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El suplemento de viajes de Canarias Ahora te invita a visitar el mundo de otra manera. Aquí encontrarás datos útiles, ideas y, sobre todo, muchas experiencias de viajeros como tú.

Lanzarote subterránea; de cuando el hombre y la naturaleza van de la mano

Laguna de los cangrejos ciegos, en los Jameos del Agua (Lanzarote). VIAJAR AHORA

Viajar Ahora

Un tubo volcánico es algo así como una evocación a la ausencia. No, en Viajar Ahora no nos hemos vuelto locos. Empezamos de esta manera porque es justo eso. Imagínense una corriente de rocas incandescente que baja desde el cráter de un volcán a velocidades increíbles. Si la cosa se prolonga en el tiempo, llegará un momento en el que la superficie se haya solidificado mientras que, por abajo, el río de lava sigue fluyendo. Al cesar la emisión de magma, ese río subterráneo se retira dejando, tras de sí, un túnel impresionante. Algo así pasó hace unos 21.000 años en el norte de Lanzarote. En la parte norte de la isla para ser más exactos.

El Volcán de La Corona conformó un paisaje dominado por las formas atormentadas típicas de las erupciones de este tipo. En la superficie, el volcán dejó un paraje de tintes surrealistas dominado por las lavas, los peñascos irregulares y los campos de cenizas. Un lienzo de amarillos, ocres, rojos y negros que recién empieza a abrirse a la vida. Porque es este un volcán nuevo. Los líquenes y algunas plantas poco exigentes son la avanzadilla de un ecosistema que apenas ha empezado a construir los cimientos. Es lo que en el dialecto del lugar se denomina como Malpaís, esto es, un lugar poco apto para la agricultura.

Y por debajo, la erupción creó un tubo volcánico de más de seis kilómetros de longitud que va a hundirse al mar y nos recuerda que, en los tiempos en los que se formó esta cavidad enorme, el nivel del agua era bastante más bajo que ahora (el planeta estaba en plena era glaciar). Los expertos han llegado a esta conclusión apoyados en este hecho; la inundación de los últimos tramos de la cueva. Y al contacto con el agua, el tubo, sencillamente, se abre; se termina. Y en Lanzarote, este prodigio natural se prolonga hacia las profundidades formando el llamado Túnel de la Atlántida. También es un lugar íntimamente ligado a la historia de la isla. Aquí se refugiaban los lanzaroteños y lanzaroteñas cuando llegaban los corsarios berberiscos que, desde el puerto de Salé, llegaban hasta las Islas Canarias en busca de riquezas y cautivos (Ver reportaje de Rabat).

Pero a lo que vamos. El techo de la cueva, en su recorrido, sufrió varios derrumbes. Bocas que dejaron las tripas del volcán al aire y que en esta isla encantada se llaman Jameos. Dos de estos jameos dan acceso a lugares únicos. Uno, es una magnífica oportunidad para conocer desde dentro estas formaciones geológicas alucinantes (con salas de más de 20 metros de altura); la otra, es una muestra de lo que el hombre es capaz de hacer cuando se alía con la naturaleza respetándola.

La carretera LZ 204 sube desde la costa (acceso por carretera LZ-1 dirección a Orzola) y se adentra en los paisajes alucinantes del Parque Natural del Malpaís de La Corona. Subiendo hacia el cono del volcán, el viajero se encontrará con un cartel modesto junto a un aparcamiento. Estamos a las puertas de la Cueva de los Verdes (Acceso LZ-204; Tel: (+34) 928 848 484; Horario: Octubre – mayo L-D 10.00 – 18.00 Junio-Septiembre 10.00 – 19.00). El modesto agujero, uno de los 16 jameos que existen a lo largo del tubo, no da una idea ni mínima de lo que se esconde bajo la superficie de la tierra. La escalera desciende. Los primeros minutos son desconcertantes. Hay que acostumbrarse a la escasez de luz para empezar a ver el alucinante mundo de formas y colores que el río de lava dejó a su paso. La visita guiada comprende un recorrido de unos dos kilómetros en los que se puede ver el trabajo de los elementos a la hora de crear espacios increíbles. La única intervención humana en el lugar ha sido habilitar el camino y, sobre todo, crear un espectacular sistema de luces y sonido ambiental que multiplica las emociones del viajero.

Cerca de la costa se encuentra otro de estos jameos. Esta vez, la entrada es mucho más vistosa; hasta el cartel, en forma de enorme cangrejo, tiene un toque de diseño que antecede lo que nos espera al bajar hacia el subsuelo. La cercanía del mar se deja sentir. Por ello al lugar se le conoce como Los Jameos del Agua (Acceso: LZ-204 (dirección a la costa desde LZ-1); Teléfono: (+34) 928 848 020; Horario: L-D 10.00 – 18.30). Al Jameo Chico se accede por una escalera de caracol que alterna roca volcánica y madera. Un elemento, a priori sencillo, que el genio del artista local César Manrique convirtió en una auténtica obra de arte; la naturaleza, elementos náuticos y diversos restos que el mar arrojó a las playas de la isla son los materiales constructivos utilizados para poner a los viajeros en situación. En esta zona se encuentra la cafetería-restaurante y la antigua sala de fiestas, perfectamente mimetizadas con las paredes. Es sólo la antesala de un recorrido espectacular que empieza con un plato fuerte. Las aguas del mar se filtran creando una impresionante laguna subterránea donde viven unos extraños cangrejos albinos y ciegos únicos en el mundo.

En el Jameo Grande fue donde Manrique dejó de manifiesto su compromiso creativo con la tierra que lo vio nacer. La bóveda del Tubo Volcánico de La Corona se desplomó aquí formando un enorme boquete que, tras la intervención de Manrique, se convirtió en un jardín de palmeras y cactus que rodean una piscina de aguas turquesas. Y más allá, siguiendo el trazado de la cueva prodigiosa, un auditorio que tiene por techo a las lavas que quedaron solidificadas hace más de 20.000 años. Una pequeña sala de arte, donde es posible ver algunos cuadros del polifacético artista canario, completa el recorrido. Muy cerca de aquí se encuentra la Playa del Caletón Blanco (Acceso LZ-1 dirección a Órzola), un espacio increíble. De los muchos de los que puede presumir la isla y que, de seguro, sirvieron de inspiración a Manrique para crear esta magna obra que es la Lanzarote de hoy.

Centros Turísticos del Cabildo de Lanzarote: La tarifa para entrar a las dos cuevas es de nueve euros. Hay bonos que permiten la entrada a tres (20 euros), cuatro (26 euros) o a los seis (30 euros) a precios reducidos. Hay descuentos especiales para los residentes canarios (más información aquí).

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