Fiscalía ha archivado las diligencias que abrió a raíz del hundimiento del pesquero ruso Oleg Naydenov al sur de Gran Canaria, al no apreciar delito en la cadena de decisiones que llevaron a sacarlo del puerto de Las Palmas con un incendio a bordo para remolcarlo a alta mar.
El Oleg Naydenov había repostado 1.400 toneladas de fuel antes de sufrir un fuego en su sala de máquinas, un combustible que provocó un reguero de contaminación al sur del archipiélago que obligó a movilizar a numerosos efectivos de Salvamento Marítimo.
Aunque hace meses que no se detectan manchas atribuidas a ese siniestro, todavía a día de hoy se está extrayendo el combustible del pesquero a 2.400 metros de profundidad, mediante un sistema de campanas de recogida contratado por el Ministerio de Fomento a la empresa Ardent, uno de los gigantes mundiales del sector.
En un dictamen hecho público este miércoles, el fiscal de Medio Ambiente de la Audiencia de Las Palmas, Javier Ródenas, explica las razones por las que considera que la decisión del capitán marítimo de la provincia, Pedro Mederos, de remolcar el pesquero a alta mar al no poderse controlar el fuego no fue “imprudente” ni “negligente”.
El Ministerio Público remarca que no solo ha interrogado a Mederos, cuya decisión había sido apoyada por la Dirección General de Marina Mercante del Ministerio de Fomento, sino también al jefe del operativo de bomberos que trabajó durante horas en los muelles del puerto de La Luz para intentar apagar el incendio.
La Fiscalía admite que, a priori, la declaración de Mederos puede ser tomada con cierta “desconfianza”, por pensar que solo haya manifestado “aquello que le pueda favorecer”, pero subraya que todo lo descrito por él sobre el incendio y el riesgo que suponía el barco en el puerto concuerda con lo manifestado por el sargento jefe de los bomberos, que decidió sacar de allí a sus hombres tras doce horas de trabajo contra el fuego por el alto riesgo de explosión.
El capitán marítimo alegó en su declaración ante el fiscal que acordó sacar del puerto al Oleg Naydenov porque creía que suponía un grave riesgo en varios frentes: que el fuego se extendiera a otros barcos, que produjera un gran vertido contaminante en el puerto, que este se extendiera hacia la desaladora que abastece de agua potable a la ciudad (400.000 habitantes) y, sobre todo, que se produjera una explosión que pusiera en peligro vidas humanas.
Riesgos confirmados
La Fiscalía considera que ninguno de esos riesgos ha sido rebatido. Al contrario, alguno de ellos ha sido confirmado, porque hay testigos que dicen que el Oleg Naydenov sufrió explosiones a bordo cuando ya era trasladado a alta mar y que se sintieron incluso en el buque que lo remolcaba a 400 metros de distancia.
Pero, además, subraya que Mederos obró conforme a un precedente idéntico, del que fue protagonista y en el que obtuvo con el tiempo el aval el Tribunal Supremo: el incendio que sufrió hace 15 años en el puerto de Las Palmas el pesquero español María Teresa Rodríguez, que también fue remolcado a alta mar, donde se hundió.
“Quien obra en la creencia cierta de la existencia de un peligro y con su acción elimina el peligro que le impulsó a obrar así, ¿es un imprudente? Si además, esa decisión que va a ejecutar en el ejercicio de su legítima competencia ya la adoptó con anterioridad en idéntica situación y circunstancias y una vez revisada por la jurisdicción contencioso-administrativa se calificó de acertada, legítima y competente, ¿puede calificarse de negligente su actuación?”, se pregunta el fiscal de Medio Ambiente.
A su juicio, no hay duda en este caso: “Del conjunto del material recabado en esta fase preprocesal la respuesta a los dos interrogantes debe ser negativa”.
El agua, lo más conveniente
El informe del fiscal da respuesta a dos de las cuestiones más debatidas respecto a este naufragio: el hecho de que los bomberos emplearan agua, en lugar de espuma para atacar el fuego (se llegó a decir que no tenían este último material) y el sinuoso rumbo que se tomó al remolcar al Oleg Naydenov (primero hacia Fuerteventura y luego de regreso hacia Gran Canaria).
El sargento jefe de los bomberos responde tajante a lo primero que había espuma, pero se utilizó agua porque era lo más conveniente para las circunstancias del incendio.
En cuanto al rumbo, este no se fijó pensando en un lugar de destino, sino en una serie de premisas: “Alejarlo de la costa este de Gran Canaria por si fallara el remolque que no embarrancara en la costa. No someter a una tensión excesiva la línea de remolque precaria remolcándolo contra la acción de la mar y tercero, evitar que los humos y gases por la combustión del incendio, vinieran hacia el remolcador u ocultaran el remolcado a la vista del remolcador”.
Por último, el fiscal considera que el capitán marítimo obró dentro de sus competencias, sin cometer negligencias y guiado por el ánimo de evitar riesgos mayores, y no considera que se le puedan imputar responsabilidades penales basándose en hipótesis sobre qué hubiera pasado de haber actuado de otra manera.
“Asegurar que no existían riesgos mayores que el que tratado de evitar con la decisión adoptada, es no querer aceptar lo declarado por quienes arriesgaron sus vidas y estuvieron durante doce horas combatiendo el fuego”, remarca como cierre de su argumentación.