Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.
¿Todo está perdonado?
Qué flaca y frágil es a veces la memoria, amigo Tecabluna. Una de las piedras angulares de nuestra Inmaculada Transición fue a Ley de Amnistía de 1977. El que recuerde con cuánto ahínco se opuso la izquierda, en particular el PSOE, a esa ley, que levante la mano. No se ve ni una mano alzada. Pues claro, es que nadie puede recordar tamaña fantasía, porque la única oposición a esa ley vino de la derecha. Con aquella ley quedaban amnistiados “todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis”. Como subrayó Camacho entonces en nombre del PCE: “Pedimos amnistía para todos, sin exclusión del lugar en que hubiera estado nadie”.
Así que todo está perdonado y el franquismo y sus delitos, lavados y tan centrifugados que vivimos en una democracia tan encogida que fue y sigue siendo incapaz de pedir cuentas a la dictadura. El principio inspirador de esta transacción o transición fue: tengamos la fiesta en paz, aquí no ha pasado nada y ahora se trata de sacar tajada. ¿Al PP le pide usted que condene lo que amnistió el PSOE y Santigo Carrillo? Pero sin duda recordará que la única oposición a esa ley vino precisamente de las filas de Alianza Popular. Se aprobó con solo dos votos en contra, los dos de Alianza Popular. “Olvidemos, pues, todo”, dijo Arzallus entonces, con el aplauso de la llamada izquierda (el PSOE y el PCE de Carrillo).
Tampoco habrá olvidado usted que en 2011 (repito, 2011), el PSOE se unió al PP y a CiU para rechazar la proposición de ley que proponía la reforma de la Ley de Amnistía (entre otras cosas, para que Garzón pudiera juzgar crímenes del franquismo). El PSOE, en 2011, del brazo del PP. Lamento recordárselo, pero así son las cosas. Sé que lo fácil y lo que recibe aplausos es echarle la culpa de todo al PP. Sin duda la tiene, pero ¿cuánta culpa comparten con la derecha esos partidos que se dicen de izquierdas y en realidad defienden los mismos intereses? ¿Vamos a pedir al PP que condene lo que, en 1977 y en 2011, no se atrevió a condenar el PSOE?
¿Cómo es posible, se preguntan muchos, que los herederos de la dictadura fueran respetados como príncipes de la democracia; que todo quedara perdonado y que reinara la impunidad? Pues pregúnteselo al PSOE, amigo mío, que renunció a la memoria a cambio de que le dejaran asistir al banquete con el PP. Tengamos la fiesta en paz, eso decían. El problema es que sólo ellos, el PSOE y el PP, estaban invitados a la fiesta.
Unos hicieron la transición y a todos los demás nos la hicieron. Si nos atrevemos a mostrar un juicio crítico, ponen el grito en el cielo, como es natural: no permiten que se ponga en duda el cimiento de su poder. Ahora bien, tan tontos no somos: de la transacción, del olvido interesado y de la impunidad no deber responder solamente el PP, ¿no le parece?