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El Supremo declara “impecable” la actuación de la tripulación de Naviera Armas que encalló un barco en Tarfaya

El barco 'Assalama' de Naviera Armas, que encalló sin causar víctimas el 30 de abril de 2008

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia que declaró “impecable” la reacción que tuvo la tripulación del ferry Assalama, de Naviera Armas, al decidir encallar el buque en una playa sin riesgo para el pasaje tras haber sufrido un accidente cuando salía del puerto de Tarfaya (Marruecos).

El 30 de abril de 2008, el ferry Assalama partía del puerto marroquí con destino a Fuerteventura, cuando una racha de viento hizo que rozara contra una escollera y sufriera una vía de agua.

Cuando la tripulación comprobó el alcance del accidente, su capitán decidió que en esas condiciones no podía seguir su viaje a Puerto del Rosario y encalló el buque en una playa cercana, con aguas someras, donde todos sus pasajeros fueron evacuados ilesos.

Varios de los pasajeros afectados por ese accidente demandaron a Armas para obtener compensaciones por los daños que les provocó ese accidente, entre ellos, la pérdida de sus equipajes y vehículos.

El asunto fue resuelto, en primera instancia, por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Las Palmas y, en segunda, por la Audiencia Provincial, que concedió a los afectados las indemnizaciones previstas para accidentes en los que no ha mediado una temeridad o imprudencia grave por parte de la empresa transportista.

La Audiencia de Las Palmas determinó el año pasado que el Assalama contaba con todos los sistemas de seguridad exigibles, que su tripulación era experimentada (su capitán había zarpado de Tarfaya en 24 veces anteriores) y que la maniobra de salida del puerto se había hecho en condiciones meteorológicas y de marea que, en principio, no entrañaban riesgo alguno.

En cuanto a la reacción del capitán al decidir encallar el buque para poner a salvo al pasaje, la Audiencia sentenció que fue “rápida, impecable, segura, guiada en todo momento por el objetivo de salvar en primer lugar a los pasajeros, después a la tripulación y posteriormente, y en último lugar, al buque”.

“Resulta acreditado que la maniobra de continuar hasta fondear en lugar seguro fue una decisión acertada desde el punto de vista de la seguridad, ya que en esos momentos todavía se disponía de propulsión por lo que acertadamente el capitán procedió a su fondeo en lugar seguro, en una zona de aguas someras donde ninguna persona corriera peligro y se pudiera evitar la zozobra y posterior hundimiento del buque”, argumentaba entonces la Audiencia de Las Palmas.

Parte los afectados llevó el caso al Tribunal Supremo, para acusar a Armas de “temeridad”, pues desde su punto de vista el accidente en el puerto de Tarfaya se produjo “por un exceso de confianza de la tripulación” del ferry Assalama.

Estos demandantes también sostenían que si el barco de Armas decidió ir a una playa, en lugar de regresar a los muelles, no fue por seguridad, sino “para no bloquear la entrada al puerto (de Tarfaya) y evitar un mayor daño económico”.

La Sala de lo Civil del Supremo no admite a trámite su recurso, porque considera suficientemente fundada la sentencia de la Audiencia de Las Palmas que llevó a declarar que la maniobra de embarrancar el buque a propósito fue “rápida, impecable y segura”, además de “guiada en primer lugar por salvar a los pasajeros”.

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