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El Argentinosaurio, Butch Cassidy, Saint Exupery y una señora de Asturias
Trelew es una ciudad maltratada por las guías turísticas. Los viajeros que se acercan hasta esta localidad a medio camino de Buenos Aires y Tierra del Fuego vienen atraídos por el Museo Paleontológico Egidio Ferugio, uno de los mejores centros de investigación y divulgación de dinosaurios , el coqueto pueblo de Gaiman, donde se asentó una importante colonia galesa que supo mantener sus costumbres y arquitectura, y la cercanía de la pingüinera de Punta Tombo, la más grande de Sudamérica. Pocos se quedan más de una noche. Pasan de largo sin saber que las calles rectas de esta ciudad patagona tienen historia. Muchas cosas que contar.
Desde 1949, “el local con más solera de toda La Patagonia” tiene acento asturiano. Josefa Fernández (Tineo, 1924) llegó al Hotel Touring Club por casualidad. “Estábamos haciendo un viaje por el sur y nos alojamos aquí. Nos enteramos de que vendían la llave (la gestión del establecimiento) y decidimos arriesgarnos. Poco después éramos los dueños del hotel”, comenta.
El hotel siempre fue un lugar importante en los pueblos de frontera. Y La Patagonia fue frontera hasta antes de ayer. Las paredes del Hotel Touring Club son toda una lección sobre la historia de Trelew desde su fundación en 1865 por colonos galeses. El Globo abrió sus puertas y en pocos años recibió a visitantes ilustres. Algunos de sonada reputación como el presidente Julio Argentino Roca; otros no eran, precisamente caballeros. Los míticos Butch Cassidy y Sundance Kid se alojaron aquí en 1901. Incendio de por medio, el Globo se convirtió en el Hotel Touring Club en 1918 y siguió recibiendo a visitantes ilustres. Como sucedió en octubre de 1929, cuando Antoine Saint Exupery llegó a la ciudad en un viaje en el que se intentaba sentar las bases del futuro servicio aéreo entre Buenos Aires y Comodoro Rivadavia.
Los Fernández entraron en escena en 1949. “Mi marido se había ido a Cuba algunos años antes y volvió a Tineo para ver a la familia. Allí nos conocimos y marchó a Buenos Aires. Poco después me mandó a llamar”, relata doña Josefa que, pese a sus 88 años, sigue presidiendo tras la barra el restaurante del hotel. No pierde detalle. “Aquí no pasa nada que yo no sepa”, reconoce mientras se arregla el pelo. “Soy coqueta y no quiero que usted me saque fea en las fotografías; me pueden ver los parientes de allá”, se ríe.
El Tineo de los años posteriores a la Guerra Civil marcó la juventud de doña Josefa. “Fueron años fifíciles, pero nunca tuvimos necesidad. Había que trabajar duro para salir adelante, pero no fueron malos años”, señala. Su marido (Rafael Fernández) ya había trabajado en Cuba y la posibilidad de tener una vida mejor en Argentina marcó de manera decisiva el futuro de la familia. Primero fue una confitería en la capital, luego quedaron prendidos de La Patagonia. “Aquí nunca tuvimos tiempo para aburrirnos”, dice. “Siempre hubo que trabajar mucho, pero el sacrificio valió la pena y pudimos sacar adelante a nuestros dos hijos”.
“Hace 62 años todo era muy distinto. Trelew ya era un pueblo bonito, pero la vida era mucho más dura de lo que es hoy. Aunque se podía vivir bien y prosperar”, explica la matriarca de una familia que mima con esmero el carisma del establecimiento. De su vida al frente del hotel recuerda algunas visitas ilustres que siguieron haciendo del Touring Club su casa en sus viajes patagones. “Aquí se han alojado varios presidentes y hasta Fangio”, presume.
“Es un lugar de mucha historia”, comenta Luis Fernández, hijo de Josefa y un enamorado del hotel. Historia que se refleja en las paredes del bar. Fotografías que hablan de un pasado glorioso. “Ve usted el cartel ese con el bandido”, advierte Fernández mientras señala un viejo papel en el que se pone precio a la cabeza de Bucht Cassidy. “Estuvo alojado en esta habitación con su banda y se registró como señor Ryan. Andaba en asuntos de ganado en la zona de Bariloche. Mire que hasta hicieron una película y ganó un Óscar”, sentencia. Luis asegura que las andanzas de Cassidy no terminaron en Bolivia. “He estado mirando papeles y consultando los registros y es muy posible que pasara a Irlanda donde vivió sus últimos años bajo la identidad que creó en Argentina”, casi susurra mientras sostiene uno de los winchesters que adornan la habitación donde se alojaron los célebres forajidos.
Asturiana de pura cepa
“Yo soy asturiana de pura cepa”, asegura tajante Josefa Fernández. “Hace unas semanas”, continúa, “estuvieron aquí varios paisanos y terminamos cantando el ‘Asturias patria querida’”. Hace ya 62 años que la propietaria del Hotel Touring Club dejó atrás las praderas verdes de Tineo pero su acento es aún firme pese a que nunca volvió a pisar suelo español. “Hablo como una asturiana, porque lo soy”. Otra cosa es que quiera volver. Aquí tengo dos hijos, cinco nietos y dos biznietos. Hemos ayudado a construir este país y éste es nuestro sitio“. La contribución de la familia Fernández al progreso de Trelew ha sido indudable. Y así lo reconocen sus vecinos. ”Mire, hasta el alcalde me declaró hace unos años hija predilecta“, relata. ”Siempre fuimos trabajadores y responsables y eso lo han sabido reconocer nuestros vecinos. Porque ha sido una vida de sacrificios, pero una buena vida“, finaliza.