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Guía útil de Estambul VIII: Istiklal, Besitkas y Ortaköi, lo más europeo de la ciudad

Tranvía de la calle Istiklal, uno de los símbolos de la modernización de Turquía. VIAJAR AHORA

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Estambul —

La calle Istiklal es una de las arterias más importantes de la ciudad de Estambul. En esta enorme calle peatonal abundan los ejemplos de arquitectura modernista y art decó alternándose tiendas de todo tipo, cafeterías, restaurantes y alguna de las mejores librerías de la ciudad. Una de las maneras más peculiares de acceder al arranque de la Istiklal Caddesi es a través del Tünel, un curioso funicular de principios del siglo XX que salva en una rápida pero empinada carrera el enorme desnivel que separa la Plaza de Karaköy e Istiklal (L-D 6.00-24.00). A lo largo de los casi dos kilómetros que unen la parada superior del Tünel y la Plaza de Taksim se encuentran alguno de los mejores ejemplos de la arquitectura estambulí de principios del siglo XX, una época en la que el afán modernizador de la república se exteriorizó importando los estilos de Europa (VER GUÍA COMPLETA DE ESTAMBUL).

No es de extrañar que esta fuera la zona de la ciudad que eligieran los europeos que arribaron a la ciudad durante la última centuria y sede de consulados, liceos, colegios extranjeros e iglesias como la de San Antonio de Padua (Istiklal Caddesi, 325), un edificio de bonito estilo neogótico italiano construida con ladrillos rojos que presume de ser el templo católico más grande de la ciudad. Un poco antes (si se accede desde Gálata) se encuentra la pequeña Santa María de Dapreis (Istiklal Caddesi, 429), a la que se accede después de bajar unas empinadas escaleras. Este pequeño edificio, que abrió al culto en 1789, no es tan grande ni puede presumir de su arquitectura, pero cuenta con un popular icono de la Virgen que, según cuentan, ha obrado más de un milagro.

Otro de los iconos de esta calle es el llamado Callejón de las Flores (Nevizade) en el que se alternan alguno de los mejores restaurantes de pescado de la ciudad y una estrecha galería cubierta de elegante estilo Art Nouveau en el que se encuentran algunas tiendas de antigüedades que merecen la pena. Muy cerca de la entrada a este pasaje se localiza el Liceo Galatasaray, un edificio que se construyó en el siglo XV para adiestrar a los pajes de palacio en el delicado oficio de servir a la élite del Imperio Otomano y que hoy, tras su reforma en el siglo XIX, es una de las instituciones educativas más prestigiosas de Turquía. En sus amplios jardines, como sucede en gran parte de la ciudad, campan a sus anchas legiones de gatos por los que los estambulíes sienten verdadera devoción.

En tramo final de la calle destaca la enorme Iglesia Ortodoxa de la Santísima Trinidad, que rara vez muestra sus puertas abiertas (Acceso por Meselik Sok). La mejor manera de apreciar la enormidad de este edificio religioso es llegar hasta la Plaza de Taksim, importante nudo de comunicaciones urbano en el que destaca el Monumento a la República, una obra del italiano Canonico erigido a finales de la década de los 20 y que rinde homenaje a Atatürk y a otros padres de la moderna Turquía. Desde la plaza puede tomarse el coqueto tranvía de madera que une los dos extremos de la Istiklal Caddesi. La última parada se encuentra en la entrada del Tünel.

Al sur de la calle Istiklal se encuentra el coqueto y bohemio barrio de Cukurcuma en el que abundan las casas otomanas de madera y los anticuarios. La manera más rápida de acceder a este rincón pintoresco de Beyoglu es por el Liceo de Galatasaray. Abundan las tiendas de joyas, de muebles antiguos y curiosidades. Una buena opción para llevarse un souvenir diferente o hacer un regalo con clase. La mayoría de las tiendas se encuentran en la Cukurcuma Caddesi.

CONSEJO VIAJERO Comprar libros en Estambul: En Istiklal nos encontramos con dos de las librerías con mayor solera de la ciudad. ‘Denizler Kitabevi’ (Istiklal Caddesi, 395) es una de esas maravillas que sorprende al viajero. Aunque esta ‘librería del mar’ está especializada en temas que tienen que ver con la rica historia naval de la ciudad, en particular, y del Imperio Otomano, en general, buceando entre sus estanterías se encuentran mapas, viejas fotos de Estambul o soldaditos de plomo, entre otras maravillas. Otro icono de la Calle Istiklal es ‘Robinson Crusoe’, que cuenta, como una de sus particularidades, con la estantería más alta del mundo. Abundan los textos en otros idiomas incluido el español (Istiklal Caddesi, 389).

La exclusiva Besitkas

Más allá de la Plaza de Taksim se extiende el barrio de Besitkas, una de las zonas pujantes de la ciudad donde se encuentran las boutiques más exclusivas, las tiendas de las grandes marcas y los mejores hoteles, clubes y restaurantes de la ciudad. La apariencia de esta zona de Estambul es totalmente europea y para el viajero hay pocos atractivos lejos de la costa del Bósforo. Para los amantes de la historia militar queda el Museo del Ejército (Dirección: Valikonagi Caddesi. Horario: X-D 9.00-17.00), en el que destaca una valiosa colección de armas antiguas otomanas. La calle Valokonagi conduce al distrito de Nisantasi, conocido como la ‘milla de oro’ de Estambul, un buen puñado de calles y avenidas en el que abundan las grandes tiendas. En esta zona de la ciudad se concentran la mayor parte de las legaciones diplomáticas extranjeras y los hoteles más exclusivos.

La mayoría de los viajeros llegan hasta aquí por el fastuoso Palacio de Dolmabahçe (Dirección: Dolmabahçe Caddesi; Tel: (0212) 236 90 00; Horario: M-D 9.30), a orillas del Bósforo. La historia del Palacio de Dolmabahçe se remonta al ocaso de la época bizantina, un momento en el que el lugar era uno de los numerosos puertos de la antigua Constantinopla y base de operaciones de la flota de Mehmet I el conquistador durante el asalto que arrebató la ciudad a los cristianos en 1453. Para evitar un posible uso estratégico del emplazamiento, el nuevo señor de la ciudad ordenó cegarlo para construir un jardín que recibió, precisamente, el de Dolmabahçe, que significa ‘el jardín colmatado’; la construcción de pabellones y jardines convirtió el lugar en un área de esparcimiento para las principales familias del Imperio Otomano. Habría que esperar al siglo XIX para que el lugar volviera a suscitar el interés de un nuevo sultán. Abdul Mecit I, cansado de la ciudad, decidió en 1843 abandonar Topkapi y ordenó al arquitecto armenio Nikogos Balyan que construyera un nuevo palacio siguiendo los cánones de los estilos artísticos europeos de los siglos XVIII y XIX. El resultado fue el actual palacio, un edificio de líneas barrocas que se culminó en 1856 sobre una superficie de más de 250.000 metros cuadrados.

El palacio, construido con mármol blanco, cuenta con más de 250 estancias entre las que destacan el enorme salón del trono, que cuenta con una espectacular lámpara de araña regalada por la reina Victoria de Inglaterra que pesa más de cuatro toneladas. La escalera de acceso a esta parte del edificio (llamada Selamik o área administrativa) se construyó utilizando lujoso cristal de Baccarat.

Otro de los atractivos del palacio, que fue hogar de sultanes y, en la actualidad, residencia oficial de los presidentes de la República turca, son sus cuidados jardines desde los que se puede contemplar la suntuosa fachada de Dolmabahçe y bonitas vistas sobre el Bósforo. En el recinto del área palaciega se encuentra el Museo de Bellas Artes de Estambul. Todos los relojes del palacio están parados a las 9.05 horas en recuerdo de Mustafá Kemal (Ataturk), que residió en el palacio entre 1927 y el 10 de noviembre de 1938, fecha en la que murió, precisamente, a las 9 y cinco de la mañana.

Al sur del área palaciega se encuentra la mezquita Domalbahçe Camii, que en el siglo XIX formaba parte de la residencia del sultán. El edificio también es obra de Nikogos Balyan y se proyectó siguiendo el mismo estilo ecléptico del resto del conjunto, una mezcla de barroco y neoclásico que recibe el nombre de Renacimiento Otomano. De esta modesta mezquita hay que destacar su decoración realizada con pinturas murales que imitan diferentes elementos arquitectónicos (trampantojo).

En dirección al barrio de Ortaköi se encuentra el curioso Museo Naval (X-D 12.30 – 17.00 Precio: 5 LYT) en el que se hace un repaso a la gloriosa historia marítima del Imperio Otomano a través de figuras como la del corsario Hayretin Pasa, conocido en la orilla occidental del Mediterráneo como Barbarroja. Abundan las maquetas y las piezas históricas, destacando los caiques reales (galeras de protocolo de los sultanes) o buenos ejemplos de cartografía otomana (como el famoso mapa de América de Piri Reis). Otros palacios interesantes de la zona son los de Yidiz Sarayi (en lo alto del parque de Yidiz) y el de Çiragan Sarayi, convertido hoy en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Muy cerca de Dolmabahçe Sarayi se encuentra el estadio del Besitkas, uno de los equipos más señeros de la Liga de fútbol turca. Los empleados del club suelen permitir la entrada para ver el campo y en los bajos de la grada de Tribuna se encuentra una de las tiendas oficiales.

Bajo el puente

Ortaköi es uno de los barrios más carismáticos de Estambul. Situado en el extremo oriental de la orilla europea de la ciudad es una de las puertas de entrada al Alto Bósforo y también tiene fama de ser uno de los reductos de la intelectualidad bohemia estambulí. A espaldas de la Iskele Meydani (Plaza de Meydani), rematada por la magnífica y barroca Mezquita de Büyuk Mecidiye, se extiende un pequeño barrio de calles estrechas y empedradas formado por manzanas de casas de, generalmente, dos o tres plantas pintadas de alegres colores. Este lugar rebosa de vida y cuenta con una buena nómina de cafés y restaurantes. Cualquier día es bueno pasa acercarse a Ortaköi, pero cada domingo se celebra un concurrido mercadillo callejero en el que abundan los puestos de libros de segunda mano, las joyas y las más variopintas antigüedades.

El barrio de Ortaköi se encuentra con el estrecho del Bósforo en la coqueta Plaza de Meydani (Iskele Meydani). Las parejas y los pescadores se mezclan en un espacio marcado por la presencia de la Mezquita de Büyük Mecidiye. Construida en 1856 por orden del sultán Abdul Mejid I y proyectada por el arquitecto Nikogos Balyan es uno de los mejores ejemplos de ‘Neobarroco’ de Europa utilizado, en este caso, para construir una mezquita islámica.

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