Barcelona quiere aprobar el presupuesto en dos fases para sortear las restricciones de Montoro
Por si fuera poco difícil aprobar un presupuesto con sólo 11 concejales de 41, Barcelona en Comú se ha encontrado con las trabas legales impulsadas por el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. Para el primero de los obstáculos, el primer teniente de alcaldía, Gerardo Pisarello, ha vuelto a tender la mano a la oposición de izquierdas, mientras que para sortear el límite de gasto de Montoro, el gobierno ha propuesto aprobar el presupuesto de Barcelona de 2016 en dos fases. En palabras de Pisarello, el proyecto de 2.708,6 millones de presupuesto “no desobedece” la ley estatal de estabilidad presupuestaria sino que “impugna su espíritu”.
De esta manera, el presupuesto de Barcelona, que se aprobará inicialmente este martes en la comisión de Economía, deberá salir adelante en dos fases: la primera contempla el máximo de gasto no financiero de 2.402,1 millones de euros impuesta por la ley de estabilidad, mientras que la segunda fase consistirá en una ampliación presupuestaria a la mitad del ejercicio de unos 100 millones de euros (90 destinados a inversiones y 10 a gasto social).
Pisarello ha querido destacar que esta es la única manera de “sortear el corsé” de Montoro, un habitual en los dolores de cabeza financieros de la Generalitat que ahora también ha obligado a introducir esta doble aprobación de los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona. El gerente de presidencia y economía, Jordi Ayala, ha detallado que si Barcelona en Común consigue un pacto con la oposición para sacar adelante las cuentas, formalmente el presupuesto se aprobará en dos plenarios, uno por el proyecto inicial y el otro por el ampliación.
Internamente, Pisarello ha descrito el proyecto de presupuestos como un “punto de partida” para debatir con el resto de fuerzas progresistas municipales, es decir, PSC, ERC y la CUP. Para garantizar “la estabilidad” municipal, Pisarello incluso ha dejado la puerta abierta a incorporar algunas de estas fuerzas al gobierno. “Estamos totalmente abiertos a cualquier tipo de acuerdo que se pueda producir, incluyendo una ampliación del gobierno”, ha afirmado el primer teniente de alcaldía.
En total, el proyecto de presupuestos presentado por Pisarello asciende a 2.708 millones de euros, un 6,2% más que el de 2015. El gasto corriente –donde se incluyen las partidas sociales– crece un 5,5%, de 2.013 a 2.123,9 millones de euros, mientras que las inversiones aumentan un 5,9%, de 357 a 378 millones. En este capítulo, Pisarello ha querido destacar que el proyecto de presupuestos “huye de las inversiones faraónicas” de la época de Trias, y que recupera los gastos en “urbanismo de proximidad”. No obstante, se mantienen inversiones diseñadas en la época de Trias, como la primera parte del túnel de la Plaza de Glòries.
Donde sí se ve el “cambio de rumbo” proclamado por Pisarello es en las partidas destinadas a derechos sociales: el gasto en el servicio de atención domiciliaria y servicios sociales básicos aumenta 15,7 millones, y se quiere destinar un millón y medio de euros a la lucha contra la violencia de género y tráfico sexual. En conjunto, la partida de servicios y promoción social aumenta en 32,9 millones de euros, un 12,9%, y alcanza los 287,8 millones.
El sello de Barcelona en Comú en el proyecto de presupuestos también se deja notar en los 1,3 millones de euros que se destinarán al plan estratégico y al Consejo de Turismo Municipal y en el aumento de 4 millones para el fomento de la economía social y solidaria.
Por otra parte, Pisarello ha destacado el aumento del 16% de los recursos corrientes directamente gestionados por los distritos. El primer teniente de alcaldía también ha explicado que se destinarán 10,4 millones de euros más a la financiación del transporte público metropolitano, aunque no ha aclarado si esto conllevará una bajada de tarifas por los usuarios