La polémica con la bandera tricolor: del Estadio de Gran Canaria al Heliodoro Rodríguez López

Una bandera tricolor en las gradas del Estadio Heliodoro Rodríguez López momentos antes del partido de la Copa de Rey entre el CD Tenerife y el Espanyol. EFE/Ramón de la Rocha

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

La bandera de siete estrellas verde ha vuelto a ser protagonista en el fútbol canario. En enero de 2016, durante dos encuentros en el Estadio de Gran Canaria entre la UD Las Palmas frente al Eibar (13 de enero) y el Atlético de Madrid (17 de enero) la Policía Nacional vetó el símbolo, aunque la Delegación del Gobierno declaró a La Provincia que “solo se aconsejó retirarla, pero en ningún momento se prohibió portarla porque es una decisión que corresponde a cada persona”. Por otro lado, el club amarillo se desmarcó del asunto, otorgando la responsabilidad de la decisión a la Policía Nacional.

En cualquier caso, las quejas de los aficionados, reproducido por Tamaimos, produjeron numerosas reacciones que llevaron a que el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, se pronunciase para tratar de “solucionar el problema”, algo que comunicó por Twitter el 26 de enero del año pasado.

Esta vez, durante los dos últimos encuentros del CD Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López (jueves 26 y domingo 29) la bandera de siete estrellas verdes ha vuelto a ser protagonista. Días antes del partido de Copa del Rey del equipo isleño frente al Espanyol, el periódico Diario de Avisos publicó que la entidad y la Policía Nacional se reunieron con las peñas para comunicarles las consecuencias que conlleva exhibir la bandera de siete estrellas verdes según la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte.

La norma especifica que solo puede ser constitutivo de delito la exhibición de una bandera si de alguna forma incita, fomenta o ayuda a la realización de comportamientos violentos o terroristas. Además, también contempla que la intención con la que se luce el símbolo trate de despreciar a las personas participantes en el espectáculo deportivo.

Esta es la directriz que sigue la Liga de Fútbol Profesional. Los clubes que incumplan la norma pueden recibir sanciones como la clausura del estadio hasta un máximo de dos años, o multas de hasta 3.000 euros para la persona que cometa la infracción.

Sin embargo, lejos de disuadir a los aficionados, hasta 35 organizaciones de diversa índole publicaron un comunicado para reclamar “que todas las personas que se opongan a este atropello a las libertades enarbolen sus tricolores tanto fuera como dentro del estadio”.

Llegó el partido contra el Espanyol y los aficionados respondieron exhibiendo con orgullo más de 40 banderas tricolores con siete estrellas verdes en diferentes partes del estadio. Tres días después, frente al Osasuna, volvieron a lucir el símbolo canario.

Posteriormente, la peña Zoneros Club Deportivo Tenerife ha asegurado que la Policía Nacional les han requisado la bandera tricolor sin que se haya producido una multa, sino una advertencia. Varios aficionados que portaban la bandera también han dicho que recibieron por parte de los agentes las advertencias de recibir una posible multa de 3.000 euros.

Y eso que los únicos incidentes que se vivieron durante esos dos encuentros tuvieron lugar en el césped, con dos empates del club blanquiazul. En las gradas, se pudo escuchar al sector del Frente Blanquiazul cantar “me gusta la bandera”, un cántico que se acerca más a las fiestas populares que al nacimiento independentista del símbolo. En ningún momento ha incitado, fomentado o ayudado a la realización de comportamientos violentos o terroristas.

Las declaraciones del director general de la entidad del CD Tenerife, Pedro Rodríguez Zaragoza, a Diario de Avisos alertaron de un peligro inexistente: “no creo que la bandera de siete estrellas verdes incite al separatismo, pero no se trata de lo que yo piense sino de lo que dice la norma”, la cual, a su juicio multa con “3.000 euros y creciendo de manera exponencial” a las personas que incumplan la norma.

Pero es que la bandera tricolor ni siquiera se encuentra dentro del manual publicado por la Comisión Estatal Contra la Violencia, el Racismo, La Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, por lo que la multa no se puede producir acudiendo a la Ley 19/2007 y, en el caso de que ocurra, es posible recurrirla.

Existe un precedente en el que se usó el artículo 2.1. b) de la norma para prohibir banderas: la Delegación del Gobierno de Madrid prohibió las esteladas en la final de la Copa del Rey entre el FC Barcelona y el Sevilla en 2016 disputada en el Vicente Calderón. La institución fue demandada y la sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº11 de Madrid dio la razón al demandante, alegando que “no puede considerarse que la exhibición de la estelada pueda comportar o generar violencia, racismo, xenofobia o intolerancia en el deporte, siendo una mera manifestación de la libertad ideológica y del derecho a difundir libremente los pensamientos”.

Tanto la estalada como la tricolor, se usen con motivos ideológicos, patrióticos o lúdicos, no están prohibidas en los estadios de fútbol porque no hay ninguna incitación a la violencia. Por otro lado, la esvástica nazi o la bandera de España con el águila, que sí están prohibidas, se descubrieron entre ultras que acuden a estadios de fútbol y que agredieron a los manifestantes de Valencia el 9 de octubre.

Historia de la bandera de siete estrellas verdes

La tricolor fue creada hace 53 años por el movimiento independentista MPAIAC en plena dictadura franquista. A diferencia de la bandera oficial del Archipiélago, esta incluye siete estrellas verdes que representan a cada una de las islas (menos La Graciosa) sobre un fondo azul más claro. En los primeros años era usada por las organizaciones independentistas, pero posteriormente ha sido adoptada por otros partidos políticos como Coalición Canaria, Nueva Canarias, Unión del Pueblo Canario, Izquierda Unidad Canaria o el Partido Comunista del Pueblo Canario.

No sólo formaciones políticas la han tomado como icono, sino también el sindicato Intersindical Canaria. Y más allá de la política y el independentismo, en las últimas décadas ha pasado a ser un símbolo que usa tanto en las fiestas populares del Archipiélago como en eventos deportivos.

Como cuenta la Coordinadora 22 de octubre, que trabaja por el reconocimiento del valor de dicho símbolo para la “construcción nacional de Canarias” y que está detrás de muchas de las iniciativas que se llevaron a los distintos plenos, desde su creación en 1964, esta enseña ha sido asumido por la sociedad canaria como “un símbolo que representa las aspiraciones colectivas de libertad, hermandad, progreso y respeto a nuestra identidad nacional, y que acompaña a nuestro pueblo en actos reivindicativos, sociales, festivos y culturales, tanto dentro como fuera del Archipiélago, conservando hasta la actualidad su espíritu popular, democrático y rebelde”.

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