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GUÍA DE LA ISLA DE PASCUA II: Una ruta por la costa sur
Poco más de 10 kilómetros median entre Hanga Roa y la Península de Poike, al otro extremo de la isla. Pero en Pascua, un par de kilómetros dan para mucho. La continua presencia de restos de la antigua cultura insular, las bellezas naturales y el premio añadido de la playa son los grandes alicientes de esta ruta que te propone Viajar Ahora para seguir desmenuzando los enigmas de Rapa Nui. Y la jornada comienza en Ahu Vinapu. Este centro ceremonial se encuentra en la actualidad en estado de ruina, pero la espectacularidad de sus muros lo convirtió en objeto de discusión para arqueólogos y antropólogos. Es el primero de estos centros ceremoniales de la costa Sur de la Isla si se inicia la excursión desde Hanga Roa. El ahu está formado por tres plataformas entre la que destaca la conocida como Vinapu I. Su pared vertical está formada por grandes bloques de piedra que encajan perfectamente, al igual que las paredes incas. El antropólogo noruego Thor Heyerdahl llegó a la conclusión de que esta técnica constructiva tuvo que importarse desde Perú y formuló una teoría de poblamiento desde América. La técnica de construcción de esta plataforma, sin embargo, difiere sustancialmente de la empleada por los antiguos peruanos, ya que el ahu no es de piedra maciza. Las piedras que asombraron a Heyerdahl son grandes lajas planas que esconden un interior formado de escorias, piedras irregulares y escombros (VOLVER AL ÍNDICE DE LA GUÍA DE LA ISLA DE PASCUA).
Otra de las particularidades de este ahu es su posición astronómica. Los moais, hoy derribados, miraban hacia el punto en el que nace el sol en el solsticio de invierno. Los otros pódiums de piedra también están colocados hacia este hito que marca el cambio de estación. Frente a la plataforma conocida como Vinapu II hay una curiosa estatua femenina que, en su origen, tenía dos cabezas (hoy desaparecidas), que se ha identificado como una especie de camilla de piedra donde los antiguos pascuences depositaban el cuerpo de sus difuntos durante las ceremonias funerarias.
La ruta avanza por la carretera que discurre en paralelo a la costa sur de la isla. Otro punto de interés es Ahu Vahiu, situado a unos 10 kilómetros de Hanga Roa. Se trata de un pequeño centro ceremonial con ocho moais derribados y los restos de otros ocho pukaos (sombreros de piedra roja con los que se coronaba a las estatuas). Frente al ahu hay un círculo de piedras semi derruido que se cree parte de una gran plaza ceremonial donde los isleños celebraban sus rituales funerarios. A escasos kilómetros de Vahiu se encuentra el Ahu de Akahanga, que según la tradición, fue el monumento funerario erigido en honor al rey Hotu Matua’a, el líder que dirigió la colonización de la isla desde la Polinesia; este conjunto arqueológico también recibe el nombre de ‘Plataforma del Rey’. El conjunto ceremonial cuenta con cuatro pódiums de piedra de pequeñas dimensiones con doce moais que se encuentran en la posición en la que quedaron tras ser derribados. Frente a la plaza ceremonial se han localizado dos casas canoas, varios fogones comunales, estructuras de piedra para el encierro de aves de corral y una rampa para embarcaciones en la costa.
La fábrica de moais
Tierra adentro, cerca del extremo oriental de la Isla (la Península de Poike) se encuentra el volcán Rano Raraku, en cuyas faldas se concentró la construcción de los casi 900 moais que se reparten por toda la isla. Rano Raraku es la gran cantera de estatuas de la isla, un lugar que los trabajadores abandonaron de manera súbita dejando más de 400 de estos colosos en diversas fases de elaboración. Aún unido por la espalda al lecho de roca se ha encontrado un gran moai de 21 metros de longitud, el más grande de los que aún quedan en Pascua. El volcán cuenta con un cráter de varios centenares de metros de diámetro colmatado, en su fondo, por una laguna. Este cono de poco más de cien metros de altitud sobre el nivel del mar es el mejor ejemplo del grado de explotación de los recursos que sufrió este pequeño territorio. Las estatuas se empezaron a tallar en las faldas de la montaña para ir, paulatinamente, ascendiendo hacia el borde del cráter y sobrepasando éste hacia el interior, donde se han localizado 40 moais que miran hacia la laguna. Desde la montaña parten varios senderos que confluyen en un gran camino que atraviesa toda la región central de la isla. Tradicionalmente se conoce a esta senda como la vía de los moais.
Siguiendo la ruta hacia la Península de Poike nos encontramos con el Ahu de Tongariki, el más impresionante de la isla y uno de los yacimientos mejor conocidos y estudiados de Pascua. Por sus enormes dimensiones y la gran cantidad de restos arqueológicos asociados, es uno de los centros turísticos más visitados. También es el ahu que ha recibido más cuidados en su restauración. En los años 60, sus moais fueron desplazados varios centenares de metros tierra adentro por la acción de un tsunami, lo que obligó a pedir ayuda internacional para proceder a su restauración. Este centro de peregrinaje para turistas se construyó durante el siglo XI de la era cristiana, esto es, durante la época de máximo esplendor de la cultura Ahu Moai. Se trata, por lo tanto, de un monumento erigido por una sociedad que se encuentra en el periodo más brillante de su historia. Esto se tradujo en la construcción de una plataforma que cuenta con una longitud de más de 200 metros donde se erigieron 15 grandes moais que han sido recolocados. El resultado es soberbio.
Sólo una de las estatuas ha recibido su correspondiente pukao. El resto se encontraba en muy mal estado (por la acción de la ola gigante que asoló el lugar) y se aconsejó no hacer experimentos. El moai que luce su sombrero rojo es, también, el mayor de todos los que coronan el ahu y con 14 metros de longitud desde su base es de los más grandes de toda la isla. La importancia de este enclave como centro arqueológico se completa con varias estaciones de grabados rupestres localizados en la zona conocida como Papa Tataku Pili. Los paneles cuentan con grabados que se han identificado como tortugas, peces aves y referencias al culto al hombre pájaro.
La Península de Poike
A pocos kilómetros de Tongariki un sendero que parte de la carretera hacia Anakena sube las primeras rampas del volcán Pukalike, máxima altura de la Península de Poike (en el extremo oriental de la isla) y foco de uno de los tres ciclos eruptivos que formaron el territorio triangular pascuence. Es la zona más antigua de Pascua, con materiales eruptivos que tienen más de tres millones de años de edad. Desde el punto de vista histórico, su cima fue el lugar donde los españoles alzaron una cruz en 1770 por la cual tomaban posesión de la isla y en sus faldas se desencadenó, según la tradición, la terrible batalla que acabó con el gobierno de los orejas largas y aupó a los orejas cortas como clase dominante.
Una zanja que separa Poike del resto de la isla es testigo de aquella revuelta. Dicen los relatos que los orejas largas excavaron la fosa y la llenaron de material inflamable para mantener a raya a los orejas cortas. Pero estos últimos cayeron por sorpresa sobre los defensores de la trinchera y los arrojaron dentro calcinándolos. La tradición dice, también, que esa batalla fue el inicio de prácticas de canibalismo.
La Península de Poike es también un interesante centro arqueológico donde es posible rastrear las prácticas religiosas y costumbres de los antiguos pobladores de la isla. Uno de los hitos de Poike es una enorme cabeza de piedra esculpida que recibe el nombre de Vaiaheva y se localiza en la ladera sur del volcán Vai Heva. También se han descubierto dos estaciones de grabados rupestres bautizadas como Papa Ui Hetu’u, que según la tradición marcaban el punto de un antiguo observatorio astronómico dedicado a predecir el cambio de las estaciones. Pero el punto más famoso de Poike es la Ana o Keke, o ‘Cueva de las Vírgenes’, un tubo volcánico en el que se recluía a las mujeres para aclarar su piel al alejarlas de los rayos del sol.